Me recuerdo maldiciéndome a mí misma (eme eme eme eme, alitérame la vida) hace cinco años, cuando escuché el debut de los Horrors y mi instantánea reacción fue pensar que era, precisamente, un horror. Adiós Refinado Ingenio Crítico, hola Asqueroso Lugar Común: ¿el disco de los Horrors es un horror, en serio, es eso lo mejor que podés hacer?
Y encaprichada como estaba con darle sofisticación a mi disgusto, explicaba: Lo que pasa es que este disco quiere ser encontrado como por casualidad en las bateas y hacerse pasar, el muy descarado, por un artefacto freakbeat perdido, por un monstruito adorable engendrado en las profundidades góticas del garage del doctor Frankenstein, pero en realidad no es más que pura mímica, una aberración premeditada para Raritos Autoproclamados con remeras de los Mummies y Bauhaus, que sueñan con autocines al lado del cementerio donde se proyectan en la misma noche Nosferatu y El Ataque de la Mujer de Cincuenta Pies. Está bueno que te gusten todas esas cosas, a mí me gustan todas esas cosas, me excusaba, pero yo sé (es que yo me las sabía a todas) que a los Horrors no les gustan de verdad. Copiones, ladrones, poseurs. Más allá de eso suenan horr—
Fast-forward a diciembre de 2011 y Skying, el tercer álbum de los Horrors (que salió en julio, pero yo llego tarde a todo) me absorbe por semanas enteras, me rehúso a escuchar algo más, me duermo con los auriculares puestos y las diez canciones que lo componen ofician de banda sonora para mis movimientos oculares rápidos, me temo futuro miembro de algún grupo de auto-ayuda en el sótano de una iglesia, me llamo Flor y no puedo darle stop a Skying, hola Flor responde el coro griego de musas adictas. La respuesta a la pregunta obvia —qué diantres pasó en estos cinco años que justifique tal cambio de opinión— no es fácil de elaborar, porque los Horrors siguen siendo copiones y ladrones. Lo fueron también en Primary Colours, su segunda oferta, donde con la ayuda de Geoff Barrow de Portishead se agarraron con uñas y dientes de un barrilete post-punk con carretel shoegaze, infinitamente más agradable que el panorama psychobilly bañado en gore del primer disco, pero imitación al fin.
Para Skying dieron un salto menos cuántico pero muy acertado: decidieron que querían ser New Wave, se produjeron a sí mismos y están más luminosos, melódicos y lindos que nunca. Sí, decidieron: pueden haberme ablandado el corazón pero sigo pensando que detrás de todo lo que hacen hay elecciones estéticas requete-pensadas, un intento de ser o al menos parecer lo más cool que se pueda. El quid es que a estas alturas les sale sin esfuerzo, ya no es más una payasada, y lograron un sonido orgánico que por más que canalice a tantísimas bandas ochenteras de Ray-Bans y pelo post-dedos en el enchufe fotografiadas en B&N, es en cierta medida propio de ellos también. Las líneas de sinte que se entrelazan, las trompetas, el bajo al frente, los driving beats krautrockescos, las capas de sonido, por Dios, quiere alguien pensar en las capas. Me rebelo contra la imposición tácita de mencionar canciones particulares porque la Cosa Entera es de una solidez y elegancia increíbles.
Es evidente que la banda, o alguien en la banda, ha hurgado a conciencia y con pasión devoradora cajas viejas de vinilos; desde aquella Strange House de 2007, admito a regañadientes, es evidente: el B-side de Death at the Chapel, por ejemplo, era un cover de un B-side de The Syndicats (un B-side de un B-side de un B-side y así seguimos descendiendo a lo Otto Lidenbrock por estratos musicales cada vez más oscuros), grupito inglés de poca trascendencia que sacó tres singles a mediados de los ’60, producidos por el genial Joe Meek. Los Horrors siempre han sabido mucho sobre música, siempre han elegido bien a quiénes copiar, pero con Skying demuestran definitivamente que ahora saben cómo copiar con estilo. Y si al fin y al cabo en cada época las bandas terminan copiándose entre sí, bienvenidos sean entonces estos “revivalistas” que toman lo mejor de una era y componen un collage así de encantador.
The Horrors – Skying
2011 – XL
01. Changing the Rain
02. You Said
03. I Can See Through You
04. Endless Blue
05. Dive In
06. Still Life
07. Wild Eyed
08. Moving Further Away
09. Monica Gems
10. Oceans Burning