Moctezuma significa en lengua náhuatl “señor de los señores”, digno de temor y respeto. Fue ese el nombre del último gobernante de Tenochtitlán y regente de un imperio que se extendía por buena parte del territorio mexicano hasta la llegada de Hernán Cortés y las tropas españolas.
Luego de varios años de ausencia -y de una disolución del proyecto que parecía ser definitiva-, Porter nos presenta un álbum homónimo al último gran huey y resurge como una banda que le rinde culto al legado de las culturas prehispánicas, un leitmotiv al que en realidad no han acudido tanto como podrían haberlo hecho artistas de la escena musical de un país tan inmensamente enriquecido por su pasado aborigen como México.
Sin el emblemático Juan Carlos Pereda (anterior vocalista que luego se dio a conocer con su proyecto solista como Juan Son), y a pesar de ello, la banda continuó creando y con David Velasco como nuevo encargado de la voz principal consumaron la creación de este álbum de ocho canciones en el que el surrealismo se sigue haciendo presente a nivel lírico e instrumental. Los coqueteos con el pop experimental, el juego con sintetizadores, coros y percusiones indígenas, terminan de adornar un sonido que ante todo, y en el caso de la mayoría de sus canciones, permanece dentro de los feudos del rock independiente.
Desde el primer corte de este álbum, Porter en un orden casi cronológico respecto de la temática del disco, nos narra escenas del descubrimiento del continente americano y de los oscuros augurios respecto del arribo de aquellas embarcaciones. En el transcurrir del resto del disco canciones como “M Bosque” y “La China” nos hablan de la tierra de Ixtlán, mientras que Huitzil -que significa colibrí en lengua azteca-, guarda estrecha relación con el arte de tapa del disco protagonizada por la figura de esta ave -considerada sagrada por los mexicas al simbolizar al dios de la guerra-, de vuelo ligero y envuelta por brillantes tonalidades.
En canciones como “Rincón Yucateco“, ya se evidencia el momento en el que los conquistadores han empezado a tomar todo lo que codician de las nuevas tierras y a doblegar a los locales: Con estribillos como “También me perdí yo con el brillo de las perlas/Tan bonito es su color que se matan por tenerlas”, y ambientado con una poderosa instrumentación con guitarras y línea de bajo enérgicas se narra aquel conflicto. Luego, casi al final del disco, “Tzunami” se presenta como una de las canciones más eclécticas de la producción al tener una equilibrada participación de arreglos electrónicos e instrumentos orgánicos.
Si bien Porter con este disco clara y necesariamente ha tenido que reinventarse luego de la salida de uno de los miembros que más marcaba el carácter y el carisma de la banda; en términos generales continúa por la ruta de la experimentación, el contacto con lo místico y se sale de los cánones del típico rock alternativo.
Es en todo caso innegable que con Moctezuma se presentan como una banda radicalmente distinta a la que nos entregó hace unos años trabajos como Donde Los Ponys Pastan (2005, 3er Piso Records) y Atemahawke (2007, 3er Piso Records), con los efectivos tintes de pop empírico y líricas bizarre que le imprimía su anterior vocalista. Como consecuencia de ello cualquier comparación que se realice de este nuevo álbum tomando como parámetro el estilo de sus predecesores podría devenir en un juicio eventualmente demeritorio, cuando la realidad es que ahora el imaginario de Porter, lejos de empobrecerse, se construye desde otra perspectiva, con nuevos elementos y ambiciones.
Porter – Moctezuma
2014 – Independiente
01. Murciélago
02. M Bosque
03. Huitzil
04. La china
05. El rincón yucateco
06. Huracancún
07. Tzunami
08. Palapa
09. Kiosko