Era 2014 y Sofía Uzal todavía vivía en la casa de sus padres en Bernal. A menudo, solía viajar a bordo del tren Roca con destino hacia La Plata para estudiar en la Facultad de Bellas Artes. El tiempo que transcurría entre la salida y la llegada de una ciudad a otra era aprovechado para estudiar o dormir, pero a veces solía ponerla en un lugar de reflexión y de pensamientos.
Fue en el transcurso de uno de esos viajes que un día se le ocurrió una melodía. Al llegar a su casa probó tocarla en su guitarra y le agregó algunas partes más. Era un vals sobre el desamor, un género casi desconocido para ella si no fuera por aquel CD de Soledad Pastorutti que su madrina le había regalado cuando era niña y por el cual se la pasaba cantando “Que nadie sepa mi sufrir”. Lo tituló “Adios” y sería publicado en 2021 para el EP de dos canciones titulado Decir. El mismo también contiene “Me animé a decir”, canción en la que parece retomar de manera inconsciente al Charly García crítico del contexto social argentino de la era Clics modernos.
Es que la música nunca faltó en su familia. Durante su infancia el padre solía tocar acordes en una guitarra para jugar a que ella y su hermana adivinen de qué canción se trataba. Pero por fuera del ámbito familiar, otro de los primeros acercamientos que tuvo con la música fue a los diez años, cuando empezó a asistir al coro de niños de Bernal. Ahí aprendió a hacer música con otras personas, con chicos de su edad a los que también les gustaba cantar.
“Desde el primer momento flasheé con lo que se armaba cuando sonaban todas las voces juntas -recuerda Uzal en conversación con Indie Hoy-. Aparte me copaba aprenderme las voces de los demás. Después iba a mi casa y se las enseñaba a mis hermanas para cantarlas con ellas”. La artista mira con cierta melancolía a esa etapa y reconoce la labor de la directora Diana Briones, una persona que les enseñaba con mucho amor, paciencia y humor.
Su debut como solista fue en 2020 con “Chicana”. En esta canción, su búsqueda viró lejos de sus raíces rockeras y folclóricas llevándola hacia una profunda sonoridad pop. El tema fue compuesto tiempo atrás, mientras formaba parte del ensamble Otro Animal. Por aquellos días, la cantante pasaba sus ratos libres leyendo libros sobre identidad de género, clases sociales, la raza y el cuerpo. De hecho, el título es un tributo a Gloria Anzaldúa, escritora, poeta, feminista y activista chicana. No fue hasta la pandemia que se puso a producirlo desde su casa.
Para este momento la artista ya vivía en la ciudad de las diagonales y recién estaba empezando a manejar el software Ableton mientras tomaba clases con Sol Porro. Luego, Antu La Banca -aka Antuantu e integrante de Nunca Fui a un Parque de Diversiones– se encargó de terminar de producirla y mezclarla. Fue como expandirse hacia lo nuevo, hacia lo no explorado, hacia un estilo musical que la cantautora estaba escuchando mucho en ese momento pero del que desconocía sus claves.
Siguiendo esa línea de indagar en el pop, para 2021 publicó el single “Hasta el final”, donde además se introdujo en otras maneras de abordar la composición. Un ejemplo de esto es la batería, que sampleó de la canción “It Could Be Sweet”, de Portishead y aumentó los bpms. Bajo la frase “¡Ay, agüita llevame lejos!”, su melodía futurista e introspectiva deriva en una especie de ritmo folclórico.
Sin embargo, Uzal explica que no hubo una intención de resurgir lo folclórico en su carrera, que simplemente apareció y le gustó cómo quedó. En la letra ella habla de la muerte, algo que le significa un momento oscuro pero a la vez profundo y sentido. “La tengo bastante presente -reconoce Sofía- y no es algo que me perturbe; al contrario, es un motor y un recordatorio del disfrute del presente. Cuando me siento bien, me olvido un poco de la muerte, por suerte”.
En 2022 estrenó “Tenemos tiempo”, canción que formó parte del EP Desde lejos publicado este año. Entre un funk bailable y la melancolía de una balada pop, Uzal expone la importancia de aprender a mirar las cosas desde lejos y no apresurarse, ya que de esa forma lo que parecía ser de una manera, pasa a ser de otra.
Dentro del EP también se encuentra “Tanto ruido”, que surgió como un rock sinfónico cuando era integrante de Otro Animal y que luego lo reformó de acuerdo a las necesidades de su proyecto solista. En un principio preparó las pistas para poder tocarlo ella sola, pero una vez armada la banda y al momento de grabarlo, se fueron discutiendo entre los miembros aquellos aspectos que les gustaban. Es una crítica a la manera en que los seres humanos exponen el éxito y la felicidad, por ejemplo a través de redes sociales, ocultando muchas veces el malestar y sentimientos como la tristeza. “Pareciera también que todo tiene que pasar rápido y que no nos bancamos estar mal”, comenta la cantautora.
El círculo de este álbum se completa con “Me aburren las cosas perfectas”, donde una guitarra eléctrica distorsionada es corrompida por el golpe de una batería algo iracunda en modo metrónomo. Para Sofía, en el afán de querer llegar a la perfección, las personas pueden perder lo espontáneo o quedarse en la nada misma por el hecho de no alcanzarla. “Poder salirse de ese ideal habilita otros caminos, no sé si mejores o peores, pero quizás sí más disfrutables”, concluye. En ese sentido, Uzal encuentra mucha riqueza en lo “imperfecto”.
Escuchá a Sofía Uzal en plataformas de streaming (Spotify, Tidal, Apple Music).