Después de millones de reproducciones en cada una de sus canciones, después de hacer una gira europea habiéndose recorrido casi toda Norteamérica, después del Primavera Sound, después de todo el reconocimiento por parte de sus espectadores, la banda liderada por Greg González saca primer disco oficial. Lo particular es que, como ya habían anunciado, dejarían afuera la gran mayoría de los temas que desde el 2012 salieron a la luz y a lo largo de estos casi cinco años fueron conquistando los ceniceros de varias habitaciones. Como destellos fueron apareciendo sólo algunas imágenes en blanco y negro que acompañaban el sonido de Cigarettes After Sex. Una fotografía de Man Ray, una mujer tirándose para atrás, su cuello estirado mirando la oscuridad mientras suena “Nothing’s Gonna Hurt You Baby”. Luego fueron saliendo otras canciones y otras imágenes que funcionaban con la misma estética de aquel parpadeo en la oscuridad y una imagen se queda en tu cabeza: una pluma o una mano.
Una banda que se mantuvo bastante escondida desde su creación en 2008. Ahora tienen un LP grabado, aparte de sus pequeños éxitos, pero recién en estos últimos años decidieron salir de Texas hacia afuera. El viernes pasado dieron a conocer sus nuevas canciones en un álbum que lleva el mismo nombre que la banda. Una atmósfera onírica donde caminamos por pasillos oscuros: está prohibido prender la luz para que que sólo se vean las cenizas consumirse en cuatro minutos, sus canciones tienen el tiempo aproximado de otro cigarrillo más. Y hacen de la melancolía algo lindo para habitar y los chicos no lloran… pero lloran. El disco consolida el sonido de las las canciones que crecieron en internet y se esparcieron en cenizas, quedaron colillas en el disco, temas que anticiparon y no dejaron afuera como “Apocalypse” donde la lengua encuentra la analogía entre un beso y la destrucción. “K.” es una carta de amor como las que Kafka le escribía a Milena, pensando el nombre de la canción como el protagonista de una de sus novelas, pero esta carta es para Kristen que ya fue también llorada en algunos escenarios de Praga, piso de aquel castillo inalcanzable.
Este nuevo trabajo se sumerge aun más en la profundidad del mar que mostraron como breves intervalos de treinta segundos para anticipar los días anteriores a la salida del disco, que de principio a fin, genera el mismo resultado. Una melodía armoniosa y melancólica con pinceladas negras y una luz gris adornan un entorno donde lo dulce pertenece a la nostalgia hacia un viejo vaquero de la época dorada de Hollywood. Vestigios que se vuelven canciones para luego terminar en cigarrillos con los ojos cerrados y todo oscuro. Su voz, un susurro entre tanto humo, que simula ser niebla pero es humo, porque la niebla es fría y toda la sensualidad le pertenece al fuego. El frío no duele sino que congela, mientras que el humo nos hace llorar. La melancolía se vuelve una afección muy poderosa pero eso no tapa una pequeña sonrisa quebrada, por más mínima que sea. Lo mínimo pertenece al destello, al chispazo de un encendedor que se mezcla con la suavidad que genera que aquel sentimiento gris se mantenga intacto. Entonces dan ganas de cerrar los ojos pero no para dormir, sino sólo para disfrutar del sueño sin tener sueño y disfrutar un rato de una narrativa de diez gotas de tinta negra que se nos diluyen por dentro.
Cigarettes After Sex es una banda que sin duda abandona esa oscuridad con la que se disfruta metaforizar y recorre los lugares de la escena de la música alternativa. Desear una visita a Latinoamérica como presentación de la banda es sólo un deseo que se consume mientras fumás un cigarrillo y se termina otra canción. Por favor, no llores.
Cigarettes After Sex – Cigarettes After Sex
2017 – Partisan Records
01. K.
02. Each Time You Fall In Love
03. Sunsetz
04. Apocalypse
05. Flash
06. Sweet
07. Opera House
08. Truly
09. John Wayne
10. Young & Dumb