Odio el término superbanda. Aborrezco el hecho de que cuando a reconocidos artistas el destino los lleva a combinar sus habilidades creativas en algún proyecto determinado, deban ser englobados en una expresión tan desafortunada.
Un día le recomendé Broken Bells a un amigo. Nosotros veníamos siguiendo de cerca las colaboraciones que Brian Joseph Burton (Danger Mouse) venía haciendo desde aquel fantástico disco con Sparklehorse en 2009. Le dije: “es James Mercer de los Shins con Danger Mouse, no puede ser malo”… y, si bien en aquel momento la frase encontró regocijo en aquel prolijo y bien logrado disco homónimo del 2010, hoy me corrijo y dejo espacio a esa posibilidad.
Para poder adentrarnos en el último trabajo de Broken Bells, es necesario despojarnos de todo factor contextual y ubicarnos meramente en el disco como un todo significativo. He llegado a creer que es la manera más acertada de, por lo menos, darle una oportunidad. Entonces, realizamos el ejercicio de obviar ese apacible disco que nos dieron 4 años atrás, de evitar pensar en los últimos años de James Mercer reviviendo a los Shins con Port of Marrow, o de la necesaria colaboración de Burton a la totalidad del entretenido Evil Friends de Portugal. The Man el año pasado. Voy a insistir sobre este punto.
Quizás lo único que deberíamos tener en mente para evitar una decepción sin remedio es lo que Danger Mouse compartió a Rolling Stone semanas antes del ansiado lanzamiento. Según Burton, After the Disco está inspirado en lo que la gente de los cincuenta o sesenta imagina es el futuro, más claramente, cómo nuestro presente debería sonar para ellos. Con eso en mente quizás podríamos entender aquello que el último trabajo de Broken Bells propone con su mera existencia. Y, aunque el elemento sci-fi nos descoloque un poco, no deberíamos olvidar que grandes discos se erigieron sobre las ideas más descabelladas, más allá de que este no sea el caso.
After The Disco, es un disco pesado, aburrido y sin muchas emociones. Desde su mero inicio con “A Perfect World” podemos fácilmente encontrar las constantes que se harán presentes a lo largo del resto de las canciones. Sí, no hay sorpresa alguna. Sintetizadores que buscan algún tipo de sonido ochentoso que por más agitado que sea nunca se vuelve bailable, melodías un tanto pegadizas (aunque sin agregarle mucho mérito, eso ya es una característica intrínseca en Mercer), un bajo punzante y cierta altanería musical propia de Burton. Quizás el elemento más frustrante alrededor de la producción son las letras: carentes de cualquier tipo de desafío, burdas, insignificantes y ante todo: obvias. Quisiera no sentirme subestimada y me cuesta mucho.
La canción que le da el nombre al disco, y de hecho la que lo inspiró, es según Burton en la nombrada entrevista la canción que más rápido hicieron juntos. No me parece que sea algo rescatable en el buen sentido. Quizás sea la que se presente menos sobrecomplicada y más accesible, pero sigue siendo igual de estereotipada que sus compañeras.
“Holding On For Life”, la canción corte del disco, o como prefiero llamarla, “la canción de los Bee Gees”, es eso: la canción de los Bee Gees. “Leave it Alone” pretende ser un poco más introspectiva, al igual que la canción que la sucede, “The Changing Lights”, pero se quedan cortas en el intento. Quizás la única que podría rescatar de este trabajo sea “Lazy Wonderland” (aunque me suene un poco a “Mad Sounds” de los Arctic Monkeys).
Sólo basta decir que el tema que cierra la producción lleva el nombre “The Remains of Rock and Roll” para evidenciar lo que resulta más dañino al disco: la obviedad.
Cuando Pitchfork reseñó el primer disco de los Shins, Oh, Inverted World, Ryan Kearney le dio un 8.0 y se excusó diciendo que lo único que le faltaba para ser un gran disco era dejar de sonar tanto como a otros y buscar ese sonido intrínseco a los Shins. Y entonces vino Chutes too Narrow, su mejor disco a la fecha. A pesar de haberles propuesto despojarnos de cualquier tipo de comparación, creo que este ejemplo nos viene a mano, aún a pesar de la distancia temporal. Broken Bells debería buscar aquello que los separa de las demás ofertas musicales y reforzarlo. Quizás éste no ha sido el camino más oportuno para ello, pero cuando menos, sirve para alejarse lo más rápido posible de él e intentar reinventarse de alguna otra manera un poco más acertada.
Broken Bells – After the Disco
2014 – Columbia
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01. Perfect World
02. After The Disco
03. Holding On For Life
04. Leave It Alone
05. The Changing Lights
06. Control
07. Lazy Wonderland
08. Medicine
09. No Matter What You’re Told
10. The Angel And The Fool
11. The Remains Of Rock n Roll