Tres años ya pasaron de Dark Twisted Fantasy y sale Yeezus. Corrió mucha agua y se nota desde la primera escucha. Porque se presenta a sí mismo ubicado en las antípodas de su anterior grabación. Ya que es un disco relativamente minimalista (desde el arte de tapa) con respecto a sus discos anteriores, mucho más barrocos. El nuevo Kanye es hip hop experimental en lo musical (no así en lo lírico) y el concepto subyacente a Yeezus es trazar un crossover que vaya de los círculos de moda y arte de los cuales West es habitué en París, al corazón del hood que lo vio crecer, con el hip hop como guía.
Para comenzar dentro del género es habitual sacar discos o temas y nombrarlos con anagramas hechos de tu apodo y algún tipo de referencia externa: “2pacalypse Now” de 2-Pac o “Doggfather” de Snoop Dogg. Evidentemente el ego de K. West no cabe en lo terrenal y su anagrama juega con lo bíblico (Yeezy, su apodo, mas Jesus). Ego “bíblico” consecuente con su canción “Im a god”. En esta rapea, sobre una base techno a cargo Daft Punk al igual que en “On Sight”, que también estuvo a cargo del dúo francés. Dos temas muy significativos porque dan una pauta concreta de la sonoridad y actitud del disco: arrogante, sintético y agresivo. “Black Skinhead”, es Kanye jugando al rocker en plan D-mode y otro de los grandes momentos del disco es el hit “New Slaves”. Que termina con Kanye cantando a puro auto-tune, sobre una canción hungara (Omega “Gyöngyhajú lány”) y, encima, aparece entonando unas notas Frank Ocean: épico.
La experimentalidad del disco se puede apreciar en cómo sube “I’m in it”, de un rapeo lay down sobre sexo, a estallar con la voz de Justin Vernon (Bon Iver). También hay para aquellos que extrañen al viejo kanye: “Guilt Trip” y “Bound 2”. Por otro lado “Hold My Liquor” y sobre el final “Blood On The Leaves” constituyen los momentos más pobres del disco.
En la confección de los temas, la tutela de Rick Rubin deja su marca indeleble. Es un disco crudo, rudo y agresivo; y el productor superestrella (Jay-z 99 problems) se encargó de adaptar la experimentalidad de Yezzus a la fruición masiva.
Se trata de su disco más desterritorializado, apela a una cultura global que por su velocidad se niega a ser anclada en términos geográficos, y a su vez es su disco más sintético. Hombres modernos, señala el historiador Ruggiero Romano, construyen el presente y preparan el porvenir. Yeezus está hecho por un artista moderno: presenta nuevas armas compositivas en el presente, expandiendo así, las posibilidades futuras del género; y como artista le muestra a su público un punto de vista desde el cual este no se imaginaba que podía llegar a mirar, teniendo en cuenta el catálogo anterior de Kanye.
¿Es el mejor disco de Kanye? La respuesta es: no. El mejor Kanye se encuentra entre el songwriter de Graduation y el músico que hizo Dark Twisted Fantasy. Sin embargo, el mérito de Yeezus es ser distinto y presentar a un nuevo Kanye que sin copiarse a sí mismo hace un disco sólido. También Yeezus lo encuentra en uno de sus puntos más altos como artista. Por último se trata de un disco muy personal, en el cual su experimentación nunca cae en el divague, ni tampoco pierde de vista el componente que hace bueno a un disco en lo que respecta a música popular, me refiero al songwriting. Porque es un disco hecho para emocionar desde sus canciones.
Kanye West – Yeezus
2013 – Def Jam
01. On Sight
02. Black Skinhead
03. I Am A God
04. New Slaves
05. Hold My Liquor
06. I’m In It
07. Blood On the Leaves
08. Guilt Trip
09. Send It Up
10. Bound 2