En una época en la que las capitales culturales del mundo parecen haberse convertido en meras iconografías —más marcas que ciudades— el dúo New York aparece en la escena para desdibujar las fronteras de la música experimental. Con una identidad que trasciende los símbolos reconocibles y las expectativas asociadas a su nombre, New York propone un sonido que desafía la mercantilización musical, explorando estéticas que evocan tanto la disonancia como la vitalidad cruda de ser una chica en la ciudad.
A través del sampleo de loops libres de derechos de autor, combinados con el sonido de clics, cortes, voces entrecortadas y letras impulsivas, la artista visual y modelo senegalesa-estadounidense Coumba Samba y la performer estoniana Gretchen Lawrence vienen construyendo un nombre desde la salida de su primer álbum, No Sleep Till N.Y., en 2022. Su sitio web declara: “New York mastica los sonidos y las imágenes del hip hop, el pop y el electro y los escupe en las calles de la ciudad”.
Después de autopublicar su primer álbum, este año, bajo el ala de Relaxin Records (el sello de Lolina), sacaron su segundo, Rapstar*. En él, la imagen de New York que podíamos habernos hecho con su primer álbum -en el cual un coqueteo con un sonido pop y bailable era indudable- se desconfigura y termina de romper, para abrir paso a un sonido mucho más críptico, difícil de digerir, pero que una vez digerido solamente produce asombro, confusión y expectativa.
Parecería imposible que un producto tan poco amigable con el oído se acople con tanta facilidad a letras con la simpleza de la de “Bronx”, en la que se relata un paseo por la ciudad. De todos modos, en Rapstar* no faltan momentos pop y reminiscentes de No Sleep Till N.Y., como la colaboración con Lolina, “Hi”, en la que se presentan con timidez, a modo de coreografía verbal telefónica, sobre un sintetizador pesado. Pero estos momentos no son representativos de la identidad que el dúo de artistas propone en esta nueva entrega, profundizada y complejizada en canciones como el track homónimo, “Rapstar”, que logra reflexionar sobre la fama y el rol del gobierno en tan solo 9 líneas.
La estética de la modernidad gen-Z no solamente entra en juego a través de beats glitcheados, reminiscencias del indie sleaze y un casi moribundo spoken word, si no que también, y sobre todo, a través de un liricisimo que se posiciona en el límite exacto entre la ironía y la inocencia.
New York deja muchos elementos sobre su estética, mensaje y propuesta con un signo de pregunta. Presentados como enigmáticos sin contestar, por un lado para seguir difuminando la categorización de sus canciones, por otro, para atentar de algún modo, con una actitud cuasi punk, contra una era en la cual la definición precede al análisis. Quizás el elemento más representativo de su actitud sea su nombre: imposible de googlear, imposible de encontrar, perdido entre un montón de elementos icónicos y que parecerían ser similares a ellas, pero que nada más lejos pueden estar de serlo.
Antes de su debut en Buenos Aires el 30 de noviembre en el festival Hyperlocal, el dúo habló con Indie Hoy sobre los procesos detrás de Rapstar*.
Ambas son artistas visuales. ¿Creen que su trasfondo visual afecta a su forma de enfocar la música y de escribir sus canciones? ¿Creen que esto también ocurre a la inversa, es decir, que su trasfondo musical afecta a su trabajo como artistas visuales?
Gretchen Lawrence: Supongo que ayuda con la construcción de mundos. Es importante para imaginar dónde y cómo existe la música.
Coumba Samba: Sí… si estamos escuchando algo o investigando cierta parte de la historia de la música, entonces todo se entremezcla.
Rapstar* es un álbum sobre la vida en la ciudad, ¿cómo suena una ciudad para ustedes? ¿Qué música les gusta escuchar mientras caminan por la ciudad?
C: Ruidosa. Y odiosa. Normalmente Hot 100.
G: Caótica, pero melódica y, de algún modo, perfectamente organizada. Me encanta escuchar free jazz, añade caos a la vida.
¿Cómo fue el proceso de composición del álbum? ¿Creen que el proceso fue diferente al de su anterior álbum, No Sleep Till N.Y.?
C: Primero decidimos cómo queríamos que sonara y después…
G: Empezamos a recopilar samples y a romperlos, asignándolos a determinadas canciones. Las letras siempre vienen primero.
C: Rapstar* es mucho más experimental, así que el proceso fue mucho menos orgánico porque estábamos muy atascadas en los detalles.
G: No Sleep surgió muy naturalmente, porque el concepto para el álbum se estaba formando desde un tiempo antes de empezar a producirlo. Veo a Rapstar* como un desarrollo del primer álbum. Hicimos zoom en ciertos detalles líricos y de la producción de No Sleep y los expandimos.
El álbum en plataformas de streaming está dividido en dos lados. ¿Qué inspiró esta decisión? ¿De qué manera difieren las canciones del primer lado de las del segundo?
G: Queríamos que la experiencia del streaming digital fuera similar a la de la reproducción física, en la que tenés que girar el cassette.
C: Había un montón de canciones en el álbum, así que dividirlas tenía sentido para que hubiera más tiempo y espacio para escucharlas. El primer lado es más pop, el segundo más experimental.
Rapstar* cuenta con un gran elenco de colaboradoras, que van desde Ren G, hasta No Bra y Lolina. ¿Por qué ellas?
G: Son nuestras amigas y nos encanta lo que hacen.
G: Además, todas son girlboss icónicas de la escena…
¿Qué referencias tenían, musicales o no, a la hora de componer el álbum?
C: Teníamos una playlist con mucha música rap. Pensábamos en la obsesión, el amor y la tristeza.
G: Creo que surgió en un momento en el que las dos estábamos muy deprimidas con el mundo, así que Rapstar* es una expresión de eso.
Si Rapstar* fuera una prenda de vestir, ¿cuál sería?
C: Un sombrero militar, o una minifalda.
¿Cómo se sienten respecto al drama?
G: Lo evito.
Rapstar* reflexiona sobre la fama y la figura de la estrella, pero no en un sentido pretencioso o críptico, sino presentando una serie de declaraciones breves, similares a tweets, que abren una serie de preguntas. ¿Qué relación creen que tiene este procedimiento con el rap? ¿Por qué Rapstar y no Popstar? Me gustó mucho su performance vocal en el álbum, yo diría que son Spokenwordstar.
G: Puede ser que las letras sean más una corriente de consciencia, sin tanto autotune ni nada de eso. Hay mucho glitcheo vocal, por ejemplo, en la era de Pink Friday de Nicki Minaj, pero está oculto en los build-ups y subidas de las estrofas y solamente ocurren durante un segundo. Intentamos ampliar esos pequeños detalles vocales y convertirlos en canciones completas.
C: El rap es más real.
G: Pareciera que la gente no escribe canciones sobre ser de la ciudad de Nueva York, así que creo que esto también tiene mucho que ver con Coumba creciendo en la ciudad. No hay NYC sin rap y sin hip hop.
¿De dónde salen sus samples?
C: Información top secret, pero hay un montón de websites de samples gratuitos.
G: Y grabaciones de campo. En “Worldstar” sampleamos el motor de un colectivo eléctrico, grabado en las calles de Londres.
¿Cómo describirían la textura sonora del álbum?
C: Glitcheada.
G: Muy áspera, pero también muy suave en algunos puntos.
¿Qué tenían en mente al hacer el arte de tapa?
C: Ahora es diferente. Al principio se suponía que reflejaba una ciudad caótica.
G: Es más parecido al cassette físico, amarillo neón y con stickers de lado A y lado B. Muchos álbumes de rap tienen tapas dibujadas o ilustradas, así que nos parecía lógico hacer referencia a eso.
¿Algo que no haya salido de sus mentes en los últimos días?
C: Que no puedo esperar a volver a Japón.
G: Tengo un nuevo libro sobre la escena noise neoyorquina de los 90 y 2000, no puedo esperar a empezar a leerlo.
New York se presenta el sábado 30 de noviembre desde las 24 h en El Maquinal (Anchorena 364, CABA) en el marco del festival Hyperlocal junto a Driado, LC, Lylla, El Eqal, La Fina 24 & El Preferido RD. Entradas disponibles a través de la web de Maquinal, con 50% de descuento para socios de la Comunidad Indie Hoy.
Escuchá a New York en plataformas de streaming (Bandcamp, Spotify, Tidal, Apple Music).