Babasónicos compuso y grabó su larga duración número trece, Trinchera, durante 2020 y 2021 junto al productor Gustavo Iglesias. Según palabras de la banda, el disco continúa y amplía el concepto del anterior, Discutible, de 2018. Claro que, en el medio, pasó una pandemia.
En su primer álbum desde 2018, Babasónicos pareciera entregar en esta colección de canciones sus reflexiones, impresiones y aprendizajes acerca de una época donde la vida de la humanidad entera cambió radicalmente y donde el fin del mundo se vivió más próximo que nunca. Cuatro años que se vivieron como diez. Un disco en el cual suenan notablemente -aunque siempre lo sean- más sabios y reflexivos que en el anterior. Trinchera es también un disco particularmente rockero; más directo y menos dance, en comparación a lo que la banda nos tenía acostumbrados con sus últimos lanzamientos. Esta diferencia sale a la luz desde el instante de apretar play, cuando irrumpen las guitarras que dan inicio a “Mimos son mimos” y continúan en “Paradoja”. Queda claro: es un disco de riffs que pueden cantarse, donde las guitarras importan.
El álbum parece tender un puente con el universo sonoro de la época en donde los hoy treintañeros, posiblemente su público más fiel en la actualidad, se enamoraron de ellos en primer lugar. Un sonido retro próximo que no solo juega (como siempre) con los viejos Babasónicos sino, en sus momentos más bailables, con el indie rock anglosajón de los 2000. Abundan las guitarras strokeras, el electro rock bolichero y las líneas de bajo á la Cansei de ser Sexy como la de “Bye Bye“. En “Anubis” descubrimos una nueva voz de Dárgelos, un Dárgelos enojado casi punk, gritando una letra que se vuelve un poco críptica mientras critica al consumismo pero que luego clama, directamente: “No va a empezar la muerte hoy a llevarse a mis amigos”.
La segunda parte del álbum es más baladística y también más electrónica y experimental. “Mentira nórdica” es una de las canciones menos convencionales del álbum y de la última etapa de la banda en general, una producción electrónica minimalista con mucho eco y nada de melodías. La voz de Dárgelos procesada de una manera alevosa e incómoda da lugar a un estribillo de guitarras melancólicas que recuerdan a grupos de fines de los ochenta y principios de los noventa como Ride, The Jesus and Mary Chain y The Verve. “Capital afectivo“, anteúltimo track del álbum, clama: “Claro que voy a intentar/ Que lo nuestro se parezca a algo/ Algo al menos posible/ Que luzca como real”, antes de cuestionarse: “¿Quién notará que me fui?”, una de las preguntas más humanas alguna vez escuchadas de la boca de Dárgelos. Puede ser una reflexión sobre un one night stand pero también sobre la existencia misma, y eso es clásico de Babasónicos: la parte por el todo, la metáfora que toma el detalle para asomar la totalidad.
Trinchera es un álbum que, desde su título, se pregunta por la muerte. Sin golpes bajos, sin sensiblería, solo haciéndose cargo. Babasónicos sigue rindiendo culto a la evasión y el escapismo (chequear el adelanto “La izquierda de la noche“), pero más que nunca como válvula de escape, con plena consciencia de que la evasión es una necesidad básica para hacer llevadera la existencia en un mundo sórdido y doloroso como el que vivimos. Las canciones cuentan un universo que podría verse como positivamente nihilista: se hace cargo de mirar a la finitud a los ojos, con un pesimismo luminoso. La esperanza de que nada importe. Una trinchera, si se quiere, un lugar seguro donde podemos seguir hablando de amor mientras el mundo afuera se cae a pedazos.
Escuchá Trinchera de Babasónicos en plataformas de streaming (Spotify, Apple Music).