Si el músico que tocó en grupos como Serú Girán, Spinetta Jade y El Pat Metheny Group, compuso la banda de sonido de la película Hombre mirando al sudeste y grabó el inmortal Tango 4 junto a Charly García saca un nuevo álbum, convendría, aunque sea, darle una escuchada a algunos de sus temas. Teniendo en cuenta que esos son solo algunos de los detalles de la carrera artística de Pedro Aznar, su nuevo disco El mundo no se hizo en dos días no puede ser pasado por alto.
En principio, se trata una propuesta algo atípica para los tiempos de plataformas de streaming. Mientras que en su formato digital los 121 minutos de música únicamente sugieren que nos enfrentamos a un álbum largo, en su formato de CD y vinilo vemos un disco doble: las diez canciones del primer disco corresponden al día uno y las otras diez del segundo disco al día dos. Cuando al disco doble le sumamos el arte de tapa del emblemático diseñador gráfico Alejandro Ros –una imagen que representa a Adán y Eva con cascos de astronautas en lugar de cabezas, jugando con miniaturas del planeta Tierra—, empezamos a descifrar una obra conceptual para nada común en este siglo.
Grabado entre 2018 y 2020 -finalizado en pleno inicio de la pandemia-, el álbum comienza con un gran tema homónimo donde Aznar se entrega a una especie de rap ecologista que busca decirlo todo e intenta dar un mensaje de cuidado del planeta Tierra. Le sigue “Dejando la tormenta atrás”, donde el cantante deja el hip hop de lado y nos propone una tema de canto lírico, acorde con el resto de su extensa obra. En estas dos canciones iniciales podemos esbozar un resumen del estilo general del álbum: unos temas de un rap con muchas palabras, armados de buenas bases, que intentan denunciar un presente que tiene que cambiar usando ritmos contemporáneos como el trap y el reggaetón; otros que van por el lado tierno y sensible.
El día uno sigue con “En espejo”, que propone un blues de piano a corazón abierto, y “Canción de otoño”, donde encontramos a Aznar susurrando y cayendo en el lugar común del artista al que la inspiración lo toma. Sin embargo, en la mitad justa de la primera parte del álbum uno aparece “Corpoland”, una segunda canción de denuncia ambientalista. “Vivimos una época en que las corporaciones tienen más poder que los gobiernos, un puñado de megamillonarios empuja al planeta a una ruina inhabitable”, anuncia Aznar. Sigue una de esas bases de bajo a las que solo Aznar puede hacernos entrar y una letra que parece pensada para una obra de teatro infantil que nunca se llegó a hacer.
Parte del gran atractivo de los álbumes dobles es que la segunda parte tenga algo diferente a la primera o que complemente a la anterior. No es el caso de El mundo no se hizo en dos días. La segunda parte arranca con “Tu madre fue una perra”, una canción de Aznar cantando con una batería muy adelante, que, aunque el título tiene mucho punch, no se diferencia de las anteriores.
A ese le sigue el hit de reggaetón crítico “No voy a cantarle a tu culo”. Aznar, experto en versiones de The Beatles y de Spinetta, decide hacer una sátira del reggaetón: canta imitando a un centroamericano, repite mucho la primera persona del singular, dice “Cuando contestaste el llamado se me puso tieso el pelado”, su voz siempre impecable tiene efectos, no aparecen sus líneas de bajo, trata de hacer bailar e insiste con la idea de hacer reír repitiendo cosas como “Es con tu ser que copulo aunque flipe con tu culo”.
Al resto del segundo álbum, intencionalmente o no, le siguen canciones taciturnas, algo tristes, con arreglos orquestales dramáticos, ideales para escuchar con lluvia de fondo. “Duermevela”, por ejemplo, pasa los cinco minutos y es tan melancólica que da miedo; “Polonaise” es un valsecito de violines y pianos que cuenta una historia muy triste. Merecen una mención aparte “Todo de mí”, versión en español de “All of Me” de John Legend, y “Diamante”, un tema un poco más arriba con el evidente intento de no terminar de angustiar a quien llegó al final de los 121 minutos de música.
Dice mucho del mundo que estamos viviendo que, de entre más de veinte canciones que intentan hablar desde el sentimiento y la emoción, la que se comenta en redes sociales haya sido “No voy a cantarle a tu culo”. Teniendo en cuenta que el cantante se sumó al circo de las redes sociales en ese momento en el que compartió en sus redes la captura de pantalla de la letra de su canción más polémica, no puede echársele la culpa únicamente a la cultura del odio.
La arista de Aznar comediante –que parece querer entrar en la sintonía de Radio Pinti, ese experimento grabado junto a Charly y Enrique Pinti en 1991– tal vez termina opacando al resto de El mundo no se hizo en dos días, haciendo que un álbum que quiere ser complejo y conceptual, hip hopero y melanco, diverso y ambicioso, ecologista y crítico, termine encapsulado como un disco de un solo hit cuestionable y el resto se sienta puro relleno. Por suerte, Aznar es un músico de los que disfruta ser músico: no para de tocar, componer y grabar. Solo queda esperar ver hacia dónde rumbearán sus próximos proyectos.
Escuchá El mundo no se hizo en dos días de Pedro Aznar en plataformas de streaming (Spotify, Tidal, Apple Music).