Volvieron. Después de un año en el que se dedicaron a estar de gira, King Gizzard & The Lizard Wizard deslumbraron nuevamente con su prolífico accionar en 2019, ofreciendo dos álbumes tan interesantes como disímiles: Fishing for Fishies e Infest The Rats’ Nest. En Indie Hoy nos quitamos de encima la deuda del año pasado y analizamos los últimos sonidos en los que se adentró el conjunto australiano.
Los primeros compases de Fishing for Fishies anuncian el advenimiento de uno de los pocos terrenos que le quedaba explorar a King Gizzard: percusiones y armónicas folk junto a guitarras que emanan country. Los lagartos australianos se adentran en lo más genuino del blues norteamericano, manteniendo su sello experimental a base de sintetizadores que ambientan una obra que sostiene altos y bajos.
Cada vez que King Gizzard se adentró en un género musical inexplorado, hizo uso de los recursos más característicos del mismo con un agregado particular. En este caso, manipularon cada recurso del country para colocarlo bajo el manto de su propia estética y universo sonoro. “Boogieman Sam” es un claro ejemplo de esto, a partir de las escalas pentatónicas blueseras en la guitarra de Stu Mackenzie y la armónica rollinga de Ambrose Smith, sumándose a la perfección con los sintetizadores psicodélicos de la banda.
Esta conjunción de jeites de género y jeites gizzardianos es el hilo conductor de Fishing for Fishies, y por momentos funciona mejor que en otros. “The Bird Song” parece un flojo lado B de Sketches of Brunswick East, mientras que “The Cruel Millennial” tiene una esencia rockera estadounidense que funciona mejor con la voz de Ambrose Smith, quien pareciera encajar mejor en esta clase de géneros. En una suerte de improvisación, “Acarine” es uno de los temas más destacados del álbum. Si el disco se hubiese adentrado en este blues más psicodélico, con Cook Craig (guitarra), Joey Walker (guitarra), Lucas Skinner (bajo), Michael Cavanagh (batería, percusión) y Eric Moore (batería, percusión) deslumbrándonos con su virtuosismo, el resultado posiblemente hubiese sido más interesante (aunque quizás más similar a lo que ya hemos oído en su discografía).
En su primer LP del año, King Gizzard demostró que su capacidad inventiva está lejos de ser agotada, y sumó con aciertos y errores otro género más a la larga lista de sus experiencias musicales. Faltaba poco para que profundicen sobre un estilo musical con el que ya habían experimentado pero nunca habían profundizado. Infest the Rats’ Nest sería su disco de trash metal.
En lo que quizás fue una acertada decisión para conseguir un sonido más clásico, los australianos grabaron su segundo disco de 2019 con una versión reducida de la banda. Stu Mackenzie, Joey Walker y Michael Cavanagh se encargaron de acercar un sonido más heavy y alejar el garage psicodélico al que alguna vez nos acostumbraron con su formación completa. Infest the Rats’ Nest se adentra en el heavy metal más clásico a partir de guitarras repletas de fuzz y distorsión, baterías agresivas y vocales rasposas que narran frases apocalípticas.
La influencia de Metallica es lo primero que cabe destacar. En “Hell”, Mackenzie vocifera “Remember where to enter/The door to hell is amber” como un James Hetfield de acento australiano. Por su parte, “Planet B” y “Mars for the Rich” son canciones que bien podrían formar parte de Murder of the Universe, ya que emanan la misma adrenalina, energía y virtuosismo que los clásicos “Altered Beast” y “Alter Me”.
Sin embargo, Infest the Rats’ Nest no es un auto plagio (un error en el cual podrían haber caído ya que no es su primera incursión en el metal), ni una auto parodia (una falla que podrían cometer ya que no son los músicos que más en serio se toman a sí mismos). A diferencia de Murder of the Universe, la conceptualidad no es la clave de escucha de este álbum: no hay experimentación sonora, no hay una narración en off, no hay ninguna intención de vanguardia. Los australianos decidieron ir al grano y buscar el sonido metalero más clásico que podrían conseguir, y lo lograron. Precisamente por eso “Superbug” nos puede remitir a una versión stoner de Black Sabbath y “Mars for the Rich” puede sonar como homenaje a Lemmy Kilmister y Motörhead.
A fin de cuentas, pareciera que la intención de King Gizzard en 2019 fue quitarse las ganas de incursionar y sacarle todo el jugo posible a otro género musical. Lo que adolece de novedoso y original en Fishing for Fishies e Infest The Rats’ Nest, le sobra de virtuoso y enérgico, y con eso los australianos se sienten satisfechos. Y mientras haya más discos de ellos, nosotros también.
King Gizzard & The Lizard Wizard – Fishing for Fishies
2019 – Flightless
01. Fishing for Fishies
02. Boogieman Sam
03. The Bird Song
04. Plastic Boogie
05. The Cruel Millennial
06. Real’s Not Real
07. This Thing
08. Acarine
09. Cyboogie
King Gizzard & The Lizard Wizard – Infest The Rats’ Nest
2019 – Flightless
01. Planet B
02. Mars for the Rich
03. Organ Farmer
04. Superbug
05. Venusian 1
06. Perihelion
07. Venusian 2
08. Self-Immolate
09. Hell