“Quítame la piel de ayer”, canta Arca con un falsete frágil e íntimo al comienzo de su nuevo disco homónimo (XL, 2017). En el poco tiempo que lleva haciendo música bajo este nombre, Alejandro Ghersi fue mutando con una velocidad inusitada. Sus primeros EPs, que condimentaban bases de hip hop experimental con lo que terminaría siendo su marca registrada de música electrónica, pusieron al venezolano de 27 años en la boca de músicos de la talla de Björk, Kanye West y FKA Twigs, a quienes produjo. Su primer disco de estudio, Xen, revolucionó la escena electrónica con su abstracción musical acompañada por el a la vez grotesco y hermoso arte de su colaborador visual, Jesse Kanda. Mutant, que llegó tan solo un año después, llevó las ideas de su predecesor al extremo. Pero este año, con un atraso que el músico adjudicó a “una corazonada”, llegó su tan esperado tercer LP.
Arca marca un cambio radical en su discografía. Al igual que tantos otros terceros discos (léase OK Computer de Radiohead, Homogenic de Björk, Boys for Pele de Tori Amos, entre otros), muestra una faceta desconocida del artista. Como si todo lo anterior no fuera más que una laboriosa y bien recibida preparación, este álbum parece expresar mejor que nunca todo lo que Arca representa: una intimidad sensible que se sirve de lo abstracto y lo grotesco para expresar cada arista del amor de la manera más cruda posible.
La mayor diferencia que este disco tiene con los anteriores es la utilización de la voz. En proyectos anteriores, Arca ya había cantado, además de haber usado su voz procesada como un instrumento. Pero nunca antes había expuesto su voz de manera tan clara. Según el propio Ghersi, la decisión la tomó gracias a una recomendación de Björk, a quien habría que agradecerle por semejante descubrimiento. Los caóticos instrumentales parecen no poder separarse de las letras en el español natal que Arca improvisó y grabó en una sola toma, sin editar ocasionales llantos y quiebres en la voz.
“Piel”, primer single y tema del disco, sirve como prólogo a esta nueva etapa del músico. Con una atmósfera que zigzaguea entre lo siniestro y lo bello, captura al público y le da la bienvenida a este capítulo que arranca con un Arca que no está cómodo con el pasado. “Anoche”, tema que lo sucede, crea a partir de una frase de Björk una balada que deshilacha un amor tanto real como imaginario, tema que es recurrente a lo largo de los 45 minutos que dura el disco.
Otro cambio que puede notarse en esta nueva etapa es el acompañamiento visual. Los videos, ya no protagonizados por ese universo de criaturas animadas de Jesse Kanda, ahora presentan a Arca como medio para expresar la femineidad y vulnerabilidad como atributos positivos. “Reverie”, en cuyo video él es penetrado por un cuerno mientras baila ensangrentado y casi desnudo con prótesis en las piernas, es el más claro ejemplo de este concepto. “Ámame otra vez si te atreves”, repite una y otra vez mientras muestra la belleza de los aspectos más impensados del amor. A su vez, “Desafío”, la aproximación de Arca al pop, enaltece la sumisión y la pasividad en el sexo y las muestra como fuentes de poder.
Arca es, hoy por hoy, uno de los principales representantes de lo queer en la música alternativa. Una persona que encuentra belleza en la vulnerabilidad y fortaleza en lo femenino, que no teme volcar los sentimientos más crudos con una intimidad apabullante, y que se sirve de su propia mirada tan fresca y fértil para seguir empujando los límites del género.
Arca – Arca
2017 – XL
01. Piel
02. Anoche
03. Saunter
04. Urchin
05. Reverie
06. Castration
07. Sin Rumbo
08. Coraje
09. Whip
10. Desafío
11. Fugaces
12. Miel
13. Child