Se dice que el collage sonoro fue anterior a su uso en la pintura. En 1906, Charles Ives presentó la obra “Central Park in the Dark”, en la que forjó la sensación de un paseo por la ciudad al intercalar varias melodías y citas distintas una encima de la otra. Así nacía el collage como forma de expresión musical, resultado de superponer y esencialmente “pegar” muestras sonoras para crear una pieza de arte auditivo. Más de 100 años después, un colectivo neoyorquino se encarga de revitalizar esta metodología para sumergirnos en los suburbios de la ciudad y expresar el sentimiento atascado y frustrado que a menudo enfrenta la juventud afrodescendiente.
A lo largo de la historia, el collage sonoro fue encontrando adeptos que configuraron distintas mecánicas en base al arte de copiar y pegar muestras auditivas. Desde sus comienzos, bajo la escuela de la Música Concrète, se pudieron crear collages abstractos de varios sonidos grabados en cinta. “El desarrollo del tape music y la electroacústica fomentaron el crecimiento de la música de estilo collage, sin embargo, la mayoría de estos se limitaron a los campos de la música de vanguardia y clásica, con artistas como Iannis Xenakis, John Cage, Brion Gysin, William S. Burroughs, y Terry Riley utilizando el collage como catalizador para impulsar sus ideas artísticas” (HiSoUr, Collage Sonoro, 2016).
Con la llegada del muestreo y la disponibilidad de ordenadores personales, los collages digitales se volvieron comunes a partir de la década de 1990. Además, la piratería musical permitió la recolección rápida de muchas fuentes de audio para reciclar y reutilizar en piezas de collage, y la creciente popularidad del rap y el house hizo que el muestreo y la idea del collage de sonido fuera un recurso estilístico para productores que, a finales de década, adquirieron softwares de edición como Ableton, o samplers como el mítico AKAI MPC2000 inmortalizado por beatmakers como J Dilla y Madlib.
El muestreo como recurso estilístico siguió con la llegada del nuevo milenio, esta vez consolidado en terrenos ajenos a las vanguardias, fusionado con subgéneros de época como la folktrónika de The Books o la adhesión del hip hop abstracto, que en su repertorio contaba con álbumes de la talla de Madvillainy (2004). Desde entonces, la técnica del muestreo, el collage sonoro y el rap se mantuvieron como aliados hasta el presente mismo, esta vez consolidados como una yuxtaposición que la mayoría de las veces es correspondiente del hip hop experimental.
Actualmente, quienes son los encargados de representar la técnica del collage sonoro, tienen el atractivo de hacerlo de una manera particular. Desde 2016, existe una escena de rap DIY proveniente de Nueva York que resucita la obra de Charles Ives: un recorrido lineal, de “paseo”, como experiencia musical. Red Burns, mixtape de 2017 de la banda Standing on the Corner, es un collage que consta de varios bocetos musicales incompletos realizados por uno de sus integrantes, Gio Escobar, que luego fueron mezclados en algo hilarante y aterrador por Jasper Marsalis (también conocido como Slauson Malone). El resultado es una narración de flujo libre dispersa en un collage abierta a innumerables interpretaciones, pero que en conjunto, está destinado a sentirse como un viaje. Con la llegada de Standing on the Corner y su colectivo, de a poco empezaron a emerger nuevos portadores que llevarían el collage sonoro a una especie de revival.
Estos grupos y productores de collage sonoro que pertenecen a la era posterior a Red Burns guardan una correlación estrecha: la mayoría proviene del mismo lugar, Nueva York, y la mayoría tiene una historia para contar. Esto es lo que diferencia a esta comunidad de sus antecesoras. Por ejemplo, un pilar del collage sonoro en los noventa fue el mítico grupo japonés Ground-Zero, famoso por fusionar al género con técnicas como el plunderphonics y el turntable music. Si bien el resultado fue novedoso, carecía de un relato o un significado. Su propósito era elaborar un producto irracional, apoderarse de tu cerebro y meterlo en una batidora y ser el grupo más odiado de la primera escucha. Standing on the Corner y sus colegas aprovechan la destreza del collage para yuxtaponer fragmentos históricamente devaluados en una forma de montaje que les permita arrojar nuevos significados dentro de una unidad estética. El crítico Matthew Strauss afirma que: “las muestras se usan en gran medida para conectar innumerables ideas […] como una forma de transmitir y traducir su idioma secreto al resto de la humanidad”. Hay un detalle sonso pero efectivo a la hora demostrar el engranaje entre esta comunidad, y es cómo el cierre de Tangram, último disco de Material Girl, es el comienzo de otro material directo, Tears of Joy, del rapero y productor MIKE.
Michael Jordan Bonema, mejor conocido como MIKE, es otro sostén dentro del revival de collage sonoro, pero a diferencia de los ya mencionados, su carácter es más tradicional. Su producción está inclinada hacia atrás, en un gusto por la producción irregular de la línea de MF Doom y J Dilla, mientras rapea sobre salud mental, resistencia e identidad negra. Para Gio Escobar, líder de Standing on the Corner, su sonido encarna el sentimiento atascado y frustrado que a menudo enfrenta la juventud negra en el mundo, particularmente en el clima político actual. Al igual que con MIKE, hay una noción de resistencia dentro de estos registros que, para el crítico Nazuk Kochhar, es un producto de y para una comunidad que se está perfeccionando. Esto deja una sensación de esperanza y optimismo profundamente sentido.
Dentro del collage, muchas de las ideas pueden no parecer tan fluidas, pero el mejor artista del género siempre tiene un punto en común al cual volver. Para Gio Escobar, lo ideal es samplear el pasado para explicar este extraño presente que, en resumen, es la esencia misma del collage sonoro. Esta comunidad se encargó de reanimar una metodología que hoy parece intacta, quizás por eso se trata de un colectivo de artistas que se sienten más como un grupo que como un movimiento, “un grupo de almas introvertidas y soñadoras que intentan aferrarse a algo intangible que sienten que se les puede arrebatar”.