La Pandilla de la Muerte es un trío mendocino que crea canciones desde la introspección y la felicidad. Oficializados en 2019 durante los meses previos a la pandemia, los integrantes se conocieron en la capital cuyana motivados por las simples ganas de tocar y formar una banda.
Sus canciones están cargadas de guitarras estridentes y velocidades alternadas entre balada y pesadez, con influencias de bandas como The Strokes y del britpop de finales de los 90. Pero también contienen en su esencia las más profundas raíces del rock nacional: una pizca de blues, una buena dosis de letras atrevidas y mucho, pero mucho, riff.
“Siempre del lado del bien“, uno de los singles que publicaron en septiembre pasado, es el perfecto reflejo de esta combinación de rock argentino y pasajes más británicos, mientras que “Dieciocho doce“, la anterior canción publicada unas semanas antes, parece venir de una banda rollinga perfectamente actualizada y muy distinta a La Pandilla más suave y acústica del EP de 2022, Perdidos en la ciudad.
Si de rollingas se trata, el pasado y presente de la banda está bien marcado por esta tribu urbana y musical. “A mí me encantaba Massacre, Intoxicados y Oasis cuando estaba empezando a aprender a tocar -cuenta el cantante y guitarrista Agustín “El Colo” Villegas en conversación con Indie Hoy-. Somos todos muy melómanos en La Pandilla, pero creo que si algo nos une son los Stones. Literalmente, sin conocernos, ya teníamos todos un tatuaje de los Stones. Tincho es más noventas, Capo más jazz y yo más blues e indie, pero nos encontramos todos en la ancha avenida rolinga de la vida”.
Las canciones de La Pandilla surgen desde los sentimientos más íntimos de la banda y sus ganas de celebrar la vida. “Somos tres tipos sensibles que hemos pasado algunas cosas muy duras en la vida, pero que también sabemos festejar -cuenta Villegas-. En el disco logramos esa dualidad, esa caricia al cuore y esa rebeldía de la alegría al mismo tiempo. Por ejemplo, canciones como ‘Dieciocho doce’, ‘Entornos‘ o ‘Siempre del lado del bien’ son re manijas, van para el frente y te hacen bailar. Después, canciones como ‘La mano de los misterios‘ o ‘Sombras‘ son baladas más reflexivas”.
Fuera de la banda, Villegas es comunicador social y guía turístico, por lo que no debería sorprender su interesante visión sobre la industria musical argentina al comparar su Mendoza natal con la escena porteña. Con respecto a otras épocas, el músico compara: “Veo que hay un hermoso revival del rocanrol en Argentina. Está noventosa la movida, y eso tiene sus desventajas porque bueno, hablamos de neoliberalismo, pero eso también tiene como respuesta esa rabia que tuvo el nuevo rock de los 90 y el de ahora, una rabia hermosa”.
En cuanto a las referencias musicales de La Pandilla De La Muerte, también es contundente su mensaje al nombrar a bandas actuales de la escena porteña y bonaerense como Dum Chica, Winona Riders, Camionero y Buenos Vampiros. Pero el frontman también tiene sus reservas: “La única crítica que le podría hacer a la escena actualmente es que está tremendamente porteña. Se siente que estamos en un momento donde nada pasa por La Plata, Rosario, Córdoba o Mendoza. Buenos Aires está llevando estética y musicalmente la escena, aunque también hay una mención especial a Mar del Plata. Hay una coherencia en el mensaje y cohesión de trabajo que une a las bandas, cosa que aún le falta a Mendoza”.
Sin embargo, sus palabras sobre el futuro de la música mendocina son esperanzadoras. Villegas cree que la calidad de los artistas de la provincia la volverán a posicionar en la escena nacional. Una vez que los artistas mendocinos entiendan el poder de la colaboración, podrán aprovechar una ventaja sobre Buenos Aires. “Los egos en Mendoza son más manejables -dice entre risas-, no como en CABA que es una caldera de egos”.
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