“En un momento decidí empezar a cantar como algo irreversible. Había hecho todos los mandatos de lo que debería ser, digamos, cumplí. Pero había una pulsación muy fuerte en mí por cantar, por escribir, por tirar freestyle”, dice la artista uruguaya Miel en conversación con Indie Hoy.
Miel como dulzura y esfuerzo, pilares de su nombre y características del alter ego que hace más de 10 años crea arte que la diferencia de la persona que supo ser y decidió dejar atrás. Su nombre, primera baldosa del camino a su libertad, es también la forma que eligió para hacer canciones y poner en palabras mensajes para todxs, pero, sobre todo, “para las pibas”.
Sus proyectos son profundos y brillantes. Canciones con groove, graciosas, sinceras y sensibles. La raíz, dice, viene arraigada a su devoción casi imperativa a la valentía. La Buenos Aires invadida por marchas que exigían la aprobación del aborto legal, seguro y gratuito le despertó sentimientos inexorables, un picor en la garganta.
El curso de sus palabras corría adentro suyo, pidiendo salir a ese mundo que tanto las había revolucionado. “Si yo fui y me animé y abrí esa puerta, ¿por qué detenerme y no hacerlo y no animarme? Lo hago para todas las que vengan en el futuro”, cuenta.
Awaviva, su álbum debut publicado por el sello uruguayo Little Butterfly Records, demuestra esa necesidad de buscar incansablemente su voz, es la expresión desenfrenada de sueños e inquietudes. El carnaval tuvo mucho que ver en sus decisiones e influencias. El candombe, espacio en el que mujeres como Lágrima Ríos tuvieron un rol fundamental, el folclore y la música popular. Estos sonidos tradicionales están acompañados de intervenciones electrónicas, donde el freestyle se hace presente junto al pop, el R&B y algunos dejos de la excentricidad de su performance.
Uruguay se convirtió en el epicentro de su formulación como artista, como ser pensante, como poeta testigo del paso del tiempo y del efecto de sus traumas y dolores. Pero también es el núcleo de su cercanía a la fiesta, el baile y alegría. Para Miel, esa interacción entre elementos constituye la base esencial de su arte.
“Hay como una idea de que la tristeza o el dolor tienen que ser solemnes, y que una está más afectada si está seria y triste -reflexiona-. Y para mí fue una gran revolución entender que no, que yo puedo estar muy contenta y tratando de ser feliz y tratando de buscar esa llama que me encienda, y no por eso no tener heridas”.
El resultado de esa fusión sirvió como motor para que Miel encuentre a otrxs tantxs resilientes que, furiosxs, no se frenan ante el miedo, la preocupación y la incomodidad de la injusticia. Las personas que colaboran en sus proyectos son mucho más que músicxs talentosxs: son constructorxs de identidad, apoyo incondicional, porciones de un movimiento mucho más grande que la suma de sus partes. La magia, en parte uruguaya, en parte argentina y en otra parte despojada de un origen, tiene por nombre a la amistad. Los dolores y las euforias cotidianas, tejidos entre palabras compartidas.
De aquí en más, el futuro es emocionante, en ambos lados del Río de la Plata e incluso más lejos. Con el amor y la alegría a la cabeza de sus movimientos en este mundo hostil, del que también rescata la belleza, la esperanza y la tenacidad, Miel avanza con sus palabras filosas, su transformación perenne y sus amigxs. Libera sus pensamientos, respeta y alienta a sus espontaneidades. Arma su equipo para un día poder estar “por todo el mundo, canturreando”.
Escuchá a Miel en plataformas de streaming (Bandcamp, Spotify, Tidal, Apple Music).