Siempre se ha criticado en Metronomy la falta de consistencia en sus trabajos, la carencia de presentar un producto cohesivo fácilmente identificable como propio, y con esto quiero decir: la incapacidad de encontrar eso que los define y reflejarlo. Sin duda, uno de los desafíos más grandes que deba afrontar una banda, y sobre todo con cuatro LPs y casi diez años de carrera. Love Letters, no es la excepción a la regla, y sin embargo, es la falla más hermosa de todas.
En contradicción con lo anterior, yo considero que Metronomy (y cuando digo Metronomy me refiero a Joseph Mount y a cualquier amigo estacionario que haga acto de presencia en sus proyectos), encontró con The English Riviera su epítome de realización. Considero su tercer trabajo la conclusión de la búsqueda de sus antecesores. Si de hecho tuviera que elegir el disco que “defina” a la banda, probablemente elegiría ese.
Sin embargo nunca me gustó mucho encasillar las cosas, y al parecer, eso es algo que tengo en común con Mount.
Sino nunca entendería por qué elige arrancar su cuarto disco con “The Upsetter”, creación que considero una de las más profundas y conmovedoras que ha escrito hasta la fecha. Es difícil porque “geográfica-virtual-mente” es aquella que más se acerca a The English Riviera, y evidentemente, las premisas que guiaban este último eran otras.
Así, desde el mero inicio, se establece una ruptura con todo aquello que los elevó como nunca antes, y se nos invita a otro tipo de apuesta: más emocional, con un bagaje lírico que demanda algún tipo de introspección antes evitada. Más allá de un follow-up hitero, optó por algo más honesto, indiferente al potencial éxito o fracaso que esto pudiera significar.
Y de hecho, Mount consideraba Love Letters lo mejor que había hecho, antes de que este tuviera un título. Yo no quisiera apostar tanto, pero de hecho me parece que es uno de sus trabajos más cohesivos.
Ese aire “retro” fácilmente identificable en los singles que tuvimos de adelanto, “I´m Aquarius” y la canción que le da nombre al disco, será una constante, por no decir, una parte intrínseca del disco. De hecho Mount optó por lo analógico como complemento de eso que ansiaba encontrar y grabó el disco en Toe Rag, el mismo estudio que vio nacer Elephant de los White Stripes.
“Monstrous” y “Reservoir” son canciones que refuerzan esta búsqueda, junto a las mencionadas en el párrafo anterior. “Month of Sundays” es una placentera pieza que podría fácilmente sintetizar el sonido total del disco y “Boy Racers” es la canción de sintetizadores que no podía faltar en un trabajo de Metronomy.
Creo que es a partir de “The Most Inmaculate Haircut” que el disco se dota de esa profundidad anhelada. Considero que es el punto más álgido de la producción. Es aquí donde el concepto propuesto se revitaliza y alcanza una nueva impronta. La triada que, junto a “Reservior”, completa con “Never Wanted”, es la manera más poderosa de terminar un trabajo que pretende mostrarse atemporal, y luego de este viaje, chapuzón en la pileta incluido, parece serlo.
Con un sonido más complejo que evidencia una digna y próspera evolución, Mount sabe que el capital más importante de su último trabajo es la diferencia. Sin mayores sobresaltos, Love Letters es un disco placentero y seductor de una manera difícil de identificar.
“Every night´s the mark of a new day, and every day´s the mark of something new” recita el verso de la cuarta canción de su cuarto disco, y aunque pase desapercibida, pocas líneas podrían sintetizar la carrera de Metronomy, de una manera más emblemática. A futuro, es éste el camino que debería transitar sin mayores vicisitudes, siempre que muestre la cautela de plantear una distancia entre el eclecticismo como fortaleza y la inconsistencia como debilidad.
Metronomy – Love Letters
2014 – Because Music
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01. The Upsetter
02. I’m Aquarius
03. Monstruous
04. Love Letters
05. Month of Sundays
06. Boy Racers
07. Call Me
08. The Most Immaculate Haircut
09. Reservoir
10. Never Wanted