“El polvo no tiene realmente un lugar o un origen específico. Hay mucho peso en la palabra ‘polvo’, en términos de un proceso de cambio, o un proceso de convertirse, o un proceso de resolución”, dice Laurel Halo en una reciente entrevista con The Fader.
Detrás de estas declaraciones se encuentra un sentido de renovación, tanto en su ser, como en su dominio personal. El perfil remoto de Laurel denotaba una identidad retraída que dibujaba estructuras frígidas y adustas en su música. Pero lejos quedaron esos paños lúcidos de Quarantine (2012), o el frío tecno de Chance of Rain (2013) e In Situ (2015), debido a que en palabras de Laurel, Dust es el álbum más feliz que ha hecho.
Dejarse llegar por la portada en blanco y negro, o por ese título engañoso sería un error grave, ya que Dust brilla tanto como el sol en un día despejado. Un caso esencial sería “Jelly”, que con la ayuda de Klein y Lafawndah desarrollan una canción pop candente y dinámica que revolotea voces en planos ilimitados. La voz de Laurel vuelve a escucharse después de hacerse ausente en Chance of Rain, y no sólo hace uso, sino que también evoluciona en ambiciones – Halo llevaba su voz a lo más codicioso, desarrollando nexos entre ella misma y la de sus colaboradores. Dentro de este álbum podemos encontrar a personalidades como Julia Holter, Eli Keszler, Michael Beharie, Michael Salu, entre otros, pero la mayoría disimulados en su tarea.
Laurel Halo y su fanatismo por la cultura japonesa se ve reflejado en Dust, obviamente haciendo alusión a “Moontalk”, un j-pop colorido y radiante que se filtra entre un collage luminoso y la voz de una misteriosa cantante que revive la palabra de “felicitaciones”. El uso alterno de sonidos como el tono de un teléfono y esas ráfagas de comercial típico japonés denotan una atrevida experimentación por parte de Laurel, que redobla la apuesta sobre lo que ella hacía en King Felix (2010), con ese estilo que rescataba influencias de oriente.
Lejos de hacer uso de una experimentación viable con canciones pop que reflejan el atractivo principal, Dust cuenta con cortes de suma estructura abstracta, refiriéndome a canciones como “Arschkriecher”, “Nicht Ohne Risiko” y “Who Won?”, haciendo mención a su gusto por el free-jazz de Sun Ra. Pero no sólo lo abstracto y ambiguo en términos sonoros, sino que también en lírica, con preguntas y afirmaciones que encuentran su lugar en lo indeterminado, dejando de lado esos temas personales que sonaban en Quarantine. “Cuatro amigos / Un coche, un campo, un lago”, ¿por qué entonces oscurece con incesto e insectos… limo y cañas?” canta en “Do U Ever Happen”.
Dust es Laurel Halo en su silueta más creativa, intrigante, y brillante, encontrando un espacio en lo más cómodo de su entorno. Este es un material que se envuelve entre un determinismo libre, y una evolución que se fue dando gracias a sus reflexiones internas. Laurel Halo se encuentra en una posición de librar sus capacidades, hasta un propósito más alejado a demostrar quién se es, sino que, como dijo ella: “Hago esta música porque es la que me hace sentir mejor”.
Laurel Halo – Dust
2017 – Hyperdub
01. Sun to Solar
02. Jelly
03. Koinos
04. Arschkriecher
05. Moontalk
06. Nicht Ohne Risiko
07. Who Won?
08. Like an L
09. Syzygy
10. Do U Ever Happen
11. Buh-bye