La banda chivilcoyana Oesterheld es la evolución de Cambalache. En su búsqueda de formar un grupo con más power, y transmitir un claro mensaje ideológico a través de sus canciones. Está conformada por Maximiliano Cardiello (saxo), Diego Stratta (bajo), Juan Lavigna (guitarra), Nicolas Muchiut (teclado y voz), Julian Muchiut (batería), y Santiago Carafi (Teclado).
¿Cómo surgió Oesterheld?
De una charla. De pronto nos encontramos en la casa de Ale Juancorena (quien es un integrante más en la banda desde aquel día encargado de la imagen grafica y aportando al concepto general) con la idea de hacer crear nuestra canciones. De una serie de opciones apareció el nombre y desde ese día continuamos con el proyecto con total compromiso. Intentamos crear independientes de ataduras. El proceso creativo, por lo menos el nuestro, es muy salvaje, casi primitivo. Donde el animal que llevamos dentro le gana al compositor lleno de prejuicios o limitado por el mercado en estos tiempos. Buscar lo genuino, siempre seguidos de cerca por las influencias, pero sin limitaciones.
Dentro del campo de la música el aprendizaje es constante e infinito. Uno va nutriéndose y recibiendo información en cada lugar que recorre. Entonces podríamos decir que durante todos estos años hemos aprendido mucho; y a nivel experiencia, teniendo en cuenta el pasado, las opciones ahora son múltiples. Los caminos posibles crecen día a día, si nos conformáramos con lo ya logrado, musicalmente como banda estaríamos en problemas.
¿Por qué Oesterheld?
Para desde el vamos sepultar la idea del arte no comprometido. El artista ajeno a su alrededor entonces, con Oesterheld, encarnamos un ejemplo de compromiso artístico con la realidad. Intentando estar siempre atentos a las situaciones y luego volcarlas en un papel, como lo fue Germán o el mismo Charly.
La elección de las interpretaciones, ya sea propia o ajena, antes son filtradas por esas ideas que nosotros creemos dan una impronta un poco más genuina a la banda, tratando de hacernos a un lado de cualquier facilismo. Es por esto también la elección del nombre. Hace unos meses tuvimos la posibilidad de juntarnos con el nieto de Héctor; Fernando Araldi Oesterheld y se puso muy contento de ver cómo unos pibes del interior elegimos cargar con semejante responsabilidad. Y es eso, son imágenes que nos entraron por los ojos desde un tiempo atrás que no deben disolverse en el tiempo. Por supuesto que en nuestras canciones también aparecen el amor, la muerte, la tristeza, o cualquier situación cotidiana que podamos contar. Porque además esa es la función de un artista en el mundo, ¿no? Como también es importante no olvidarse del contexto en que uno está creando. Nadie hace estando ajeno a todo, como si fuese una bola de cristal que nada lo atraviesa. La vida esta llena de desventuras que los que elegimos esta disciplina debemos contar. No solo es amor la vida. No solo es amor la música.