Hace un rato termino de ver Life Aquatic (Wes Anderson, 2004) y es una de esas películas que siempre miro en el video club y no alquilo, bueno hoy la alquilé. La verdad que tenía muchas expectativas por Anderson y Murray juntos nuevamente. Qué me pasó, es difícil de describir… No sé si se debe al tono surrealista del film o simplemente la historia, pero me sentí sacada de lugar, como si me hubieran descolocado.
Puedo decir que la historia no me mató, sobre todo porque el ritmo decae muchas veces y me hizo mirar para otro lado. Pero sí me gustó (y mucho) la construcción de los personajes; lo cual estimo fundamental en el film. Más allá de las actuaciones (que son increíbles en su gran mayoría) el carácter de cada personaje está logrado maravillosamente: Steve Zissou (Murray) es un personaje inolvidable. Y, partiendo de este punto podríamos decir que es una película con mucha consistencia, porque creo que principalmente se destaca la identidad de cada uno de los tripulantes en el barco de Zissou como base del relato. Las interrelaciones entre ellos se vuelven el sustento de las aventuras y del papel de cada uno; cada situación que acontece se mezcla con el rompimiento o refuerzo de las relaciones, siendo el océano y el universo que éste encierra un personaje más y no con poca importancia. La historia relata, a grandes rasgos, el momento de decadencia de Steve Zissou, un explorador marino y cineasta que ha tenido mucho éxito junto a su comunidad marina, pero que sólo le restan algún que otro fan y sus fieles tripulantes. Y actualmente descubre que podría tener un posible hijo (Owen Wilson) que se suma a su tripulación. Bill Murray representa al marino en cuestión y tiene como amigo y compañero incondicional a Klaus encarnado por Willem Dafoe, en un trabajo magnífico. El elenco también cuenta con la valorable actuación de una inusual Cate Blanchett, interpretando a una reportera que se embarca junto al equipo con el propósito de entrevistar al olvidado Steve. Básicamente la tripulación Zissou se presenta ilógica (desde sus objetivos hasta en sus costumbres), lo que agrega al film un puñado de situaciones de ridículas que no dejan de ser cómicas. Hay algo que no puedo dejar de destacar y es lo ingenioso de la película en muchos aspectos: la historia sin duda lo es, que de hecho la considero muy bien lograda, sólo que la forma de contarla tal vez no fue la adecuada. Sobre todo porque el director nos tiene acostumbrados a comedias brillantes con un ritmo fantástico. El vestuario es digno de admiración, con esos uniformes bicolores que dan la sensación de un ejército de lo inexistente. Pero sin duda, lo más ingenioso y genial del film es la creación de ambientes que junto con los colores nos sumergen en una atmósfera acuática surrealista, de alguna forma infantil y por qué no? Nos retrotrae a Julio Verne. A la vez es interesante destacar que este ámbito acuático del que hablamos es lo que le aporta una buena cuota de exotismo a la obra, ya que no es de lo más usual encontrarse con películas que transcurran casi íntegras en el océano y que no traten de catástrofes. Es posible decir varias cosas de este film, pero hay algo que es clave, y es que uno llega a sentirse un miembro más de la comunidad Zissou, entre tanta decadencia es posible encontrarse a uno mismo, incluso dentro del personaje de Murray donde todo parece derrumbarse. Se presenta como un hombre anacrónico, que aún se refugia en un éxito ya perdido y que sólo cuenta con aquellos que le han sido fieles durante toda su trayectoria. Podría decir que la película se me presentó agridulce, pero pude encontrar (como siempre encuentro en Anderson) genialidades, que son las que me mantienen frente a la pantalla sabiendo que vale la pena.