El primer álbum de una banda es especial. Ese primer trabajo suele llevar impreso todos los sueños y experiencias de la corta vida de sus integrantes. Es por eso que esa obra suele transmitir una emoción muy sincera y conmovedora que transpira más allá del nivel técnico o del concepto del disco.
Esto es lo que sucede con Lluvia y sol, el disco debut de Los Aptos, el cual llega apenas un año después de que su cantante, Juan Ortega (de apenas 16 años de edad), comenzara a subir a TikTok covers a guitarra y voz de artistas como Eslabón Armado o Bad Bunny con un toque muy personal y mexicano. Este ejercicio de aprendizaje sobre la marcha le valió un par de videos que se volvieron virales y que sirvieron para que su primer single “Enamorado” llegara a más de 16 millones de reproducciones en YouTube sin ayuda de un sello discográfico o agencia de management. Luego de ese emocionante comienzo, el primer LP de Los Aptos llega con diez canciones que convierten la esencia de esos ejercicios para redes sociales en una experiencia de álbum con la cual un joven de su misma generación se puede perder soñando en el primer amor hasta el amanecer.
Algo importante para contextualizar la música que hacen Los Aptos es que estos chicos forman parte de la escena del Sad Sierreño. Este se trata nuevo género musical donde adolescentes mexicanos americanos de segunda generación que crecieron escuchando el hip hop de Kanye West con sus amigos, toman las reminiscencias de los corridos, la banda, el sierreño y toda la música mexicana que escuchaban sus padres para convertirlos en pop de dormitorio. A la vez, esto forma parte de una oleada cultural un poco más amplia que está sucediendo en Estados Unidos donde los adolescentes están redescubriendo su herencia mexicana a través de la música.
El ejemplo más reconocible de este fenómeno es quizás Natanael Cano, quien es conocido por poner de moda los corridos tumbados (o “corridos trap”) que adoptan el swagger del gangsta rap de Los Ángeles. En este sentido, el Sad Sierreño vendría a ser una versión más íntima y romántica de este género, en donde se encuentran artistas como Eslabón Armado, Junior H y DannyLux.
En ambos casos, la música que sale de esta búsqueda adolescente juega un papel importante como soundtrack de la subcultura del “Takuache Cuh”, un estilo de vida que glorifica varios de los clichés del migrante mexicano de segunda generación en Estados Unidos. Entre ellos, una obsesión por las camionetas grandes (i.e. “Trokas”) o el look de vaquero con zapatillas Jordan y el corte de pelo “Edgar”. Por eso que no es extraño que los artistas que suelen asociarse a esta escena tengan hits virales, ya que hay toda una multitud de adolescentes con playlists temáticas para Takuaches listos para incluirlos entre sus canciones de alta rotación.
Regresando al disco, las canciones se apoyan en un sonido que se siente un tanto como si la canción de “Putita” de Babasónicos fuera tocada en versión acústica, pero con la calma y ambición romántica épica de “Iris” de The Goo Goo Dolls (esa canción de la película City of Angels). Al mismo tiempo, todas las canciones llevan impresas en el ADN un andar típico del tresillo de los valses del folclore latinoamericano y un estilo de cantar inspirado en la música de la frontera entre México y Estados Unidos.
A pesar de la juventud de sus integrantes, el sonido de la banda está muy definido, manteniendo una coherencia impactante a través de sus diez canciones. De esta manera, ya que el track abridor “Mi amor” deja la paleta sonora clara, las siguientes canciones van agregando elementos con mucho autocontrol, mismo que sirven para ir refrescando la experiencia auditiva con una paciencia digna de un disco de ambient. En cuanto a instrumentos, “Noches sin ti” tiene una dulzura especial cuando entran unos fraseos de saxofón enamorado. Mientras que “Enredar” adopta un ligero andar de rock texano de bar cuando se apoya en una batería que aparece con timidez tanto en elementos como en presencia en la mezcla.
Lo mismo sucede con la energía de la ejecución de las canciones. A medida que avanza el álbum, la calma lo-fi y dub de canciones como “Canción pa ti” despierta con una energía renovada en los ejercicios más apegados a los corrido tumbados, “Cuando te vas”, “Corrido” y “Sentimientos y dudas”. Sin embargo, aunque en estos ejercicios Los Aptos hacen un hincapié más fuerte en la música folclórica mexicana, las canciones nunca pierden la intimidad del pop de dormitorio que los acerca a artistas como Bratty y Ed Maverick. Esto último es un elemento clave del disco, ya que esa sensibilidad hace que Lluvia y sol destaque dentro de la oleada del Sad Sierreño y, con ello, no solo le dé un toque muy propio a la música de Los Aptos, sino que también de la impresión de ser un template que bien podría utilizarse como referencia para moldear una nueva oleada de indie mexicano para exportación.
De esta manera, Lluvia y sol es una fotografía del zeitgest que viven muchos de los adolescentes mexicanos-americanos. Una generación un tanto ensimismada en sus cuartos que están redescubriendo la cultura de sus padres aprendiendo a tocar la guitarra en YouTube y grabándose por las noches en la aplicación de GarageBand de su celular.
Escuchá Lluvia y sol de Los Aptos en plataformas de streaming (Spotify, Apple Music).