Al comenzar a escuchar el nuevo disco de Menomena nos encontramos con un conjunto de canciones luminosas, llenas de matices, muy bien arregladas y sobre todo es eso lo que nos llama la atención si tenemos en cuenta sus producciones anteriores más cercanas al noise y a la distorsión que a lo que tenemos aquí en Mines.
Escuchando sus anteriores producciones vamos a ser testigos del crecimiento de la banda en este, su cuarto disco que es ciertamente tremendo. Canciones simples que van al grano con hermosas armonías vocales y una instrumentación excelentemente ejecutada.
Un disco más reflexivo, musical y sensible que su predecesor Friend and Foe y que podemos acomodar en la batea junto a, por ejemplo, al gran proyecto del multifacético Damon Albarn, The Good, The Bad and The Queen, cosa que no es poco.
Es un trabajo irresistible desde la primer escucha, donde las guitarras, el piano y el saxo tenor se entremezclan tan eficientemente que da placer escucharlos, donde también hay que destacar la ejecución de las baterías, que si bien no tienen la precisión de los otros instrumentos, le aporta esa desprolijidad necesaria que toda banda inde tiene que tener.
La sonoridad cambia con cada tema aunque los instrumentos sigan siendo los mismos cosa que nos da la pauta de la habilidad creativa de estos muchachos.
Menomena nace en el año 2000 en Portland, Oregon, en Los Estados Unidos por Justin Harris, Danny Seim, Joe Haege and Tu Fawning. En el año 2003 sacan su primer disco I Am the Fun Blame Monster! así su carrera continuó con Under an Hour de 2005, luego en 2007 sale el anteriormente nombrado Friend and Foe, que ganó una nominación al mejor packaging en los premios Grammys de ese año y finalmente llegamos al día de hoy con su mejor y más acabada obra hasta el momento.
“Queen Black Acid” y “Taos” funcionan muy bien juntos con la voz de … al borde de quebrarse y ese equilibrio lo hace tan seductor como lo s ver a alguien caminando por la cuerda floja. Flotando en una base de bajo bien agudito la primera, con campanitas marcando el ritmo y más cercana al formato canción la segunda donde el bajo también es protagonista pero más distorsionado que en el tema anterior y en un tema que arranca y frena constantemente, pero cuando explota, explota.
Lo que sigue es un conjunto de tres canciones más tranquilas y menos rockeras que las anteriores. El piano y las percusiones de Killemall nos acercan a lo que parece un score de pelicula de catástrofes pero solo hasta que entra la voz apoyada sobre unos shakes para un tema mas reflexivo que le da un poco de descanso a la voz, que es menos gritado que los anteriores, para un crecendo final a toda orquesta.
“Dirty Cartoons” es un cancioncilla de guitarra acústica y piano, casi una balada donde volvemos tener ese bajo distorsionado. Cuando la tímida percusión de Tithe llega nunca no podíamos imaginar esa guitarra cortante que nos saca un poco del letargo. Bote vuelve al sonido de los primeros temas del disco con una batería mas encendida. Una guitarra puntea sobre un unísono de saxo y piano que nos hace acordar por un rato al Morphine de Cure for pain y que da lugar a la calma que, de todas maneras, no dura mucho.
Ahora nos encontramos con un pasaje musical llamado “Lunchmeat” que arranca tímido pero con una hermosa melodía, la constante del disco.
“Oh Pretty Boy, You’re Such A Big Boy” una voz apacible canta hasta que entran el piano y el bajo en una homofonía envidiable, para desembocar en el final con la voz a todo trapo.
“Five Little Rooms” vuele a tomar esos elementos de soundtrack con el saxo otra vez como protagonista, y es ahí cuando nos sorprende el final y el piano queda colgado.
“Sleeping Beauty” es una pieza en su mayoría instrumental donde encontramos unas voces fantasmales sobre la mitad y el final del tema. Acá en el final del tema los protagonistas son los platillos y la distorsión, que terminan con una línea de bajo sintetizado.
El piano y la melodía de Intil no hace acordar al mejor Coldplay, una canción en el total sentido de la palabra, sobre la mitad cuando entra esa bata juguetona el tema adquiere otra dimensión da paso al final con el piano tocado notas cortitas, casi infantiles. Un final perfecto para un disco que vamos a seguir escuchando por un largo rato.
En fin, no podemos dejar pasar esta gran obra, que exprime diferente sonoridades sin hacer gala de una amplia cantidad de instrumentos pero si de una habilidad armónica pocas veces vista y es eso lo que lo hace bello, inconfundible y apasionante.
Ah, ya quiero que saquen otro disco.
Menomena – Mines
2010 – Barsuk Records
01. Queen Black Acid
02. Taos
03. Killemall
04. Dirty Cartoons
05. Tithe
06. Bote
07. Lunchmeat
08. Oh Pretty Boy, You’re Such A Big Boy
09. Five Little Rooms
10. Sleeping Beauty
11. Intil