A pesar que de entrada pueda sonar un poco confuso, Las Hermanas no son un par de señoras sino todo un laboratorio de samples y beats derretidores manejado por una sola persona. Él, bogotano, artista visual y juicioso digger de viejas joyas editadas en pasta negra, es Diego Cuellar (antes conocido como Mc Perro). Su proyecto apareció en escena con algunos lanzamientos misteriosos subidos a internet, editados en cassette y publicados a lo largo del 2014: Las Hermanas I y II. Ese fue el comienzo de Las Hermanas, una propuesta inspirada en personajes como J Dilla y basada en el sampling de viejos vinilos olvidados de los sesenta y setenta que podrían estar guardados en algún cajón en la casa de tu abuela o siendo ofrecidos en la calle por unos pocos pesos.
Y es justo gracias a la magia de acetatos gastados y la reivindicación de conocidos artistas de la balada romántica (conocida como “música para planchar” en Colombia) como Raphael, Camilo Sesto o Roberto Carlos, que los samples que rescata para sus producciones tienen ese sentido psicodélico, melancólico y frío, como la ciudad de donde provienen. Una propuesta que además se aprovecha de las bases de hip hop y el estallido del noise para meterse realmente en un experimento delirante, apto para la pista de baile y por sobre todas las cosas, original.
Gracias a ese sonido ácido, Las Hermanas aterrizó en el Sónar Barcelona el año pasado junto a artistas como Fatboy Slim y Skepta e hizo parte de su edición 2015. Todo esto, claro, convirtiéndose en el camino en un un fijo de las noches bogotanas donde sus presentaciones también son conocidas gracias al trance visual que proponen. Actualmente, este reservado arquitecto de samples anda trabajando en INDIO, el colectivo que tiene junto a otros beatmakers colombianos y en abril publicó No Amanece, su último EP y el sucesor de su primer LP Nadie jamás ha visto una calavera triste de finales del 2016.
Escuchalo un rato y bienvenido al trance.