Se puede escribir y hablar en abundancia sobre la fértil joven “escena” musical chilena desde Argentina, y sólo enumerando sus exponentes podemos dar con un número significativo de artistas interesantes y con proyección.
Sin embargo, no todos ellos son analizables bajo los mismos parámetros. El no tan nuevo pop chileno se podría dividir en tres amplias y caprichosas categorías: Por un lado se podría situar a Gepe y Javiera Mena, estrellas punta de lanza con trayectorias que rondan la década. Mientras que en paralelo se desarrolló una escena mas periférica y guitarrera, nucleada alrededor del sello Piloto, con Niños del Cerro, Patio Solar, Las Olas, entre otros exponentes. Y finalmente la que podríamos identificar como la “clase media”. En la que por supuesto aparece la polémica figura de Alex Anwandter.
Recientemente el prolífico Alex —quien además de ser músico y compositor es director de cine y realizador audiovisual—, hizó unas incendiarias declaraciones para el diario La Tercera, en donde manifestó ser el único músico de su generación en esforzarse por conectar con el contexto social. Mientras, le tiraba dardos envenenados a Álvaro Enríquez del legendario grupo Los Tres y a Cristóbal Briceño de Ases Falsos, por el supuesto machismo en las letras de sus canciones.
En la mencionada entrevista, Alex definió a su más reciente trabajo, titulado Amiga, como un disco “político”, y tan sólo observando algunos de los títulos de la lista de canciones que lo integran podemos afirmar que al menos así lo aparenta.
Escuchar música pop con contenido social en Argentina se convirtió en una rareza. Paradójicamente el kirchnerismo calló de algún modo las voces del relato social al convertir al aparato de comunicación del Estado en emisor de esas voces. Cosa que no sucedió en Chile, o al menos eso parecía cuando se escuchan letras como “Búscate un lugar para ensayar” de Ases Falsos o “Una bala en medio de la nada” de los nóveles Medio Hermano.
Un discurso musical desasociado del discurso del Estado. Fenómeno que en Argentina hasta hace algunos meses parecía imposible. Discos epocales como Miami (1999) de Babasónicos y Valentín Alsina (1994) de 2 Minutos fueron reemplazos por el aparato de comunicación de un Estado identificado con los herederos del 2001. Algunas tímidas excepciones se pueden observar en El Gran Desconocido Popular (2012) de Lucas Martí, disco organizado conceptualmente como producto de la tragedia de la estación de Once; accidente ferroviario en el que perdieron la vida más de medio centenar de personas. Pero estos ejemplos, a diferencia del pop acuñado por Alex Anwandter en Amiga, fueron destilados en el lenguaje del rock. Razón por la cual la música del joven compositor es hoy más chocante.
El pop ha sido asociado historicamente con la frivolidad —más aún en Argentina—, pero eso no siempre fue así. Un disco canónico del género tecno pop como Construction Time Again (1983) de Depeche Mode es un claro ejemplo de música obrera. Las máquinas de ritmo y sintetizadores simulan los sonidos de la fábrica.
En “Siempre es viernes en mi corazón“, tema con el que abre Amiga, las referencias son eficaces: mientras Alex canta “Pasan años, pasa el tiempo/martillando el mismo clavo” se escuchan martillazos a modo de pulso rítmico. La canción marca la cancha para lo que sucede: un disco político de marcada sensibilidad obrera, social y de reivindicación de derechos de lxs gays. “La iglesia me mandó al infierno y el congreso piensa que estoy enfermo” reza en el primer track. Nada menos que la problemática de un obrero homosexual en un país sudamericano.
El disco está dividido estilísticamente: mientras la primera mitad está marcada por la instrumentación de trabajos previos de Anwandter –sintetizadores, máquinas de ritmo, cuerdas y canciones up tempo, texturas clásicas del tecno pop iberoamericano contemporáneo–, todo se vuelve mas extraño a partir de “Manifiesto“, sexta canción de la flamante obra. Las baterías pasan a ser acústicas, aparecen instrumentos de viento, pianos y todo se torna radicalmente mas íntimo, épico y sobre todo menos bailable. Anwandter se detiene a homenajear a Víctor Jara, armando una historia de amor no correspondido entre un obrero y una estudiante de escuela que se desencuentran en “Caminado a la fábrica“, con la participación de una irreconocible Julieta Venegas, encarnando la voz de la estudiante. Cualquier similitud con “Te recuerdo Amanda” no parece coincidencia.
La opresión capitalista que separa a los personajes que construye Anwandter parece ser el hilo por el que transitan todas las historias de desamor de Amiga. El trabajo es presentado como un imposible para la relación con el otro. En esta temática hay un hipervínculo directo con la loable obra de los argentinos Hiroshima Dandys, en particular con su canción “Ocho Horas“. Imposible no recordar también Formas de inventar nuestro destino (2005), disco del dúo rosarino de tecno pop Matilda. Otro aporte al escaso acercamiento de parte del pop argentino a las problemáticas de los más precarizados del sistema.
En “¿Qué será de ti mañana?” es la amistad la que se rompe, pero mientras aquí la frase “si cada día tranzas más con el capitalismo” suena algo trillada en la manera en que es expuesta, Anwandter encuentra el equilibrio cuando logra enunciar estos conflictos desde la más cuidada sugestión.
En “El sonido de los corazones que se quiebran“, el desamor entre los actores y sus entornos se resuelve cuando el protagonista, en medio de una marea de pianos a lo Elthon John, acompañados por castañuelas, le dice a su amadx que no hay que olvidar que en definitiva uno “nunca sufre como sufren los demás”. Lo que se dice un verdadero maestro. Disco en castellano del año en lo que va de 2016.
Alex Anwandter – Amiga
2016 – Nacional Records
01. Siempre Es Viernes en Mi Corazón
02. Cordillera
03. Traición
04. Amiga
05. Mujer
06. Manifiesto
07. Intentarlo Todo de Nuevo
08. El Sonido de los Corazones Que Se Quiebran
09. Caminando a la Fábrica
10. Qué Será de Ti Mañana?
11. Te Enamoraste