Twin Fantasy de Car Seat Headrest es uno de ellos. El disco de los dos animalitos abrazándose, publicado originalmente en Bandcamp en 2011, es un mojón de referencia incuestionable a la hora de entender la sensibilidad y la complicidad de una gran cantidad de entusiastas del arte indie que están gastando (que estamos gastando) los veintis a lo largo de esta década. Personas diseminadas a lo largo del planeta que publicaron poemas en Instagram como screenshots de notas del celular, que tuvieron fotos de portada de pelis de Wes Anderson, que rebloguearon en Tumblr fotos bizarras de Putin o de Kim Jong-un, que tienen o tuvieron tíos -o en los mejores de los casos, padres- que les mostraron tanto Neutral Milk Hotel como los discos más desconocidos de Beck.
Hay ciertos discos, así como ciertas películas o discursos, que inevitablemente me hacen pensar en un Nosotros. Que no puedo dejar de pensar como materializaciones de símbolos compartidos por un colectivo, a priori indefinido e inabarcable. Y aunque el ejército de neurocientistas patrocinados por inversores con MBAs se esté ocupando, con una maldad inédita, de destruir este platonismo romántico y hermoso, estoy convencido -como muchos otros- de esta humilde verdad: hay discos que operan como piezas claves en la construcción de una generación.
En 2011 solamente Will Toledo era Car Seat Headrest y grababa las voces de sus discos en el auto para conseguir más privacidad. Tenía 19 años y un novio con quien mantenía una relación como todas las relaciones: caótica y reveladora. El fin de la adolescencia, la urgencia por el presente y la desesperación por el futuro, el heroísmo y la cursilería del amor con restos de acné y a espaldas de la familia y los amigos; todo ese cóctel emocional, atravesado por una placa de audio barata, convirtió a Twin Fantasy en uno de los hitos lo-fi del indie post-Bush.
Siete años después, Car Seat Headrest es una banda de cuatro integrantes, con un disco (Teens of Denial) que apareció en todas las listas de 2016, millones de reproducciones en Spotify y, lógicamente, un sonido hi-fi, claro y brillante, que le permitió ser parte del soundtrack de series como 13 Reasons Why. En la cresta de su propia ola, Will Toledo dio un paso que muy pocos han dado alguna vez: regrabar uno de sus primeros discos, el más querido por su fanbase, y darlo a conocer con toda la artillería de la distribución digital bancada por un sello como Matador.
Twin Fantasy (Face to Face) es el Twin Fantasy de 2018 y suena demoledor. Con una producción ambiciosa en su franqueza -similar a la del My Chemical Romance de Welcome to the Black Parade, pero sin lo aniñadamente emo-, el nuevo Twin Fantasy es la amplificación, y no la falsificación, de todo lo que fue y es el de 2011. Lo que a los 19 años era urgencia, a los 26 es certeza; Will Toledo canta combinando nostalgia por lo vivido con la convicción de la propia historia. Los artistas, en general, reniegan de su pasado, hablan con vergüenza de sus primeras obras, de sus primeras revelaciones. Will Toledo hace lo opuesto: retoma su pasado y lo entrega a los gritos, con el fader del master bien arriba, con los decibeles en rojo.
El indie poniéndose hi-fi no es indie poniéndose careta: es el indie madurando una forma de percibir y construir el mundo. Will Toledo sigue diciendo “good stories are bad lives”, o “we said we hated humans, we wanted to be humans” y transmite aún la misma oscilación anímica que a los 19, solo que con una fuerza y un poder de convicción naturalmente más desarrollado. Esa certeza le permite cambiar algunas letras, sin atentar contra lo visceral, como en “Cute Thing”: donde decía “give me Dan Bejar’s voice and John Entwistle stage presence” ahora dice Frank Ocean’s voice y James Brown’s stage presence. Esos cambios son accesorios: lo central de ese tema sigue siendo esa declaración de amor anti-amor con la que arranca: “I got so fuckin romantic, I apologize”. Y esta oración disimuladamente compleja, tiene ahora una carga más pesada.
Twin Fantasy sigue siendo actual y sigue hablándonos como siempre porque es un disco que retrata y eleva una forma de percibir y dar sentido al mundo que nos interpela fuerte a quienes nacimos entre The Queen Is Dead y el Unplugged de Nirvana. Una generación que sabe que el mundo nunca dejará de ser un lugar horrible pero, aún así, sigue construyendo (o reconstruyendo) mitos y relatos de salvación y sentido.
Esta sensibilidad (que algunos llaman metamoderna) compone el núcleo del disco. Toledo la explicita en su pequeña ópera de 12 minutos, “Beach Life-In Death”: “It’s not enough to love the unreal: I am inseparable of the impossible”.
Will Toledo da forma a esa contradicción contando, ni más ni menos, que una larga y oscilante historia de amor, el más grande de todos los relatos. Se siente enamorado y romántico, pero no puede evitar sentir vergüenza y culpa por ello. “We have breakdowns and sometimes we don’t have breakdowns” dice, con una transparencia que duele, en “Sober to Death”. Después de construirse a lo largo del disco como un narrador súper inteligente y analítico, Toledo larga esa frase sospechosamente inocente. Y es por eso que su personaje se vuelve aún más creíble: porque nos hace partícipes de un juego de enredos y oscilaciones con el que nos sentimos, inevitablemente, identificados.
En la era de la sobreexposición multimediática, la transparencia tiene siempre el costo de la contradicción. La vuelta de tuerca que dio Will Toledo con Twin Fantasy (al igual que Kevin Parker, que Kendrick, que Will Butler, es decir, que los grandes referentes musicales de esta década) es convertir ese costo en un valor. Entender que la pureza de la oscilación es un arma de empatía y emoción. Tanto en 2011 como en 2018, Twin Fantasy es imprescindible para comprender un poco más cómo sentimos.
Car Seat Headrest – Twin Fantasy
2018 – Matador
01. My Boy (Twin Fantasy)
02. Beach Life-in-Death
03. Stop Smoking (We Love You)
04. Sober to Death
05. Nervous Young Inhumans
06. Bodys
07. Cute Thing
08. High to Death
09. Famous Prophets (Stars)
10. Twin Fantasy (Those Boys)