Hay una broma recurrente a lo largo de Green Room, la maravilla de Jeremy Saulnier del 2016: cada integrante de una banda punk revela la discografía que se llevaría consigo a una isla desierta. Las menciones son rebuscadas. No obstante, cuando las circunstancias ensombrecen y una manada de neo-nazis amenaza sus vidas, las poses se quiebran y las respuestas cambian. “Madonna… y Slayer”, es la peculiar respuesta de la heroína de Imogen Poots.
En esta extraña intersección se sitúa Speedy Ortiz, la formación de Massachusetts comandada por la front-demon Sadie Dupuis. La referencia es pertinente por dos razones. La primera es que Speedy ha atraído incesantes comparaciones al indie rock noventoso de Pavement y Helium, a pesar de que el ADN musical de su líder esté igual de imbuido por el pop y el R&B de la época. Esta amalgama estilística propició una voz singular que supo actualizar un género entero. El segundo motivo es, lamentablemente, que la película advirtió el levantamiento global de la extrema derecha que acontecería más tarde ese mismo año.
Para el sucesor de Foil Deer (2015), Dupuis había compuesto inicialmente una colección de canciones de amor y conflicto interpersonal. Sin embargo, estas fueron descartadas ante la elección presidencial de un candidato que legitimaba la exterminación de la gente en los márgenes de la sociedad. El nuevo material debía reflejar la virulencia y opacidad política de los tiempos que corren. El resultado de estas sesiones fue Twerp Verse (2018, Carpark Records), el tercer álbum de estudio de Speedy Ortiz.
“The year of the weird”, inaugura el opener “Buck Me Off”, propulsado por una línea de bajo de Darl Ferm, prontamente asistida por quintas apabullantes. El mensaje es claro: las mujeres han sido socializadas para ser educadas y aceptar la nocividad, pero para efectuar cambios a veces hay que gritar. Para acompañar esa idea, el disco detalla las ansiedades de transitar el mundo desconcertante que es la Norteamérica de Trump. Así, Twerp Verse es un trabajo decididamente contemporáneo. Análogamente, también lo son los personajes que pueblan sus once canciones. En el single “Lean in When I Suffer”, el blanco son aquellos feministos que se precian de ser progre, sin haber realizado la tarea emocionalmente laboriosa de examinar sus propios comportamientos problemáticos. “He cares a lot / We’re strictly speaking self-care”, bromea Dupuis sobre acordes alternantes, mientras desmantela la forma del rock en la mejor tradición Deerhoofiana.
En una clave más desafortunada, “Villain” aborda la pandemia de violencia sexual diseminada en nuestra cultura. Este es terreno que la banda ya ha explorado: “Dvrk Wvrld” y “My Dead Girl” son instancias de ello, pero el track se distingue por tratarse de un relato verídico y vívidamente evocador de un acoso que sufrió su compositora. “Villain” ruge en su quietud: está atravesada por una tensión subyacente que amenaza con explotar en cualquier segundo, pero no lo hace, quizás emulando la impotencia de sobrevivientes silentes, o la omnipresencia de tales amenazas. El arreglo sólo fortalece esa idea, cuando todos los instrumentos se callan durante el climax, con la excepción de la batería habilidosa de Mike Falcone.
Por contraste, “I’m Blessed” sucede al tema recién mencionado, abordando el mismo evento pero desde un lugar de fortalecimiento. Como era habitual en Major Arcana (2013), Dupuis se sirve de figuras de brujería, ahora para celebrar la liberación que yace en deshacerse de la vergüenza erróneamente adjudicada por una vivencia traumática.
“I’m Blessed” es un highlight de Twerp Verse y sintetiza muchas de las destrezas compositivas de Speedy Ortiz: la repetición de ideas musicales es ofensa capital, por lo que hay una multitud de estas operando en simultáneo; partes enteras aparecen una única vez y mutan en algo totalmente diferente, y las secciones que sí regresan lo hacen de manera fluida e ingeniosa; sus himnos navegan un abanico de géneros distintos entretanto desbordan feedback; y Sadie tiene un instinto casi matemático de trazar melodías vocales serpentinas. Todo esto, a veces, a lo largo de una misma canción, de una duración promedio de tres minutos. En esta línea, “Sport Death” juega con una panoramización descontrolada, a medida que sus guitarras angulares se imbrican con total destreza técnica. La entropía cacofónica del outro se funde en una memorable transición con “Alone with Girls”, portadora del enunciado clave del disco: “No, no, no, you’re not my bro / In fact, no one should want that distinction”. En oposición, “Backslidin’” es más familiar: se edifica sobre un riff distorsionado que acontece durante el estribillo. Quienes estén buscando una nueva “No Below”, está acá y es igual de canon.
A pesar de lidiar con temáticas desalentadoras, Twerp Verse emplea un agudo sentido del humor: las observaciones generacionales de su autora están intermediadas por juegos de palabras y non sequiturs. Tal yuxtaposición no se limita a lo lírico. En cuanto al sonido, Speedy Ortiz le da brillo a las esquinas. El álbum es la continuación lógica de las tendencias sugeridas en Foil Deer, pero alejándose de la solemnidad de aquel material. Por el contrario, abundan los hooks y hay un claro barniz pop que permea a Twerp Verse. Esto se debe a influencias como Squeeze e incluso Sad13, el proyecto synth-pop de Dupuis en solitario. No deja de ser significativa la contribución que aporta el nuevo guitarrista Andy Molholt (Laser Background), cuyo estilo complementa al caos de Sadie con un interesante sentido de tono y textura.
Twerp Verse es una reacción horrorizada al capitalismo y la intolerancia patriarcal, pero también un recordatorio de que la amabilidad es subversiva y un llamado a aferrarse a la esperanza. El optimismo del disco proviene de que la sociedad puede ser re-educada, y de hecho está en proceso de serlo. “I’m blessed with perfect pitch / I waste it on songs that you never even heard of”, entona la cantante en un punto del LP. Hoy más que nunca, la voz de Sadie Dupuis es una que se hace urgente y necesaria escuchar.
Speedy Ortiz – Twerp Verse
2018 – Carpark
01. Buck Me Off
02. Lean In When I Suffer
03. Lucky 88
04. Can I Kiss You?
05. Backslidin’
06. Villain
07. I’m Blessed
08. Sport Death
09. Alone with Girls
10. Moving In
11. You Hate The Title