Anónimo, el nuevo disco de Juana Aguirre, parece haber sido moldeado a mano, pero con herramientas del futuro. Suena artesanal y tecnológico a la vez, orgánico y biónico. Como si lo acústico y lo digital se encontraran para contar una misma historia: humana, contradictoria, y que por eso necesita ser contada utilizando todos los lenguajes disponibles.
Esta dualidad atraviesa de principio a fin el segundo álbum de la artista argentina, seguidor de Claroscuro (2022). Hay guitarras de raíz, experimentación y efectos espaciales que no buscan impresionar sino transportar. En “Las ramas”, por ejemplo, la percusión por momentos suena como el crepitar de un fuego: pequeñas explosiones cálidas, como si estuviéramos frente a una fogata. Pero ese gesto naturalista convive con capas de sintetizadores, reverbs amplios, tratamientos vocales digitales. Anónimo evoca tanto la amplitud de un bosque como la intimidad de una habitación con la cama destendida y un montón de cables conectados a una computadora.
Aunque algunas canciones parezcan hechas por una multitud —por sus coros y la amplitud de sus melodías—, en el fondo solo se encuentra Aguirre: dividida, partida en los mil pedazos de la introspección. Como si reuniera esas partes dispersas con la generosidad de quien sabe regalar cosas hechas con sus propias manos. “En Anónimo se disuelven los límites entre la composición y la producción; todo sucede en el mismo momento”, contó Juana en entrevistas. Esa disolución, casi una renuncia a la división entre rol creativo y técnico, habilita otra forma de entender la creación, no como una idea previa que después se viste de sonido, sino como algo que se revela mientras ocurre. Por eso Anónimo suena tan honesto, tan vital: porque no viene a cerrar sentidos, sino a abrirlos.
Aguirre pasó la primera mitad de su vida en Nueva Zelanda y Bolivia antes de regresar a la Argentina. Y eso se escucha. No de forma literal ni folklórica, sino en los pliegues: hay matices, combinaciones, cadencias que delatan a una artista con mucho mundo. Una artista que también viaja hacia adentro. Esa vitalidad también se apoya en una voz que tiene la elegancia de la sugerencia, de la metáfora. Que elige el susurro sobre el grito, la pregunta sobre la sentencia, “¿Qué más urgente que nuestro amor?”, se pregunta en “Volvieron”, como si el disco entero pudiera leerse también como una búsqueda de urgencias verdaderas.

En “Las espinas” canta: “Corté la flor/ Andaba triste de tenerte en pensamiento/ A lo mejor no es la palabra lo que nombra esto que siento”. Tal vez ahí se esconda una clave del título del disco. Anónimo como eso que no encuentra nombre ni forma, eso que se siente pero no se puede del todo decir. Lo que te empuja a hacer garabatos en el aire tratando de entender. “Haré el intento de atravesar con tu ternura este lamento”, canta más adelante. La ternura aparece como una forma de mirar al otro incluso en el desencuentro. Como un modo de aceptar el dolor, identificarlo, probar estrategias para transitarlo de forma más amable, pero sabiendo que no es un lugar para vivir.
También hay algo que vibra en el plano colectivo. Una suerte de reflexión tímida pero persistente sobre el presente que habitamos. “Mañana la gente saldrá de su casa/ Encuentra la puerta, no siempre las ganas”, enuncia el primer tema del disco, con la conciencia de que para muchos el gesto más cotidiano puede volverse cuesta arriba. En otra canción, advierte: “Mirá cómo se caen/ Los pilares más duros/ Esos que sostienen el mundo”. Y más adelante, cuando canta: “Ahora que volvieron esos fantasmas que dan miedo/ ¿Qué más urgente que nuestro amor?”, la pregunta resuena más allá del plano íntimo.
No hace falta saber con certeza qué es lo que no encuentra las ganas de hacer la gente, ni quiénes son los fantasmas, ni qué pilares cayeron. La ambigüedad funciona como otro motor para estimular la imaginación. Y permite escuchar este álbum como un mapa emocional, pero también como un paneo suave de los tiempos que corren. Anónimo no busca respuestas ni gritar verdades. Se acomoda en lo que no puede nombrarse, y ahí se queda un rato. Como quien escucha antes de hablar. Como quien tiene algo para decir, pero se detiene y busca maneras de hacerlo con ternura.
Escuchá Anónimo de Juana Aguirre en plataformas (Spotify, Tidal, Apple Music).
Juana Aguirre se presenta el jueves 3 de julio a las 21:00 h en Deseo (Av. Chorroarín 1040, CABA). Entradas disponibles a través de Venti, con un 30% de descuento para socios de la Comunidad Indie Hoy.