La música y el baile como cura para el drama, para la pena. Así lo vive Natalia Vásquez, compositora y voz tras Mora Lucay, proyecto que de la mano de canciones tan festivas como melancólicas, hoy encanta al público chileno gracias a Bestia, un segundo álbum que propone una suerte de universo electropop acústico con una prosa sensible y cargado de colaboraciones con artistas del circuito independiente de nuestro país vecino.
Lucay es el apellido de su abuela materna, y por qué no honrarla en un proyecto sincero, de carácter fuerte, con una identidad femenina y latinoamericana que se fue macerando de a poco en el pequeño escenario de una feria de verduras orgánicas de su natal Valparaíso. “Empecé a componer de manera insegura. En la medida en que fui mostrando las canciones, sociabilizándolas, y me empezaron a decir que estaban buenas, tomé más seguridad. Fui buscando escenarios chicos donde no hubiera nadie que me conociera y encontré una feria de verduras orgánicas donde empecé a tocar a cambio de verduras, porque tampoco era tan regalada la cosa”, comenta Natalia a Indie Hoy entre risas, y añade: “Ahí toqué, me fui con mi saquito de verduras a la casa y dije ‘¡esto es perfecto!’. Después seguí yendo y fui algo así como la música estable de la feria, así que también empecé a invitar gente a tocar y se empezó a desarrollar algo”.
Cuando se empezó a desarrollar ese algo es que le preguntaron a Natalia si se quería tomar en serio el proyecto. Ante su respuesta afirmativa, llegó el proceso de grabar 100 mg (2016), su primer disco producido “a pura intuición” que los llevó a presentarse en festivales de Colombia, Estados Unidos y Francia y en el que desplegaron ese sonido latino combinado con letras sufridas al que llamaron “dramatic pachanga”.
Años después, y algunos meses antes de que se desatara la pandemia, Mora Lucay ya tenía listo su segundo disco, pero en Chile los tiempos estaban agitados y el estallido social acaparaba la atención de todos y todas. Parecía que nadie podía -ni quería- ocuparse de otros asuntos que no fueran los que ocurrían ahí afuera, en la calle, todos los días. “No era el momento para lanzar nada”, dice Natalia, quien quiso esperar y luego se enfrentó, como todxs, a la pandemia, lo que aplazó aún más la salida del nuevo trabajo.
Finalmente Bestia salió en noviembre del 2020 y fue la puerta de entrada para la banda a nuevos públicos, esto gracias a las colaboraciones con Niña Tormenta, Diego Lorenzini y Chini.png (todos artistas reconocidos de la escena independiente chilena), y a su sonido más volcado al electropop, aunque conservando lo acústico y latinoamericano de 100 mg. “Antes de la pandemia empezamos a tocar en formato dúo con Marcelo Guzmán, el Chino, en muchas tocatas -cuenta Natalia-. Yo tocaba el ukelele, cosa que antes no hacía, y él, la guitarra. Así encontramos una sonoridad rica, muy nueva, muy cálida, y eso sirvió para hacer nuevos arreglos que después se reflejaron en el disco”.
El trabajo de producción de Bestia fue realizado junto a Juan Pablo Bello, quien ayudó a unificar el sonido y a conectar las nuevas influencias de Mora Lucay con la esencia del primer disco. Nada se pierde, todo se transforma, dicen. Así, en esta nueva placa se revela una faceta más lúdica del proyecto, con más curiosidad por los detalles, las capas, y con ánimo de contar pequeñas historias cotidianas de una manera íntima y a la vez poco solemne, divertida.
“A mí me gusta bailar, me gusta el hueveo, y quería que estuviera eso en el disco”, señala Nati, y así fue. La inclusión de ritmos africanos y melodías enérgicas invitan al movimiento, a sudar los males con esta música quitapena en la que canciones interpelantes como “Ahora contesta” o “Me gustas” dialogan con la introspección y la crudeza de “Humana”; mientras “Jugar con los amigos”, canción nacida del entusiasmo por querer compartir la música con otrxs, se choca los cinco con “Bestia”, la canción más pop-rockera del disco y donde Mora Lucay evidencia las trampas de la cabeza; por otro lado, la actualidad e ironía de “Sí sí sí” se equilibra con lo pedagógico y tierno de “El código del ritmo”.
De esta manera, el más reciente trabajo de Mora Lucay propone una búsqueda por decir las cosas de forma diferente, jugando con los tonos y los momentos, con los ritmos y las texturas, en pos de reflejar con frescura pop los distintos lados de una personalidad única y así, finalmente, liberar a la bestia.
Escuchá Bestia de Mora Lucay en plataformas de streaming (Spotify, Apple Music).