Cristóbal Briceño es conocido como integrante de la banda de rock chilena Ases Falsos, misma que hasta 2011 fue conocida bajo el nombre de Fother Muckers. Durante una visita a la ciudad argentina de Rosario, Cristóbal fundó Los Castigos, un improvisado grupo junto a miembros del sello Polvo Bureau.
La idea era que el proyecto funcionara como soporte de Briceño para una gira local, aunque también se contempló la posibilidad de grabar un álbum con canciones propias. Esos planes llegaron a buen puerto y en breve se estrenará en las plataformas de streaming el primer disco de esa formación con composiciones inéditas. Cabe destacar que Cristóbal publicó en 2014 a través de Polvo Bureau (en co-edición con Fuego Amigo Discos) su debut en solitario Deja un Rato Piola.
Inspirado por la caótica situación que se vive en las calles de Chile desde hace algunas semanas, Los Castigos gestaron “Parusía“. Allí ellos hablan del arribo de un suceso que lo cambiará todo. En su coro, se canta: “Al avanzar ya lo puedes deducir, con tu boca has de cubrir la boca y la nariz. Y se reducirá nuestra visibilidad, la capa superior del suelo volará, desparecerá al suspiro de la gran tormenta”.
Tuvimos la oportunidad de consultarle a Briceño sobre la situación actual en su país y estas fueron sus respuestas:
¿Por qué creés que el estallido del pueblo chileno estuvo contenido hasta hace unas semanas?
El por qué pasó justamente cuando y como pasó es un misterio y un milagro. Después de la explosión aparecieron toda clase de arrogantes analistas políticos con cara de entendidos dando explicaciones, como si tratase de algo obvio. Pero eso es pura vanidad, ni el más optimista se lo hubiese imaginado. Fue mucho tiempo, 46 años de frustración y rabia contenida, cocinándose a fuego lento. Se pensó en algún momento que la juventud estaba despolitizada, pero solo era un rechazo estomacal a los partidos políticos. La juventud estaba procesando, digiriendo tanta mierda que nos hacen tragar. Hemos visto, atónitos, todo lo que nuestros padres y abuelos soportaron. Y nos salió el indio, como decimos acá. El ser humano aguanta mucho, muchísimo, pero llega un momento en que, como decimos acá, se rompe o se raja, y ya era mucha la presión. Lo más lindo de todo esto es que no hubo planificación. Fue una reacción natural, espontánea y no organizada. Es como vomitar, pasa porque tiene que pasar. Ahora no hay vuelta atrás, si dios quiere vamos a barrer con todo. Incluidos nosotros mismos, está claro que tenemos que cambiar nuestros hábitos.
¿Qué páginas, cuentas o periodistas recomiendas para seguir el acontecer chileno?
No uso Instagram ni Twitter, pero en Facebook recomiendo Prensa OPAL Chile, aunque es un poco angustiante el calibre y el volumen de la información, me parece un medio muy trabajador, serio y responsable.
¿Qué quisieras comunicar al respecto desde tu posición como artista y activista?
Me encantaría ayudar a que la atención no esté enfocada solo en la represión. Digo, es perfectamente entendible pues ha sido brutal. Desde el 2012 que las fuerzas especiales están recibiendo instrucción anti-disturbios en una base militar estadounidense instalada durante el primer gobierno de Piñera en Concón, no tan lejos de donde vivo yo. Eso explica en parte la barbarie sistemática que se vive en la calle. Es una pesadilla diaria. Pero quisiera que también enfoquemos nuestros esfuerzos, nuestro resentimiento y desprecio, contra la acumulación desmesurada de riquezas, pues es la codicia la principal fuente de nuestros males sociales. A los ricos hay que pegarles un apretón serio, que sientan la soga. Los pacos, por muy bastardos que sean, son gente pobre, marionetas de la plutocracia.
Escuchá “Parusía” en plataformas de streaming: