Zenón Pereyra es un joven artista oriundo de la ciudad de Tandil que, a pesar de autodefinirse como primerizo, lleva varios años componiendo canciones. A sus 10 años, el amor por la música le llegó a través de la comedia musical. “Mi vieja tenía un instituto de inglés allá en Tandil donde también se enseñaba comedia. En mi casa siempre había ensayos de obras y ahí fui conociendo del tema”, relata el músico sobre su acercamiento con el arte.
Con el tiempo fue cosechando canciones basándose en experiencias personales y cercanas, para finalmente materializarlas en su disco debut. Clandestino recopila ocho temas compuestos en contextos y circunstancias diferentes, donde Pereyra se da el gusto de jugar con distintos ritmos que lo interpelan, pasando por la bossa, el pop y el soul. Una mezcla que termina de cuajar a la perfección con Pablo Giménez de El Zar en la producción.
Para la grabación del álbum reclutó a un súper grupo de músicos compuesto por Esmeralda Escalante y Yago Escrivá de Ainda en coros, Iñaki Colombo de Bandalos Chinos en guitarra y teclados, Guille Salort de Wos en baterías, y Giménez acompañando también en guitarras y bajo. Aún así, el trabajo en el estudio no se vio exento al parate general causado por la pandemia y debieron cortar con la grabación a los pocos días de empezar. Una pausa que retrasó la salida de Clandestino hasta mayo de este año.
Entraron al estudio casi al mismo tiempo que inició la pandemia. ¿Cómo siguieron con la grabación después de eso?
En realidad empezamos a maquetear el disco a finales de 2019 con cuatro temas. En febrero entramos al estudio y cuando ya los teníamos casi liquidados llegó la pandemia. En ese momento decidí volverme a Tandil porque ahí podía estar con mi familia, con mi jardín; en definitiva, podía estar más tranquilo y no tan encerrado. Después con Pablo comenzamos a grabar las guitarras desde nuestras casas y mandando a amplificarlas al estudio. Para ese entonces también conocí a Esmeralda Escalante que, como necesitábamos a alguien que grabe unos coros desde su casa, la contactamos. A mediados de julio volvimos al estudio y pudimos completarlo.
El nombre del disco es algo polémico y provocador. ¿De dónde salió?
Salió como un rebusque de cosas. En todas las canciones menciono o hablo del baile, canciones que escribí hace ya un tiempo. Al principio el disco iba a llamarse “Cosas en la pista”, por una frase de la última canción del álbum que dice “Me perdí de vista y pasaron cosas en la pista”. Al final no me terminó convenciendo porque buscaba un nombre que sea más corto. Tiempo después, un día que me fui a tocar a Córdoba, Julio mi manager me tiró “che, ¿por qué no le ponemos Clandestino?”, y me di cuenta que era por ahí. Me divierte la idea de provocar. Me parece que retrata bien el tiempo y el espacio en que estamos.
Recién mencionaste que en tus canciones de alguna manera se toca la temática del baile. ¿Cuál es tu relación con él? ¿Te referís al baile como danza o al baile como fiesta?
Conocí el baile y la música a través de la comedia musical. De más grande me metí a actuar. Después conocí el baile como fiesta, el baile más coloquial, como expresión de uno mismo. Soy una persona que le gusta salir a bailar, pero bailar de verdad. A mi edad muchas historias ocurren alrededor de eso. El baile es la escena más prehistórica que tenemos los humanos. Ir, moverte, seducir, dependiendo de cómo te movés la gente te mira. Hay algo mágico en el baile.
Hay una cita textual tuya que dice “cómo bailás habla mucho de vos”…
Sí, y es algo totalmente perceptible. Podés ver qué tan extrovertido o introvertido es alguien. Podés saber si alguno es un personaje o tal vez no le importa lo que digan de él. Podés girar un pensamiento de alguien por cómo baila.
La banda que te acompañó en la grabación está formada por músicos de diferentes grupos. ¿Cómo diste con cada uno de ellos?
Un súper grupo, ni yo me la creía al principio. Todo empezó gracias a Pablo. Desde el principio fui consciente que para hacer este disco tenía que meterle con todo. También sabía que estaban pasando muchas cosas alrededor de estas personas, era evidente. Cuando uno empieza a indagar en el indie sabe quiénes son Iñaki, Guille, Esme o Yago. Por eso le escribí a Nico Btesh sabiendo que me iba a decir que no tenía tiempo, pero tal vez me podía llegar a dar un panorama. Él me respondió, me dijo que estaba a full, pero me recomendó que me contacte con Pablo. Le escribí, le envié lo que tenía y le encantó. Me pedía que le envié más cosas hasta que le dije “bueno, pero juntémonos”. Nos encontramos en una plaza a tomar una birra, guitarra en mano, le mostré todo mi repertorio y me dijo que arranquemos lo antes posible. Él me fue tirando el nombre de cada uno de los chicos para que participen en el disco y yo no me iba a negar. Después de que se sumó Esme, desde la cuenta de Instagram de Ainda me escribió Yago diciendome que también quería formar parte. Así salió el feat. Yo no quería ir puerta por puerta rogando un feat, quería que surja como algo orgánico y así fue.
¿Fuiste permisivo con los cambios que te propusieron Pablo o alguno de los demás chicos en la producción?
Para mí, que soy primerizo, producir con ellos en algún punto fue difícil porque ¿qué propuestas les podía negar? Pablo desde el principio me trato con la mejor. Él siempre me dio su espacio, escuchaba mis propuestas y si yo no estaba muy de acuerdo con algo me escuchaba. “¿Cómo lo harías vos?”, me decía. Me dio una confianza y seguridad que para mí fue fundamental.
Dijiste que no te gusta clasificar a tu música con un género en específico. ¿Es porque creés que tu música no tiene un género en particular o porque no querés encasillarte y el día de mañana hacer algo diferente?
Hay algo de ambas cosas, creo. Me es imposible escuchar lo mismo todo el tiempo. Salto del jazz al pop o al rock, voy variando a cada rato. Por esa misma manera no puedo componer todo de la misma forma, dejo que fluya. Por ejemplo, la canción “Bossanova” salió porque en la facultad estaba con un profesor fanático de la bossa y el samba y me lo pegó. Después me pasó que en verano me la pasé escuchando mucho a los Beatles y quise dejar un poco de esa impronta en “Olas”. Igual hay que tener cuidado porque de la inspiración pasás al choreo sin querer. Siempre me preguntan “¿a qué se parece tu música?” y nunca sé qué contestar, prefiero dejarla ahí y que cada uno le encuentre el estilo. Clandestino no fue pensado como un disco conceptual, sino que fuimos canción por canción, el hilo conductor apareció después.
Tu disco está lleno de instrumentos, arreglos, cuerdas, vientos. ¿Cómo vas a hacer para trasladar eso al vivo cuando llegue el momento?
Estoy empezando a armar la banda, ya que por obvias razones todos los que me acompañaron en la grabación no se van a poder sumar. Aún así, ya lo tengo confirmado a Guille en la batería, al menos hasta que Wos no salga de gira. Hoy en día es un poco más fácil armar los shows mandando algunas cosas por pista. También quiero dejar de tocar la guitarra y ocupar el lugar de frontman. Puedo decir que van a haber algunos temas reversionados. Por lo menos a mí me parece buenísimo escuchar una versión diferente de las canciones. El parate que nos tocó vivir ahora nos está sirviendo para organizar bien todo esto.
¿Pensaste en presentar el disco a través de alguna propuesta vía streaming o preferís esperar al vivo con público?
La verdad es que prefiero esperar y presentarlo en vivo. Ya esperé muchísimo, hacerlo un poco más no me cuesta nada. Soñé tanto con ese momento que imaginarlo a través de una pantalla me deprime. Quiero a la gente parada y agitando. Hasta me da ganas de hacerla clandestina…
¿Qué significa este disco para vos?
Este disco es un primer paso firme. Es un sueño hecho realidad. Jamás hubiese imaginado que mis canciones iban a quedar tan bien, aparte de grabar con la gente con la que grabé. Ojalá sea el puntapié para salir a la cancha con todo.
Escuchá Clandestino en plataformas de streaming (Spotify, Apple Music).