Ni un año pasó de que los chicos de Austin, Pure X, editaran el sucesor de Crawling Up the Stairs (2013, Acéphale). En abril de este año, la banda que antes de daba a conocer como Pure Ecstasy entrega su tercer disco de estudio, mediante nueva casa disquera: Fat Possum. Angel es el cierre de esta trilogía dream-pop, repleta de downtempos pero con un extra que no todas las bandas de este estilo suelen tener: un gran poder del término “canción”, de la composición y de lo que cantan. Una trilogía que comenzó con el excelentemente recibido Pleasure (2011, Acéphale) y siguió con el más flojo, el del año pasado. En este otoño, los Pure X se reivindican.
No es difícil relacionar la música de Pure X a la década de los ’70, por momentos centrándonos en el movimiento glam con T. Rex a la cabeza, y por otros muy disco: los falsettos tienen la “culpa”. Si bien el disco fue escrito y grabado en un salón de baile de 100 años en una esquina random del centro de Texas, se nota una particular intención por grabar algo prolijo. No escucharemos en Angel canciones de bedroom-pop a lo Youth Lagoon, aunque la búsqueda vaya por ese lado. En ese sentido, lo de Pure X (que dejó de ser trío y pasa a ser un cuarteto con la incorporación estable del guitarrista que los acompañaba en las giras) se asemeja más, o se encamina más, a lo que hizo en su momento Air: una especie de chill-out “alternativo” (fuera del mercado mainstream… estar en un sello independiente como Fat Possum así lo impone), delicioso y correctamente producido.
Llama la atención lo extrañas que son las portadas de los discos de Pure X, pero la de Angel quizás se lleve el premio a la peor. Aunque, si salimos del ojo crítico y tratamos de pensar en lo que luego oímos, vemos algo setentoso y empalagoso: un corazón derritiéndose en un atardecer. En esta imagen es donde entra la música de Angel. A defensa del grupo, la música está bastante mejor lograda que el diseño de la portada. Desde que termina la intro de 15 segundos de “Starlight“, el opener del disco, el corazón comienza a derretirse. Canciones como “Valley of Tears“, “Make You Want Me“, o el closer “Wishin’ on the Same Star” nos trasladan a un salón de baile como el que vemos en la primera escena de la película Skateland: bola disco, chicas en patines, chicos con pelo engominado. Pero quizás es “White Roses” la que encierra todo el halo romántico, casi cursi, de la banda: llegando al cierre de la canción comienza una outro que canta en loop “White roses falling” y que se convierte en uno de los puntos más altos de la producción. Y ojo, que en el caso de Pure X, lo cursi garpa porque la música lo permite y lo soporta.
El sintetizador, las capas y capas de guitarras del chico nuevo de la banda Matty Tommy Davidson, sumado a las voces etéreas y a la filosa pluma de Nate Grace a la hora de cantar sobre el amor, hacen de Angel un apacible disco para una noche cualquiera, o un amanecer cualquiera, siempre y cuando esté la luna en foco.
Pure X – Angel
2014 – Fat Possum
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01. Starlight
02. Valley of Tears
03. Livin’ the Dream
04. Every Tomorrow
05. Fly Away with Me Woman
06. Heaven
07. White Roses
08. Make You Want Me
09. Rain
10. Angel
11. Wishin’ on the Same Star