A Juan Sebastián Zevallos se lo reconoce por su pelada. A voluntad, o eso es lo que pareciera. Nos encontramos en un bar por Plaza Francia y me recibe con un cálido saludo de compatriotas en un país que no es el suyo, pero que por un rato están en casa mientras pueden hablar en su jerga común sin tener que explicarse.
“¿Cómo está tu familia?’’ es lo primero que me pregunta una vez que nos sentamos, refiriéndose al terremoto que azotó Ecuador, devastando una gran parte de la costa. Una vez aclarado que nuestros seres queridos están bien, toma un sorbo de su stout y me pregunta qué me sirvo, recomendándome una cerveza antes de poder terminar de responder. Como todo guayaquileño, sabe estar en control, es fresco, relajado. En su acento y risa se nota su nacionalidad, casi sin demostrar los 6 años que vivió en Buenos Aires mientras estudiaba música en la UCA.
La fusión de géneros que tiene su música sería fácilmente clasificada como “salsa”, pero él insiste en que lo suyo no es salsa, que es un revival de la música tropical de los 70. Si nos enfocamos en su disco, Matavilela, nos damos cuenta. Aquí hay un poco de todo, cha cha cha, salsa, ska, pero siempre de la mano de lo tropical/bailable. “Es conceptual y media, diría yo’’, me responde cuando le pregunto por la inclinación del disco y cómo es “medio conceptual”. “Estaba en una etapa de mi vida donde quería realmente entender el arte ecuatoriano además de la música”, fue los inicios de este proyecto. “Encontré un libro en mi casa, El rincón de los justos, de Jorge Velasco Mackenzie, que había leído en el colegio pero recuerdo que en ese entonces no lo entendí realmente’’. El libro cuenta la historia de un barrio ficticio, Matavilela, (que de ficticio solo tiene el nombre porque está inspirado en algún barrio real del centro de Guayaquil) al cual el municipio declara “zona roja” y le da 30 días a sus habitantes para mudarse, durante este período de tiempo suceden muchas cosas, historias de barrio y de gente que vive y muere por él. Así, Juanze se basó en el libro y pintó los personajes de tal como él quiso, haciendo una adaptación en la cual se muestra la mano que mete a la historia. En canciones como “El fluvio reyes“, “El Sebas“, “Matavilela“, las letras son tan descriptivas que crean ciertas ganas de leer el libro y saber más de estas historias.
La música de Juanze pretende llegar al que probablemente no sea muy conocedor de la música tropical, no quiere ser tan encasillado y espera poder convertir a los no creyentes del género. Algo así canta en “Ella no sabe que le gusta la salsa“, canción que se explica muy fácil. “Después de este disco yo quedo en paz. Me puedo morir mañana y todo bien.’’ Me cuenta que está por salir a Europa, que está poniendo una nueva productora aquí llamada Diente de oro, me cuenta de su amistad con los miembros de El Kuelgue y por último pide la cuenta y se ofrece a pagar, está apurado, hoy es 4/20 y quiere celebrarlo como se debe.