Ayermaniana es el conjunto de músicos compuesto por Maximiliano Leivas, Nicolás Granado, Santiago García y Leonel Calo que están abriendo espacios para los sabores más sutiles del latin rock pero con aires a un rock arraigado en el blues con la experimentación progresiva propia de los ’70. Juntaron sus fuerzas para crear su segundo disco Flores negras.
El conjunto se destaca por encontrar en los detalles su privilegio. Es por eso que elementos como la voz languideciente y equilibrada de Maximiliano y los aportes delicados del saxofón de Leonel Calo encuentran allí su diferencial respecto a propuestas emergenetes similares. Por supuesto que las percusiones no se quedan atrás. Flores negras cuenta con el invitado de honor Martin Arriza, quien se encarga de darle un toque sabroso y latino al venenoso rock progresivo de Ayermaniana.
Arranca el álbum con “Ya no estás” y los rasguños waweados de una guitarra nos adentran en un ritmo mutado y bluesero. Canta la voz: “Ya no estás, demasiada compañía”, dándonos la sensación sombría pero cómodamente siniestra de andar solos en esta jungla moderna que llamamos ciudad. Los platillos no cesan, un saxo misterioso, profundo y tenue nos devuelve a la orilla de un lago y los tambores suavizan la salida del mismo. Más adelante sigue “Atraviesa” y nos relajamos al ritmo de los tambores ensombrecidos y un bajo aliciente. La voz y las guitarras reverberizadas nos penetran como un baile erótico entre armonía y melodía, casi como bailar con dos Mia Wallace a la vez.
Por la mitad del álbum se avecinda “Piedras”, como si las guitarras nos preguntaran con los acordes en descenso “¿para dónde vamos?” El riff progresivo que le sigue nos responde y quiebra con el sonido de un acorde abierto. Suena la batería y el delay de un rasgueo se multiplica a lo largo de los agudos de un bajo. Regresan las guitarras con sus preguntas pero esta vez arpegiadas y su curiosidad nos devuelve al inicio.
Esta sensación cíclica empieza a tomar forma idílica. El bajo de Nicolás Granado mantiene su riff y la batería con sus arreglos entre redoble y platillos casi escobillados se mantienen juntos al margen del viaje de interludio. Nos insertamos en el medio de un hoyo de gusano progresivo, donde el tiempo no es uno sino varios; donde el espacio solo se presenta en forma de recuerdos que interactúan entre sí a la vez. Las guitarras misteriosas nos traen de vuelta y nos rescata la voz de Maximiliano Leivas.
“Flores negras” arranca más trashero y acelerado con retoques en el centro de los platillos. Se persigue el rasgueo de las notas con la voz para dar profundidad sincrónica. Una guitarra distorsionada y latosa pero con la simpleza justa en los punteos para acompañar las vocales sombrías. El juego del bombo que persigue los toms como una ceremonia aborigen y un juego de vientos tímidos le agregan misterio e incertidumbre al ambiente. Penetran el lado oscuro del inconsciente para abrir las puertas del frenesí. Y sí, no habría que esperar menos del tema eje del álbum.
Por último suena “Somos el tiempo” y de despedida nos espera un riff típicamente rockero con arreglos Crimsoneanos. “Eleva tu ser que los días sin amor alteran tu realidad, hasta la crudeza de estar vivo” cantan con irónica esperanza. Siguen los arreglos agudos de blues con aires progresivos y un solo distorsionado que en el medio se filtra y recuerda a los clásicos del mismo.
Por último un mensaje claro y nihilista para el cierre del álbum, no obstante, abierto a futuras propuestas de Ayermaniana: “Déjalo ser, somos el tiempo”.
Ayermaniana – Flores Negras
2017 – Independiente
01. Ya no estás
02. Tras la bruma
03. Atraviesa
04. Piedras
05. Movimiento
06. Flores negras
07. Somos el tiempo