Uno de los primeros artículos publicados en la prensa mainstream sobre It Was Good Until It Wasn’t fue titulado “Kehlani revela cómo Drake la ayudó a nombrar a su próximo disco de estudio”. Hecho que sorprendió al mismísimo rapero canadiense, quien aprovechó la ocasión para felicitar a su colega y amiga vía Twitter y para reírse del lugar en el que (una vez más) los medios de comunicación habían elegido poner su selectiva atención. Si bien es cierto que Kehlani Ashley Parrish mencionó en una entrevista con R&B Now sobre el rol de Drake en la elección del nombre de su segundo disco de estudio, es igual de cierto que eso fue lo menos interesante de una interesante charla acerca del proceso creativo de una de las grandes referentes del R&B contemporáneo.
Desde sus comienzos como integrante de la banda teen Poplyfe, Kehlani exhibió toneladas de talento, coraje y personalidad. Su conflictiva y veloz salida de la banda debido a problemas contractuales la llevaron a lidiar con un sinfín de problemas que son cotidianos para la mayoría de los negros en Norteamérica y que tampoco eran ajenos para ella antes de su irrupción en America’s Got Talent: pobreza, segregación, criminalidad y desarraigo. Estas cuatro cuestiones son claves a la hora de entender la manera en la que Kehlani se construye a sí misma como mujer negra, luchadora e independiente a lo largo y ancho de It Was Good Until It Wasn’t. Porque no se trata solamente de un compendio de (muy buenas) canciones que giran alrededor del amor, el desamor, la identidad y la maternidad, sino más bien de una apasionada pintura en movimiento que engloba muchos de los sueños y preocupaciones vigentes de gran parte de las mujeres de su comunidad.
It Was Good Until It Wasn’t comienza con la seductora ambivalencia de “Toxic”, una crítica abierta a las relaciones tóxicas y un tembloroso lamento respecto de lo complicado que es poder escapar de ellas. Mezclando el R&B y el neo soul con pericia, la norteamericana consigue en muy pocos minutos asentar una atmósfera en la que el sol parece estar lejos de alzarse sobre la línea del horizonte. Eso no se queda allí: buscando hacer la noche aún más larga, Kehlani redobla la apuesta junto a Tory Lanez, eligiendo en esta ocasión inclinarse hacia el otro lado del abismo con la liberadora, candente e intensa “Can I”.
Dialogo introspectivo con la oscuridad más profunda y tenebrosa posible, “Bad News” es una vívida y desgarradora descripción de lo que puede suceder cuando se intenta salvar una relación amorosa con una persona ligada al crimen. La catarsis es total debido al sangrante recuerdo de su difunto padre: al no poder abandonar el peligro, es claro que la tragedia siempre va a estar a la vuelta de la esquina. Y esa sensación es una que la oriunda de Oakland, California consigue transmitir de principio a fin en una canción en la que el neo soul, el góspel clásico y el pop más romántico de los 80 cruzan sus caminos.
Después de “Real Hot Girl”, un breve interludio en el que Megan Thee Stallion –otro de los símbolos de la black music actual– pone en relieve el poder de la sexualidad femenina y destruye el añejo concepto de la mujer como objeto pasivo todavía presente en muchos sectores de la comunidad negra, Kehlani se sumerge en las profundidades del R&B en “Water”, logrando tallar a mano un clima liberador y meditativo (con bastante ironía en su esencia, el pop más radial y meloso de los 90 no se salva aquí) en el que la densidad del beat y la suavidad de su fraseo son suficientes como para erizar la piel.
“Change Your Life” también pone sobre la mesa una variedad de ingredientes que van desde el R&B, el hip hop y el pop electrónico, aunque lo que sobresale es la capacidad de Kehlani para cambiar constantemente de piel. Con la ayuda de un peso pesado de la escena como es Jhené Aiko, la californiana elige no salirse del todo de su estructura rítmica tradicional, pero sí entregarse a un estilo mucho más épico que la coloca como pretendiente de la mesa grande de los exponentes del género.
Amistad y barrio ante todo, “Belong to the Streets” es una pequeña ventana al mundo privado de una Kehlani que antecede a un nuevo proceso de disección de su vida romántica –sobre todo por la manera en la que se habla de ella en las redes sociales– titulado “Everybody’s Business” que, respetando la regla de maximizar el beneficio ahorrando recursos, dura menos de tres minutos. La reflexión es correcta: estamos encerrados en una era en la que cualquiera puede acusar falsamente a alguien y conseguir en menos de una hora que se convierta en la persona más odiada de la Internet. Porque si este álbum tiene como una de sus temáticas centrales a las relaciones tóxicas, pocas de ellas tienen tanta actualidad y masividad como la que cada uno de nosotros tiene con las redes sociales.
En un giro de 180°, “Hate The Club” se convierte en uno de los puntos más elevados de It Was Good Until It Wasn’t, y no solamente por la facilidad de entrecasa con la que Kehlani navega sobre un beat sensual, nostálgico y ágil. En esta ocasión es Masego quien trae a la conversación al smooth jazz desde el saxofón y consigue recrear la imagen brumosa y agitada, bien noir setentosa, de ese odiado club al que la protagonista no quiere pero debe asistir debido a la magnética presencia de una mujer muy especial para ella. Casi como un doble lado B de un sentimiento tan fuerte como contradictorio, “Serial Lover” y “F&MU” –muy cercanas al R&B moderno por su integración con la electrónica y la música disco– describen los miedos e inseguridades que posee su creadora a la hora de encarar una relación amorosa a largo plazo.
Levantando la velocidad y la temperatura, “Can You Blame Me” es una de las referencias más firmes por parte de la performer hacia el hip hop de la década de 1990. Lamentablemente, la suavidad góspel y la diversidad de texturas rítmicas presentes en “Grieving” –ejecutada a la perfección junto al infalible James Blake– no son suficientes como para aprovechar el impulso espiritual generado por su antecesora. Pero Kehlani remeda esto desatando una tormenta perfecta a corazón abierto con “Open (Passionate)”, una lograda y sentida pieza acerca de las relaciones abiertas y lo negativo que ellas traen consigo. Claro que esto es solamente el cascarón, aquello que yace ante nuestros ojos y que, en un desafío humano, nos obliga a mirar un poco más allá: lo que convierte a esta canción en uno de los caballos ganadores del disco es su precisión y honestidad para transmitir lo que se siente al estar desnudo frente a una sociedad híper estimulada que lo único que hace es remarcar de forma maliciosa todos los errores y minimizar con acidez todas las virtudes con el solo objetivo de paliar la propia frustración.
El toque final es un class act puro, una prueba de amor y de hermandad: “Lexii’s Outro” está compuesta por un verso agresivo y apasionado en crudo de la recientemente fallecida Lexii Alijai. Honrando a su querida amiga, una ascendente y muy talentosa rapera de Minnesota que perdió la vida trágicamente a finales del año pasado, Kehlani consiguió pintar un cuadro en el que Lexii aparece como la mujer orgullosa, empoderada y triunfante que supo ser, superando así la tradicional imagen lúgubre, dominada por la tristeza y desazón que genera la muerte joven.
Diseccionando y adaptando a sus vivencias los constructos de libertad y sexualidad, Kehlani juega con la dualidad entre la pantalla que es la vida pública y lo que realmente sucede detrás de esa imagen habitual de perfección. It Was Good Until It Wasn’t mantiene muy presente la relación conceptual entre la dulzura, la sensualidad y el salvajismo que tan bien supo condensar en su disco debut SweetSexySavage (2017), así como también la pulcritud y virtuosismo totales en un tracklist que oscila entre el neo soul, el R&B, el pop post 2000s, el góspel y el hip hop. Si aquel primer paso fue para ella el comienzo de una profunda búsqueda de su identidad, It Was Good Until It Wasn’t es el crudo, oscuro, poderoso y avasallante informe de los resultados obtenidos. Las temáticas actuales que toca el disco son las mismas que construyen a Kehlani como persona y como una de las intérpretes más honestas, conscientes y versátiles de su época.
Kehlani – It Was Good Until It Wasn’t
2020 – Atlantic Records
01. Toxic
02. Can I
03. Bad News
04. Real Hot Girl Skit
05. Water
06. Change Your Life
07. Belong To The Streets Skit
08. Everybody Business
09. Hate The Club
10. Serial Lover
11. F&MU
12. Can You Blame Me
13. Grieving
14. Open (Passionate)
15. Lexii’s Outro