“La noche es oscura y alberga cosas aterradoras”. Por una extraña razón se me viene a la mente la frase de Melisandre, la sacerdotisa roja en Game of Thrones, después de escuchar muchas veces el último trabajo de la neoyorkina Lizzy Grant AKA Lana Del Rey. Quizás en mi mente se formó una imagen de esta chica como tal, una sacerdotisa roja cuya personalidad de fuego nos puede iluminar o quemar, todo eso en una noche tan oscura, así de oscura como la atmósfera que se plasma en Ultraviolence.
Ultraviolence es un título tomado del libro La Naranja Mecánica, y también le da nombre a la canción número 2 del disco producido por la propia Grant, quien decidió darle un toque vintage a su segundo trabajo bajo el alias de diva que lleva ahora. Para eso le pidió ayuda a Dan Auerbach, el frontman de The Black Keys. Y volviendo a esa canción, de igual nombre, es una balada que detona por momentos entre los tintineos del piano y esas cuerdas tan llenas de sensibilidad. Pero es al principio de la canción cuya letra hace una declaración, que me permite seguir pensando en aquella comparación de principio, de que es una mujer hermosa y con furia pero que por dentro está llena de veneno. Todo eso y más en una historia sadomasoquista junto a un tal Jim, un líder de culto. Y más o menos son así las demás letras de las canciones que van alrededor de Ultraviolence, tan llenas de imágenes sobre drogas, noches y relaciones sentimentales complicadas, la sociedad en su más oscuro devenir… Lo usual y un poco más destructivo en cuanto a la hora de hacer historias deprimentes pero llamativas para algunas mentes.
Comienza la locura con su favorita “Cruel World”, un blues de 6 minutos cuya percusión, guitarreos y sonidos nocturnos nos introduce de forma hipnótica al resto del viaje. Y contando con la ayuda de su ya fiel colaborador, Rick Nowels (quien coescribe la mayor parte del disco) nos trae “Shades of Cool” la que en primera instancia parece la nieta emo de “Only Live Twice”, de su mayor influencia Nancy Sinatra: en ella se deja escuchar un gran solo de guitarra que se pone al nivel de los gorjeos de Lana. Siguiendo con la estela de personajes admirados aparece “Brooklyn Baby”, un guiño a Lou Reed (quien iba a grabar esta canción junto a ella) y también una canción que alaba al novio que tiene ahora, Barry James O’Neill (ex Cassidy) quien justamente compone con ella este idilio musical y poético de una noche de verano con olor a marihuana El primer sencillo del disco, “West Coast”, es sin dudas otro lugar en el camino para frenar el carro y darnos calma con su ambiente nostálgico y de balada rock que rescata los sonidos mas retros, pero a su vez más oscuros de este lado de Norteamérica. En un aparte del viaje seguimos frenados y sucede una escena erótica, o al menos es lo que me remite el sonido de “Sad Girl”, una canción que habla de ser tal cual la otra mujer en un affair. Tal como en la canción que toma prestada para el final, “The Other Woman”, jazz que cantaba Nina Simone a fines delos ’50 y que Lana le da su pizca vocal hasta el desgarro. Ya sabemos que si no salió bien el asunto del affair lo deja denotar en la desoladora “Pretty When You Cry”. Pero va pensándose bien el asunto en “Old Money”, una balada producida por Daniel Heath y que contiene un simple de Nino Rota que la hace un clásico de rock instantáneo.
La autoestima de mujer se vuelve buena o malvada en “Fucked My Way Up to the Top”, con más capas que las otras, quizás para joderte la cabeza es su declaración de NO principios: de cómo subió a la cima de su carrera y de paso despotrica de otra cantante (con la inicial L también) que se burló de su estilo musical y termina haciendo algo similar. Se sigue notando el cambio de humor, y más arriba, con el canto a un triángulo vertiginoso llamado “Money Power Glory”, se nota la producción aparte de Greg Kurstin.
Y depende del grado de ultraviolencia que elijas, es decir la edición de Ultraviolence que decidas escuchar o que puedas encontrar, podrás ubicarte en el final del viaje o en una habitación oscura de un motel que apareció de la nada en el road trip. Quizás a punto de darte un balazo mental porque solo se escuchan en la vieja radio las baladas oscuras como “Black beauty”, “Guns and Roses”, “Flipside” y la retorica “Is this Happiness?” recubiertas de una sonoridad estrangulable con las cuerdas de esa guitarra eléctrica que solo provoca irte más abajo.
Un dream pop de lo más onírico, entre el rock oscuro y el jazz más melancólico: es Ultraviolence un ultraviaje musical desde la costa oeste norteamericana hasta los rincones oscuros de Brooklyn, excepto por el fin de semana de fiesta que se mete en “Florida Kilos”. Es un cambio notable o desfavorable por donde se mire… uno notaa esas diferencias con Born to Die, donde el color de la portada del disco denota las matices varias que contiene y que a diferencia de la portada de este nuevo trabajo donde el blanco y el negro, la matiz gris se apodera de ese concepto. Tal como las fotografías de la época favorita de Lana, uno sin escuchar el disco y con ver solo aquello se dará cuenta por dónde va la cosa. En mente también tengo aquella similitud entre esta y Amy Winehouse, quien mostró su lado oscuro en Back to Black. Una artista que ella admira, y que con dos discos dio a conocer mundos tan distintos y que el hecho de las drogas y el interés de la muerte joven ronda por la cabeza de esta. Quien sabe, sin desearle el mal a nadie, sí tengamos próximo disco de este personaje pretencioso pero póstumo.
Lana Del Rey – Ultraviolence
2014 – Interscope / Polydor
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01. Cruel World
02. Ultraviolence
03. Shades of Cool
04. Brooklyn Baby
05. West Coast
06. Sad Girl
07. Pretty When You Cry
08. Money Power Glory
09. Fucked My Way Up to the Top
10. Old Money
11. The Other Woman
12. Black Beauty
13. Guns and Roses
14. Florida Kilos