El chisporroteo de una fogata en el medio de la nada sirve como introducción al sonido y al concepto de Viendo cómo el fuego se alimenta, el cuarto disco de estudio de Beningno Lunar. El cuarteto de Villa María, provincia de Córdoba, se tomó cinco años para lanzar el sucesor de La religión de los árboles y volver al ruedo con un álbum de sonido maduro y melancólico.
“Los ojos llenos de sangre”, el primero de los 11 tracks del disco, es apenas un preludio que anuncia la búsqueda. Con cuerdas y guitarras limpias pero tensas, Benigno Lunar transporta los sentidos al paisaje montañoso que aparece en la tapa. Y la letra, cargada de dramatismo, hace el resto: “Agachó la cabeza/y permitió que las lágrimas surgieran, libremente/con el rostro desfigurado/y los puños apretados contra los ojos”.
Se hace difícil encontrar al Beningo Lunar de canciones antiguas como “El Poder de Greiscol” o “Entropía” en Viendo cómo el fuego se alimenta. Y esa es una de las virtudes principales del disco. Lejos del indie clásico de sus orígenes, la banda viró el rumbo y se embarcó hacia nuevos destinos en los cuales, según parece, hay tierra a la vista.
El cambio es evidente en “Tormenta eléctrica”, un tema que simula utilizar los mismos recursos de siempre, pero que termina sorprendiendo por su simpleza y resolución. En los detalles más simples aparece la madurez: en el repiqueteo juguetón de esa suerte de bolero llamado “Harry y Sally”, o en el piano que anuncia la armonía de “La posta”. También se nota en el trabajo aplicado a las guitarras que aparecen y desaparecen a lo largo y ancho del álbum. A veces casi de manera imperceptible, como ocurre en “Un invierno crudo”. Y en ocasiones de manera contundente, como se puede apreciar en “Donnie Darko”, el tema que junto a “El fuego va por dentro” integra la sección de los más rockeros del disco.
Al minucioso trabajo armónico y de instrumentación, hay que sumarle el ejercicio melódico. Aunque por momentos puedan sonar algo rebuscadas, las melodías del último álbum de Benigno Lunar también intentan desprenderse de la repetición de fórmulas. Para fortuna del oído, casi siempre lo logran. Un buen ejemplo es el comienzo y desarrollo de “Por una montaña”, uno de los puntos más altos de Viendo cómo el fuego se alimenta: “Hola donde estés/los perros ladraban como si supieran/creo que flashee/íbamos bajando por una montaña/cantando canciones en inglés”.
El invierno, las montañas y el fuego son los elementos fundamentales del último trabajo de Benigno Lunar. En un contexto que presentan como frío y desolador, encienden la hoguera con canciones y pintan los blancos y grises de un color que hasta ahora nunca habían utilizado.
Benigno Lunar – Viendo cómo el fuego se alimenta
2017 – Triple RRR
01. Los ojos llenos de sangre
02. Tormenta eléctrica
03. Harry y Sally
04. La posta
05. Un invierno crudo
06. Por una montaña
07. Para toda la vida
08. Las fuerzas
09. Donnie Darko
10. El fuego va por dentro
11. Santa