Suena la frase “una película en la que las hojas ya cubren la tumba de los Rolling Stones” y las guitarras, el bajo y la batería crecen estrepitosamente, dando comienzo a Una comedia romántica protagonizada por José Goyeneche, Nicolás Kosinski, Francisco de la Canal, Pablo Perazzo y Fico Baigorri. La banda platense se retrasó un poco en el estreno pero la función comienza y es prometedora. Se respira otro aire, otra alegría –una palabra muy viciada políticamente en la actualidad, y que debe ser recuperada genuinamente por quienes la propagan de verdad mediante el quehacer artístico, que está más allá-. Es la nueva producción de la banda y los intérpretes se notan ajustados, cómodos en sus papeles. Quizás una de las razones más importantes sea un acertado giro en tanto búsqueda de sonido, en el que la banda logró sintetizar una profundización en melodías pop -a las que nos tienen acostumbrados- con un sonido mucho más pulido, que se aleja un poco de las guitarras torturadas lo-fi para aferrarse a instrumentos más acústicos, mejor grabación y mayor espontaneidad -en tanto el disco fue grabado prácticamente en vivo. En esencia, un arduo trabajo de búsqueda que no depende ni de un productor ni de un estudio, sino de la genuina instalación de una curiosidad creativa.
La búsqueda de estribillos memorables podría parecer una tarea muy dificultosa para cualquier autor de melodías, pero en manos de José Goyeneche –que durante el proceso compositivo, condensó más canciones en menor tiempo y más apertura a los aportes del resto de la banda- pareciera ser mucho más simple de lo que en verdad es. José sabe componer –más allá de tocar la guitarra y cantar- y sabe muy bien. Tiene una dedicación inusitada que va por la canción: apuesta por ella y por su fuerza catártica. Una apuesta pocas veces vista entre tantas bandas que apuntalan un culto al sonido que, en muchos casos, se ve viciado y deja de lado las raíces, las letras, las melodías que entran y salen para dejarnos con las ganas de escucharlas de nuevo y de querer encarnarlas.
La impronta fuertemente cinematográfica recorre el disco desde el título hasta muchas de las letras de las canciones y quizás funciona como una metáfora de esto. Valentín y los Volcanes protagonizan una película de la cual nos quieren hacer formar parte, y es difícil decirles que no: “Buscar un poco de amor / fuera de este amor / no nos va a matar / no nos va a matar” cantan en “Sonámbulos“, una de las canciones más simples y perfectas del disco, que podría quedarse en repeat en horas en el playlist de YouTube o bandcamp. La banda coquetea no tanto con el pop –otra palabra tan viciada en tiempos de Tan Biónica y que debe ser recuperada genuinamente por quienes la propagan de verdad mediante el quehacer artístico, que está más allá-, sino con la tradición de la canción popular argentina, que puede ir desde el tango, el folclore a Andrés Calamaro, pasando por Sandro o El club del clan. Las canciones son un diálogo con la tradición poética más universal de la música argentina y en cuanto al sonido hace base, de la mano del productor Tweety Gonzalez en el rock pop nacional que remite al Fito Páez de “El amor después del amor” y a al trabajo solista de Gustavo Cerati; sin dejar por eso de lado lo aprendido en sus trabajos anteriores y la experiencia forjada durante años en un sonido mucho más sucio. La banda, así, alcanza una potencia equilibrada como la manifestación de un caos organizadamente pop.
Valentín y los Volcanes – Una comedia romántica
2015 – Triple R
01. La tumba de los Rolling Stones
02. El Salto de Sofía
03. Sonámbulos
04. Decís
05. Costanera
06. Tantas Flores
07. Los Nuevos
08. El Tonto
09. Golpea lo que Encuentra
10. Películas