En numerosas ocasiones pasa, que cuando algo se mantiene ausente durante un tiempo o simplemente se deja de lado definitivamente, pasa a ser el recuerdo de lo que fue, una mera imagen en la cabeza que se quedó para nunca olvidar la grandeza y el éxito de los tiempos pasados. Como todo en la vida, esto también se traslada al ámbito de la música. Sin embargo, el caso de Zoé es totalmente opuesto a esta realidad, ya que han sabido, inteligentemente, cómo sortear este bache en el camino, para volver hoy, en pleno 2018, a ser la banda referencia que han sido siempre en Latinoamérica. Todo esto sabiendo que los mexicanos desde Prográmaton (2013), no habían vuelto a los estudios ni a los grandes proyectos, hasta este 2018.
Lo nuevo de Zoé se titula Aztlán, álbum cargado de todos los puntos tan personales y usuales que el grupo ha llevado por bandera durante todos estos años, como pueden ser esas letras cargadas de sentimiento y de tónica tan melosa, el carácter tan melódico impreso en sus acordes y esas pinceladas de progresismo añadidas con teclados y sintetizadores que dan el toque distintivo.
Los mexicanos liderados por León Larregui se revientan una vez más y amparados tras este disco, consiguen demostrar que a pesar del paso de los años siguen siendo una de las bandas más influyentes de toda la historia del rock alternativo en Latinoamérica, pudiendo codearse y compartir estos galones con otras bandas como Soda Stereo o Café Tacuba.
Pero centrándonos, y yendo directo a diseccionar este nuevo trabajo, Aztlán es un disco impregnado por todo el talento de la banda en su conjunto, donde las letras de León casan a la perfección con el resto de esa instrumental tan poética y casi espacial, creando una atmósfera que te atrapa como si estuvieras hablando de la propia gravedad, y que te hace recaer en las armoniosas bases una y otra con cada canción que vas escuchando. Aunque con auténticos éxitos como “Azul“, “Hielo” y “No hay mal que dure“, Zoé consigue con este disco que no busques solo las canciones más escuchadas y las guardes en tu lista, sino que logran que el resto de Aztlán sea una obra bien estructurada, que tengas el impulso de escucharlo completo, sin discriminar por un par de canciones. Es decir, y sin andarnos con más petulancias, no es el típico disco del que solo salvarías unas pistas para centrarte en otra cosa, sino que te dan ganas de escucharlo completo para no perderte de nada.
En conclusión, bajo la seguridad en lo que hacen y resguardados por la experiencia de tantos años, poco esperado era que los mexicanos hicieran un mal papel y se desviaran de la senda que los ha conducido hasta donde han llegado. Aztlán es un álbum totalmente recomendable si ya habías oído algo de Zoé y te había agradado, o simplemente si te gusta ese rock con un aire fresco que suena tan novedoso y que se desmarca tanto de patrones clásicos y canónicos.
Zoé – Aztlán
2018 – EMI / Universal
01. Venus
02. Azul
03. No hay mal que dure
04. Al final
05. Hielo
06. Luci
07. Aztlán
08. Temor y temblor
09. Renacer
10. Ella es magia
11. Oropel
12. Clarividad