Melina Moguilevsky es oriunda de Buenos Aires y hace varios años forma parte de la escena musical de compositoras y cantantes de esta ciudad. Se formó desde muy temprana edad con técnicas clásicas y populares pero su mayor aprendizaje se vinculó en gran parte a su entusiasmo autodidacta que le permitió explorar las posibilidades de su voz en el canto de una manera diferente. Desde su propia curiosidad y el desafío por cantar pasajes instrumentales, se propuso que su voz necesitaría mayor agilidad y versatilidad tímbrica. Así fue construyendo su marco teórico y visualizando sus propias técnicas para utilización de la voz en el canto, involucrando por sobre todo el movimiento y la conciencia de su cuerpo.
Según Melina, la materia prima de una voz propia tiene la posibilidad de expandirse de forma eficiente dentro de una paleta infinita de sonidos. Ella imagina la fonación como la propia síntesis sonora: combina ataques, formantes, y sostenimientos como si estuviera “perilleando” con su cuerpo parámetros de una evolvente en tiempo real.
La experimentación vocal y la improvisación colectiva fueron parte del lenguaje que acompañó a Melina en su práctica musical casi de manera natural en los comienzos de su carrera. Desde ese entonces ha compartido numerosos escenarios y salas de concierto con músicxs reconocidos del jazz, de la impro, del folclore y del mundo de la canción. Tras su última presentación en banda en 2018, Melina decidió detenerse a preguntarse y repreguntarse sobre cómo, para qué y con quién hacer la música que ella deseaba.
En el camino que conduce el impulso creativo es necesario perderse. Es un trabajo que implica constancia pero también detención. Porque perder tiempo es ganar en espacio y en perspectiva. Así fue como se creó Huecos, un álbum que empezó a construirse sin haberse planeado previamente. Nació tras un calderón de espera en la vida de su compositora, con la frescura de lo intuitivo y lo espontáneo pero también con un filtro del color del tiempo.
Huecos presenta espacios de tanta profundidad que invitan a completar la escucha con la imaginación. Siete canciones que construyen imágenes oníricas desde un trabajo sonoro particular que combina la utilización de instrumentos, voces, electrónica y foleys. Una música introspectiva semejante a conocer el interior de algo invisible a los ojos apoyando la oreja sobre una pared. Se trata de un disco producido desde una escucha situada que construye escenas en diferentes espacios y épocas, donde cada tema es un nuevo acto con escenografías y decorados audibles: susurros, ambientes, objetos, roces y sonidos indescifrables que nos desorientan de sus fuentes.
Por momentos pareciera que somos parte de la grabación. Cada pista introduce una sonoridad singular desde la elección de tempos, materiales y sus particulares mezclas. Los estilos se fusionan y borran los límites entre géneros. Un mixtape, donde lo acústico y lo electrónico se han amalgamado en un mismo instrumento. Sintetizadores, cuerdas frotadas, guitarras preparadas, arpas, freestyles, pentatónicas, arreglos de vientos, aires flamencos y efectos de audio. Una multiplicidad de elementos ensamblados que devuelven potentes imágenes. Y la voz de Melina, que guía nuestra escucha mientras muta con variaciones en el canto y en sus ecualizaciones para generar contrastes entre episodios íntimos y públicos.
Durante varios años, Melina estuvo componiendo su tercer disco sin saberlo. Y algo de especial tiene todo lo que no fue creado para ser exhibido. Como los secretos mejor guardados, en estas canciones se percibe la potencia de escribir letras y músicas como práctica de supervivencia. Canciones antiguas y otras composiciones recientes fueron curadas durante un año de trabajo en estudio. Un largo proceso de transformación y de reencuentro de la artista con su propio archivo.
A mediados de 2021, Melina decidió por primera vez llevar sus maquetas a un estudio en busca de una nueva sonoridad para su música. Comenzó a trabajar con los productores Juan Belvis y Luciano Vitale que en ese entonces acababan de estrenar el nuevo espacio físico de su estudio Belcebú en San Telmo. Confiar la intimidad de sus bocetos a sus productores fue el primer acto de entrega de un proceso que continuó durante un año entero. En diciembre de 2022, Huecos se publicó a través de El Club del Disco, el sello bonaerense encargado de materializar el álbum que es posible de conseguir en formato CD o digital a través de su página web.
A principios de este 2023, Melina se propuso presentar el disco en vivo y atravesar la experiencia de sumergirse en Huecos frente a un público. Para ello conformó su nueva banda con músicos multiinstrumentistas y versátiles en sus géneros: Chowa en sintetizadores, bajo, cello y sampler, Tomás Cabado en guitarras eléctrica y acústica, Tomás Boqué en baterías eléctrica y acústica, sintetizador y sampler.
El 22 de septiembre sonará Huecos en el teatro Xirgu de San Telmo. Melina y su banda apuestan a brindar una propuesta escénica y musical muy especial. Será un recorrido a través del disco atravesando otras canciones, improvisaciones, y nuevas atmósferas sonoras. Además, contará con la participación de músicxs invitados como vientistas, coros y otros instrumentistas que permitirán reconstruir el mundo sonoro de Huecos y entregarlo por primera vez en una experiencia viva.
Escuchá a Melina Moguilevsky en plataformas de streaming (Spotify, Tidal, Apple Music).