Se levanta el telón y Hatsune Miku sale a escena. Miles de fanáticos corean el primer tema que abre la noche. La cantante llena estadios gracias a una comunidad que supera los tres millones de suscriptores en Youtube. Sin embargo, hay un detalle que la distingue de otros artistas: Hatsune Miku no es una persona real. Es un personaje virtual, un holograma, creada a través del software Vocaloid.
Hatsune no tiene infancia ni pasado. No hay historias de superación o una familia que la haya apoyado ni un sueño al estrellato. Es una voz sintética creada con un software descargable desarrollado por la compañía japonesa Yamaha en 2004, que permite crear canciones con voces generadas por computadora. Sin embargo, Hatsune Miku es mucho más que una aplicación. Es un fenómeno de colaboración global.
Para hacerla más atractiva entre sus consumidores, en 2007 la empresa Crypton Future Media diseñó un personaje para personificar a esa voz artificial: Hatsune sería una chica de 16 años con pelo turquesa. A partir de ese momento, conquistaría los escenarios del país a través de presentaciones holográficas. Lo paradójico es que, mientras la mayoría de los cantantes trabajan para construir una imagen única y reconocible, ella es justamente lo opuesto: un lienzo en blanco. Su poder radica en la ausencia de una identidad fija.
Cualquiera puede ser Hatsune Miku. Un productor amateur en su habitación puede descargar el Vocaloid, ajustar su voz según sus necesidades, componer una canción y convertirla en un éxito. Por eso, decir que Miku tiene más de mil discos y 100 mil canciones no es una exageración, sino una realidad. Ella es una estrella pop que podés hacer tuya, como una muñeca vudú de Ariana Grande.
Entre sus grandes éxitos, “Levan Polka” (2007) -con más de 25 millones de reproducciones en YouTube-, y “World is Mine” (2008) -que supera los 30 millones de reproducciones-, fueron clave para consolidar a Hatsune como una idol en el ecosistema de internet.
Si bien su existencia es completamente virtual, el impacto emocional que genera en su público es tan real como el de cualquier artista humano, al abordar temas oscuros en sus canciones e realizando fuertes críticas sociales. En su colaboración con la artista argentina Saramalacara, “10percs”, Miku refleja una crisis existencial sobre la inestabilidad de ser una idol. Esta misma temática ya había sido explorada por Miku en 2018 en “Hatsune Miku no Shoushitsu”, una canción con más de 15 millones de reproducciones, que profundiza la fragilidad de su fama y el vacío de ser vista únicamente como un objeto desechable.
El salto a la fama de Miku fue imparable. En 2014, la estrella virtual tuvo el honor de abrir para Lady Gaga durante su gira mundial, llevando su holograma a escenarios internacionales de la mano de una de las artistas más grandes del pop. En 2024, se presentó en el festival Coachella, llevando su música a una audiencia global que la aplaudió como a cualquier estrella consagrada.
Queda claro que Hatsune Miku no necesita un pasado para resonar en el presente. Aunque no sea real, su legado sí lo es y se mantiene vivo a través de cada canción que inspira. Ella es inmortal, pero no por su naturaleza digital, sino porque es reinventada constantemente por una comunidad que la hace suya. Miku está hecha por y para su público.
Escuchá a Hatsune Miku en plataformas (Spotify, Tidal, Apple Music).