Acorazado Potemkin es el resultado de una mezcla tan curiosa como efectiva. El trío está compuesto por el ex Pequeña Orquesta Reincidentes, Juan Pablo Fernández, en guitarra; el ex Don Cornelio y la Zona, Los Visitantes, Me darás mil hijos, Federico Ghazarossian, en bajo; y el actual Valle de Muñecas y Motorama, Luciano “Lulo” Esaín, en batería. Un cóctel que combina bagaje e intensidad en cada uno de sus frentes.
“Somos tres chabones con sonido definido”, explica Lulo. “Fede (Ghazarossian) pone el equipo, se cuelga el bajo y lo que suena es Fede, no es otra persona. Siempre digo lo mismo, admiro a los músicos con los que toco, nunca dejan de sorprenderme. En ese entusiasmo por el sonido propio la banda termina sonando diferente”, agrega.
El encuentro de las tres partes se dio en 2009, de manera accidental. Un año atrás, luego de la separación de Pequeña Orquesta Reincidentes, Fernández comenzó a preparar algunas canciones en solitario. Un día se encontró con Federico de casualidad en un cumpleaños y le contó de sus ideas. Al bajista le gustaron. Con Lulo apenas se conocían aunque ya habían intercambiado algunas conversaciones de pasillo en la puerta del jardín de sus respectivos hijos.
“Nos juntamos en la sala a tirar cosas para ver si el fuego prendía, y prendió”, recuerda Lulo. Ese fuego inicial se transformó primero en Acorazado Potemkin y luego en dos discos (Mugre en 2011 y Remolino en 2014) que exponen la consecuencia de ese calor original. Juan Pablo explica:
“Es una verdad de perogrullo pero la suma de las personalidades construye un universo común, el lenguaje de la banda”.
El trío se encuentra actualmente en la etapa de preproducción de su tercer álbum. Ahora toman mate y fuman cigarrillos, pero hasta hace un momento estaban tocando como si fuese el último día. Acaban de terminar un ensayo arduo en el que solo sonaron instrumentos.
“Las bases de las canciones ya están definidas pero todavía hay que trabajar en las letras”, explica Lulo mientras se acomoda en uno de los sillones de la sala en la que también ensaya con Valle de Muñecas y Motorama. Juan Pablo, el principal encargado de la labor lírica, asegura que el disco nuevo va a estar atravesado “por todo lo que pasa”.
Acorazado Potemkin es una banda conocida por su compromiso con la clase trabajadora. “Siempre tratamos de amplificar los reclamos de protestas, despedidos, fábricas tomadas. Hace un tiempo nos llamaron para hacer un tema para Mariano Ferreyra y quisimos estar. Hay que acompañar”, explica Juan Pablo. Y agrega:
“Las cosas que están pasando ahora, los despidos en el estado, nuestros amigos que se quedaron sin trabajo, todo eso forma parte de nuestro alrededor. Siempre decimos lo mismo, los ensayos son momentos de mucha intimidad, de mucha introspección, pero hay que dejarse interrumpir por lo que está pasando”.
Lulo asiente con la cabeza y aclara: “Por ahí toda esta situación te incentiva un poco más, pero no es adrede. El mensaje siempre sale en ese sentido y no hace falta ser tan explícito. Uno está plantado de otra manera todos los días, desde que te sentás en la batería y apretás bien fuerte los palos, o cuando te colgás la viola y le das con todo”.
Su mirada de la realidad se escucha en las letras, se siente en los golpes y se funde en la cadencia tanguera de la voz de Fernández, un relator de historias urbanas de este siglo. Su prosa mezcla historias íntimas con versos críticos que exponen su visión y narran el presente.
“Esto lo que estamos viviendo nosotros –asegura-. No viene de la idea esa de que el rock tiene un costado político y entonces hay que ser un artista comprometido y qué se yo. Cuando termina el show nosotros nos vamos y siempre hay un militante que se queda ahí, en la fábrica, en la huelga. Hay que reivindicar eso. A veces hasta nos pagan el taxi para volvernos a nuestras casas pero ellos se quedan ahí. No somos de andar declamando consignas, pero nos gusta acompañar y nos sentimos acompañados. La gente necesita conectar con las emociones y a veces el artista es el vehículo para eso”.