Alguien que ha sabido sacarle brillo a una cualidad versátil es Maxi Prietto, quien a lo largo de su trayectoria tiene ciertos discos muy particulares más allá de los que hizo con Los Espíritus. Prietto viaja al cosmos con Mariano es alucinante: es difícil no sentir una especie de espinazo en el corazón al escuchar su versión de Leonard Cohen llamada “Ey, esa no es forma de decir adiós”. Tantos años y tantos discos pasaron después, pero hoy se puede encontrar otro flechazo entre Prietto y Cohen, más físico quizás: Gavin Lursenn, quien masterizó discos del cantautor canadiense, ahora trabajó en el nuevo disco del músico de La Paternal, un hermoso álbum de boleros.
El disco es a dúo con Poli, la voz de Sr. Tomate, y está compuesto por una gran cantidad de versiones de clásicos del género, pero también cuenta con dos propias de Poli. Lo atrapante del bolero es que te remonta a otro tiempo, es un ancla que arrastra con ella todo un polvo de nostalgia, que descubre los dolores del amor. La combinación de voces es precisa y eficaz, cada cual con un sentimiento entrañado en las cuerdas vocales. Y juegan a armarse el espacio y cada cual respetar su lugar. Es un constante diálogo, una forma de tener una conversación, eso de ilustradora que tiene la canción, eso de cinematográfico, ese poder de crear una escena que ya no se ve.
Entre ocho versiones de clásicos, se encuentran dos canciones hechas por Poli. “Témpanos lejanos” y “Cigarrillos“, que tiene todo lo clásico del género pero también una lectura más moderna, atravesada por Nico de The Velvet Underground. Con alteza y seguridad se desliza por cada nota.
Una de las participaciones del disco es la de Andrés Calamaro en la canción “Guitarras, lloren, guitarras“. La canción arranca diciendo el título, para luego invitar a los violines, que aparecen como si estuvieran escondidos esperando a que se los llame. La canción tiene dolor y siempre es gratificante cuando se le da una revuelta al pasado y se sigue pensando en el hoy. Porque ese viaje temporal no deja de ser imaginario, porque lo importante de los boleros es revivir aquello que ya no está. Escuchás las versiones clásicas y enseguida se siente otra distancia, pero el disco no las moderniza en sentido de instrumentos de hoy, sino en otro tipo de arreglos que están hechos por Charly Pacini, pero jugando con las mismas armas: sonidos como los del cello se distinguen del contrabajo y la viola se distingue de la guitarra, es un lenguaje mucho más sofisticado que el rock.
También esa unión de dos figuras como Prietto y Calamaro, ya hablando afuera de la canción, tiene eso de ayer y de hoy, tiene ese poco de rock, blues, pero también tiene ese sentimiento propio del bolero. Más allá de la admiración que sienta un músico del otro, hablo del sentimiento de cuando dos esferas de tiempos distintos hacen cohesión y creo que eso puede servir para entender hoy un género como el bolero.
Siempre son muy bien abrazados estos discos en conjunto cuando artistas tienen ganas de aunar fuerzas y regalarle a su público un placer que quizás tienen lejano. Boleros y canciones es un disco que ayuda a escuchar con oídos de hoy, sentimientos de ayer.
Poli y Prietto – Boleros y canciones
2018 – Alto Valle
01. Palmeras
02. Historia de un amor
03. Témpanos lejanos (Poli)
04. Guitarras, lloren guitarras
05. Veinte años
06. Perfidia
07. Mis noches sin ti
08. Si no te vas
09. El día que me quieras
10. Cigarrillos (Poli)