No es posible tomarse más en serio el concepto “Do It Yourself” como lo hace Henry Kohen. No en el sentido material, sino en el musical. Kohen es el único miembro del proyecto que denominó Mylets. Basta con escuchar “Trembling Hands” para entender por qué no es un intérprete en el sentido tradicional. Mylets suena a una banda completa. Sus influencias pasan por el math y el post rock. Kohen escribe, compone, toca y ejecuta absolutamente todo lo que suena en su flamante primer LP Arizona y lo mismo hace en vivo. Durante toda su adolescencia estuvo perfeccionando su banda unipersonal a base de pedales loop. Arizona se lanzó en abril de este año por Sargent House, luego de que la misma compañía descubriera y relanzara en 2013 los dos primeros Eps bajo un Lp titulado Retcon, del cual hoy Kohen se siente bastante distante. Sargent House lanzó en ese entonces un falso Lp, con un joven Kohen de tan solo 17 años, conscientes del potencial hallado como promesa del futuro del post rock, y que serviría de antesala para su proyecto de larga duración.
Ver a Mylets en vivo es ver a un post adolescente de aspecto liceal o universitario novato, que simultáneamente canta, toca su guitarra y se abalanza compulsivamente hacia una eléctrica alfombra de pedales y sintetizadores. Kohen compara su forma de tocar con hacer malabares.
El talento de Kohen es diverso, tanto técnico como compositivo. Domina la armonía clásica, pero también experimenta con las posibilidades de sus equipos. A su corta edad ya es capaz de escribir canciones tan memorables como complejas, esquizofrénicas y compactas. Kohen mete en su licuadora beats electrónicos, quirúrgicos e hipnóticos riffs, ambientes noise, voces sutiles y algunas roncas y gritonas. Es como si Kohen terminara de escupir su adolescencia con este disco para plantarse firme y seguro con su proyecto unipersonal. Arizona es una obra comprimida de música inorgánica y cerebral, pero no por eso desalmada. Si bien es un declarado fan de U2, Adrian Belew y Trent Reznor (Nine Inch Nails), artistas que se acercan al concepto de post-rock, sus más explícitas influencias pasan por las mismas bandas del interesantísimo sello Sargent House, como Tera Melos o And So I Watch You From Afar (en este momento se encuentra en plena gira teloneándolos). Ambas con una inconsciente devoción en común por el math-rock (música con fuerte énfasis en la exploración de patrones rítmicos y la alteración de los mismos).
Kohen puede sonar a una banda completa si se lo propone. Mylets logra comprimir en una canción de 3 minutos (o menos) melodías disonantes y gancheras, contrapunto de riifs, ambentes noise, y secuencias electrónicas.
“Trembling Hands”, tema que abre el disco, es un cañonazo grunge compuesto en 7/8, que abre el disco y fluye como si fuese una métrica tradicional (algo similar a lo que sucede con “Money” de Pink Floyd, salvando las distancias). “Honeypot” es quizá la canción más representativa de su música técnica y pasional. Comienza con una batería programada, luego un entrecortado riff que da paso a una melodía de guitarra y voz que recuerda a las melodías que componían las bandas psicodélicas de los 60’s, y estalla con un histérico estribillo que cambia radicalmente la melodía. Culmina con un breve pasaje ambiental de guitarras con delay. El experimento instrumental “King Sleeps” mezcla música electrónica con rock industrial. El otro instrumental “Homes” es la pieza más delicada que funciona casi como canción de cuna. “Retcon” y “Ampersand” son otras de las grandes canciones que muestran una vez más la destreza de Kohen para la composición. Casualmente “Arizona” (cabe mencionar que Kohen en realidad es del estado de Indiana) es quizá la canción menos excitante, con un riff predecible y una estructura monótona que no varía durante la canción.
El disco dura casi menos que el estándar de un disco punk, no hay parafernalia de nada, sólo canciones ajustadas e intensas, que dan un sólido punto de partida a la discografía de Mylets y que deja expectante por lo que vendrá.