“Hasta donde quieras ir” se titula una de las canciones más significativas de Videotapes, el debut discográfico de Fabricio Robles con el que dimos a conocer a este joven cantautor peruano a principios del 2015. La menciono como una suerte de nexo con el sucesor de aquel disco, Dónde, que vio la luz en el verano del presente año. En aquella canción se siente una nostalgia del futuro, de encontrarse en las cosas más dispares y de un volver a comenzar en otro lugar. Justamente, este nuevo trabajo nace en Argentina, donde se encuentra radicado a partir de un viaje estudiantil, y en el cual se plasman todas las emociones de estar lejos de su país. Si bien el género en el que se pasea es folk-pop, se podría decir que el formato del LP es canción de autor que toma prestado algunos elementos de ritmos con los que creció y de otros en los cuales se fue sumergiendo debido al cambio de aires.
Entre Videotapes y Dónde existe un sencillo llamado “Balance“, el cual no está incluido en ningún disco, pero que sirve como un punto aparte de sus vivencias personales y musicales de una ciudad a otra. Y es que antes de trasladarse a Buenos Aires a estudiar música popular, Fabricio ya tenía enfocado lo del siguiente disco. La idea original era contar sus historias a través de composiciones rebuscadas y con un mayor arreglo orquestal. La mayoría de ellas serían tituladas como ciertos distritos de Lima, habían algunas como “La Molina” o “San Isidro” que quedaron fuera del resultado final. Todo esto viró al establecerse en tierras porteñas, porque citando sus palabras: “Esta ciudad te consume y te quita la energía, pero a cambio te da cosas muy lindas”. Con el transcurso de los estudios, las salidas, los conciertos, los encuentros con otros artistas, incluso aquellos en los transportes públicos, hizo que su hambre creativo creciese y viese las cosas de distinta forma con sus anteojos.
En “Anteojos” canta y se pregunta “¿A dónde irás con tanta prisa? ¿Anteriores cuentos se van a encontrar?”, abriendo así el disco y su corazón por tanto choque cultural y emocional. Así de emocional es “Mandarinas“, la cual nació en un paseo nocturno en la ciudad de la furia. En esta balada eléctrica, los “quiero” en fade out se conectan con el “quiero” en fade in de “Ligero“, haciendo pensar que es una sola y que se vuelve grandilocuente en su instrumentación cercana al jazz. La inspiración de algunas de estas canciones, tal como en “Tienes“, se basan en la cadencia de la zamba argentina, género con el que conectó debido a sus estudios, pero también al hecho de ir sintiéndose parte de su nueva locación; algo de ese sentimiento de pertenencia se refleja en la letra del tema mencionado, superando así el “Vértigo” que sintió al mudarse de país, plasmado en la titulada de igual modo y que ronda con aires de bossa-nova. Finaliza con los versos “A donde debo partir este verano…”, haciendo referencia a la estación en la que deja Lima para asentarse en Buenos Aires. Entonces abre “Casa” declarando “Me aseguraré de no dejar nada atrás…”, reflejando lo que significa extrañar el hogar y las raíces. Raíces como las musicales se oyen de comienzo a fin en los sonidos de esta canción, desde aires de un vals criollo a una marinera norteña. Sobre extrañar sitios y sonidos, también está “San Miguel“, con el ritmo afro llamado landó. Este es un distrito de la capital peruana que está a minutos del mar, no como “Miraflores” que sí tiene mar. Y es así como se llama el track cuatro, que te hace pensar en algo entre triste y dulce por lo que canta y por los tintineos del piano. Cierra el disco (al menos eso parece) con “Vueltero“, cantada a la par con la argentina Rosario Pilar, y que nos remite al indie folk de sus compatriotas Alejandro y María Laura. Sin dudas las vueltas que da este joven artista, que apenas va llegando a los veinte años, sorprenden. Hay ternura en su voz, que a pesar de su edad, se escucha madura. Hasta se nota una búsqueda poética en sus letras y lo detallista minucioso que es en los arreglos.
La creación de Dónde se gestó durante un año entero, se grabó de febrero a diciembre del 2017 y vio la luz el 31 de enero del 2018. Contando con el argentino Tomás Pojaghi (Unidad 01) para la producción, tuvieron un trabajo arduo para ensamblar lo que ya se había grabado en Lima y lo que se grabaría posteriormente en Buenos Aires. Robles, aparte de cantar, tocó guitarras y teclados; además en algunas canciones el bajo y la percusión. Desde su tierra natal colaboraron: Fernando Ávila (The Bluefoes) en el bajo, Camila Castillo en la trompeta, Karlo Jesús Mananí en el violín, Ghislaine Valdivia (Blú Quartet) en el violoncello, Alessandra Blengeri en la flauta traversa, y Christian Rojas (Bricheros, Mulatto) en el saxo y clarinete. De estas tierras, aparte de la ya referida Rosario Pilar en las voces adicionales, estuvo Matías Moar (The Plays) en la batería, Dino Pérez (Camaleón Fusión) en las congas, y Joaquín Bonazzola (Malta/Mvlta) en el cajón, bombo y percusión. Dice sobre ellos: “Gente joven y emprendedora en la instrumentación, que supieron llevar los arreglos y movimientos a una sonoridad de ritmos urbanos”. La placa fue masterizada por Andrés Landavere y el arte de tapa fue hecho por Emanuel Nyszczuk.
Como posdata, o párrafo extra, les quiero contar que la edición física (o la que se puede comprar en Bandcamp) cuenta con 3 versiones acústicas, 3 bonus tracks y un mini-documental filmado, aparte de los dos países tan nombrados, en Bolivia. Las versiones acústicas son para “Anteojos“, “Vértigo” y “Miraflores”. Los bonus tracks son la hipnótica “Arboleda“; la bucólica, con nombre de otro barrio y balneario de su ciudad, “Magdalena del Mar“; y el tondero eléctrico de “Recíproco“, tema en el que se habla de recorrer lugares sin temor y de aprender de esa experiencia. Cosa que se puede entrever en el mini-documental adjunto, del cual quiero rescatar algunas frases de este limeño, ya porteño, como cierre de este viaje lleno de preguntas y miradas. Comienza así: “Pensar que los primeros extractos de Dónde, los creé en un momento que no podía concebir que iba a pasar todo lo que pasaría para la realización del disco”. Prosigue: “Es una forma muy linda de darse cuenta que cada una de las acciones que uno hace moldea nuestros productos finales. Cada persona que conocí, cada lugar que visité y cada cosa que hice se condensaron en este trabajo. Y es un lindo recordatorio que cuando las circunstancias cambian, hay que saber dejarse llevar”. Finaliza con: “Hay que añorar y proteger ese lugar a donde uno quiere llegar”. No hay dudas que él supo llegar. Y hablando de llegar algún lado, les recomiendo ir el sábado 28 de abril a la presentación de Manos de cielo, disco de Milagros Majó, desde las 21hs. en Club de Música (Paraguay 5519, CABA), show que abrirá Fabricio. Evento en Facebook.
Fabricio Robles – Dónde
2018 – Independiente
01. Anteojos
02. Mandarinas
03. Ligero
04. Miraflores
05. Vértigo
06. Casa
07. Tienes
08. San Miguel
09. Vueltero