Hasta 2016, Rulo Godar era el líder de La Nieta de Godar, banda de rock con la que recorrió los escenarios de Buenos Aires y se metió de lleno en la escena porteña. Pero cuando se fue de viaje por el norte del país, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y México, redescubrió una raíz andina y múltiples sonidos. De esa experiencia nació el germen de Rulo Godar & Nación Wiphala, su proyecto solista.
Entre las influencias del cantante afloran múltiples estilos. “Soy fan de Atahualpa Yupanqui en cuanto a la composición, la búsqueda de la simpleza y la tierra, y también de Spinetta”, cuenta en conversación con Indie Hoy, además de mencionar a Beck y David Bowie por su estilo desprejuiciado y a León Gieco, Gustavo Santaolalla, Manu Chao y Café Tacvba por su mixtura de sonidos. Según afirma, esto comulga en “una especie de mestizaje bonaerense” o el género desgenerado al que suele hacer mención Kevin Johansen. “Me cuesta mucho encontrar un arraigo en Buenos Aires y me parece interesante como artista buscarlo”, concluye.
El primer álbum de este proyecto se armó en el viaje, con una primera búsqueda al juntarse en México con Martín Campissi, baterista de La Nieta de Godar. Luego, ya de vuelta en su Mercedes natal, el estudio de Marcos Porcar, Equilibrio, le terminó de dar el toque. “Iba toda la ciudad, entonces terminó siendo un disco que tenía la impronta de la comunidad”, afirma. Ese experimento derivó en Desaparecer, publicado en 2017, cuya adaptación al vivo también se puede escuchar en el disco En concierto, dividido en dos tomos. También entre esos invitados del álbum y el rodaje en vivo surgió Nación Wiphala como banda estable.
Actualmente Rulo se encuentra presentando En la luz, su segundo disco, que tiene en su gen un viaje a la India y experiencias en el Himalaya y el Tíbet. De hecho, de esos lares salió uno de los instrumentos que aparecen en escena que es el didyeridú, un caño de madera hueco que tiene una parte donde se toca con la boca y que tiene origen australiano, pero según Rulo se replica en los sonidos tibetanos y andinos en instrumentos similares. También aparecen bajos, guitarras eléctricas, un set de cuerdas sampleadas, una cigar guitar, una caja chayera, una ocarina (que en Brasil se llama sonoro), un charango y otros tantos pequeños artefactos. Por otro lado, “Me llaman viento” está grabado con seis micrófonos en ronda con sonido cuadrafónico y en “Chay Llay” se llega a apreciar una manifestación india.
Este mundo que es Rulo Godar y Nación Wiphala encuentra su forma en la mixtura con identidad. Por momentos se puede escuchar algo que refiere a Jorge Drexler, por otros quizás a Científicos del Palo o incluso sonidos que remiten a los discos más clásicos de Finntroll o The Hu. Todo bajo esa raíz andina que busca reflejar hasta en el diseño del arte de tapa. De hecho, los colores de las dos portadas de los discos salidos hasta ahora son el blanco y el verde, ambos presentes en la bandera wiphala, y la intención es que el proyecto llegue a siete álbumes que sean con todos los restantes.
Rulo Godar y Nación Wiphala se presentarán este sábado 19 de febrero a partir de las 17 h en el Festival Cultura y Barbarie en Mercedes (Calle 625 e/615 y 619, Altamira). Mirá el video de “De Francescas, Elenas y Amadeos” a continuación y escuchá En la luz en plataformas de streaming (Spotify, Apple Music).