Es difícil escuchar a La Paloma y no sentirse interpelado por su sonido. En él conviven pulsos familiares, destellos nostálgicos de las primeras épocas de bandas como Las Ligas Menores o El Mató a un Policía Motorizado. Igual, el vínculo es anecdótico: a éstas las separa un océano y algunos años de por medio. A diferencia de las últimas dos, La Paloma nació en Tetuán, el corazón madrileño, justo antes de que el covid parara el mundo a principios de 2020.
Su debut, aunque ya con algunos shows encima, fue un año después con el EP Una idea, pero es triste: una obra escueta, compuesta por cinco canciones en clave noise pop que rápidamente encontraron su lugar entre un público con el que compartían una devoción explosiva y una desazón existencial. Algo normal después de un año y medio de aislamiento. Temas como “Bravo murillo” o “Palos” sintetizan el espíritu salvaje y al mismo tiempo sensible de su matiz.
A comienzos de este año publicaron su primer álbum de estudio llamado Todavía no, que los puso en el centro del mapa como una de las bandas emergentes de la escena española para seguir de cerca. Afianzando su propuesta, el grupo profundizó aun más en las virtudes y la identidad discursiva de su primera entrega, a la vez que se propusieron empujar su intensidad a otros límites y darse la oportunidad de jugar con nuevas texturas en su instrumentación.
De esta forma, el álbum debut se cimenta bajo la solidez de su sección rítmica y en la policromía que aportan cada uno de los miembros del grupo. Todas las canciones se manifiestan como lecturas sinceras de un mundo hostil pero hermoso, con las dosis justas de escepticismo y desencanto millennial. Aunque el LP fluye vehemente a lo lo largo de sus once canciones, la obra encuentra el espacio para tomar un respiro y plantear reflexiones cáusticas. Aunque los españoles insistan que “Todavía no”, este es su momento y lo están aprovechando.
Escuchá Todavía no a continuación o en plataformas de streaming (Bandcamp, Spotify, Apple Music, Tidal):