El décimo tercer álbum de Weezer suena exactamente a un disco de Weezer. No se puede decir que The Black Album aporte demasiado a su nutrida discografía: melodías rock y pop (más pop que lo normal), la voz de Rivers Cuomo al frente y algunas licencias dudosas para introducir samplers y efectos, podrían resumir bien las diez nuevas canciones. El mismo Cuomo había dicho que todas las composiciones fueron escritas en el piano, lo que explica por qué la guitarra quedó parcialmente desplazada para dar lugar a los elementos psicodélicos y electrónicos que recorren The Black Album.
Durante muchos años, Weezer buscó la aceptación de una escena que siempre le resultó bastante esquiva (la Rolling Stone había calificado a Pinkerton como el peor disco del 1996). Pero Weezer deseaba ser considerada una de las grandes bandas de rock y jugar en primera. Con el paso de los años, la banda comenzó a tomarse con tranquilidad el lugar que ocupaba y dejó de preocuparse tanto por el éxito o la popularidad. En esa línea, The Black Album contiene versos sinceros y lejos de cualquier pose, que reflejan la pacífica conformidad (si eso fuera posible en el caso de Cuomo) de su líder con él mismo y con el mundo. En “Zombies Bastards” canta: “La música salvó mi vida”. En la misma canción, con un extraño aire existencial y orgulloso, desliza: “Si muero, significa que viví mi vida /Y eso es mucho mejor que esconderme en un agujero.” Lejos de ese humor que corona la mayoría de sus hits pasados, este álbum los encuentra más reflexivos. “High As a Kite” empieza con una balada de piano y la letra parece una declaración de principios: “Cuando estoy alto /Y renuncio a esta persecución de pesadilla /Y todo lo que quiero hacer es liberar la mente.” Las obsesiones del pasado parecen haber quedado atrás, y en ese sentido este trabajo parece ser un mantra curativo.
Una amiga fanática de la banda me decía que extrañaba ese rock/pop/nerd delicioso de los primeros discos y que los nuevos temas se encuadran en un pop prefabricado sin gracia. Algo de eso hay. La solemnidad tampoco comulga con el espíritu weezero. El desparpajo y la frescura de las épocas mágicas de “Buddy Holly” dieron lugar a arreglos un poco predecibles y a la vez sofisticados, anulando la esencia de los oriundos de Los Ángeles. Por ejemplo, “Byzantine” presenta una guitarra española. En otros momentos buscan acercarse al hip-hop, como en la primera canción que abre con una melodía mariachi y un sample que repite “Hasta luego /Adiós.”
A ésta altura Weezer no tiene competencia, pero recientemente alguien sí le hizo sombra: Weezer. Dos meses antes de que saliera The Black Album, la banda sacó de forma digital The Teal Album (el álbum verde azulado, otro color más y van…), un disco de cóvers que van desde “Take On Me” de A-ha hasta “Paranoid” de Black Sabbath. Curiosamente, su interpretación de “Africa” de Toto alcanzó el puesto número uno en la lista de canciones alternativas de Billboard. ¡La canción lleva casi 11 millones de reproducciones en YouTube y representa el mayor éxito de la banda en años! Mientras que las del último disco no llegan en su mayoría a las 100.000 reproducciones. Evidentemente, el éxito inesperado que supuso The Teal Album –que parece prolongarse en el tiempo-, le restó cobertura a la presente placa.
Para aquellos que no conocen la banda ni su sentido del humor (no dejen de leer la delirante “biografía” que Rivers Cuomo subió de sí mismo en su perfil de Spotify), sería oportuno aclarar que el color negro de la portada nada tienen que ver con la música, que no suena más fuerte ni pesada que antes. A lo largo de sus 27 años de carrera han elegido colores para acompañar sus producciones sin que estas tengan injerencia en el producto. Ya tenían el rojo, el azul, el verde, el blanco y faltaba el negro.
“Welcome to the dark side” prometía el comunicado con el que Weezer anunciaba la salida de su Black Album en las redes sociales. Uno podía esperar una obra oscura, compleja, tal como había ratificado su cantante en diversos medios antes del estreno. Sin embargo, en su intento por sonar modernos, el disco producido por Steve Sitek decepciona, carece de unidad y los tracks pecan de una liviandad difícil de digerir. Puede que no sea una obra significativa ni relevante, pero ¿cuántas bandas de hoy en día no quisieran sonar así? Un Weezer regular es siempre superior a la mayoría de las bandas que suenan hoy en día y eso siempre será valorable.
Weezer – The Black Album
2019 – Atlantic / Crush
01. Can’t Knock the Hustle
02. Zombie Bastards
03. High as a Kite
04. Living in L.A.
05. Piece of Cake
06. I’m Just Being Honest
07. Too Many Thoughts in My Head
08. The Prince Who Wanted Everything
09. Byzantine
10. California Snow