Si hay algún legado que nos han dejado los cantautores latinoamericanos de antaño es que hay que ser valientes al cantar. En épocas de dictaduras y crisis, la música –y específicamente las canciones- han sido un testimonio vivo de las luchas, llantos y triunfos de la gente común, convirtiéndose de esta manera en un documento histórico imborrable y cuasi sagrado. Levantadas generalmente a costa de guitarra y voz, las canciones con temática social en un país como Chile no han necesitado pirotecnias para ser coreadas y recordadas por generaciones, pues valiéndose simplemente de sus letras y melodías esas canciones han sabido sostenerse y conmover a través de los años. Hablamos de Violeta, de Víctor, de Pato Manns. Hablamos de letristas con el corazón puesto en la realidad.
Estamos en 2016 y los tiempos han cambiado, como también las luchas y, cómo no, la música. Quizá sea un poco atrevido hablar de un desencanto del cantautor con guitarra, pero sí parece necesario mínimamente advertir la búsqueda de muchos músicos por hablar desde otro lugar, no desde la silla de la cual ya nos hablaron muchos. Alex Anwandter tiene ambos lugares muy presentes: el cantautor que quiere denunciar, luchar y generar reflexiones a través de su arte y el artista que quiere bailar, hacer bailar, hueviar con el público que lo sigue y que lleva un cartel invisible que anuncia que si no se puede bailar, esta no es su revolución: “Yo voy zigzagueando con mis intereses: a veces tiro para un lado de canción clásica o de tradición de canción, y otras veces voy por un lado más electrónico y/o experimental. En Amiga en particular, creo que me censuré o me limité muchísimo menos que en otras ocasiones. Es un disco que va literalmente desde un house noventero a una canción casi folclórica chilena, y con muchas otras cosas entre medio. Me permití ese ejercicio –o falta de limitar un ejercicio- porque el contenido temático es súper fuerte, y al mismo tiempo siento que es súper análogo a cómo se escucha música hoy. No creo que haya gente hoy en día que escuche un solo tipo de música, yo incluido, así que hacer sólo un tipo de música y tocar una misma tecla durante un disco entero se me hacía medio absurdo en éste 2016″, sostiene Anwandter en su primera respuesta para Indie Hoy antes del show que dará éste viernes 11 de noviembre en Palermo Club, y agrega:
“En Amiga fue muy dedicado el esfuerzo de composición en cuanto a las letras. Con el tiempo y la experiencia me he dado cuenta que lo que cala más profundamente es una melodía y una letra, mucho más que el ritmo y la producción; y por eso mi principal trabajo en éste último disco fue descubrir estéticas y formas nuevas de ser disidente; disidente con cosas que me parecen violentas y contingentes, y que son los temas que toco en Amiga. Me he obligado a tratar de dejar un poco de lado mi faceta músico-productor y poner los sintetizadores, acordes, efectos, etcétera, en el lugar que siento que merecen, que es en segundo lugar, y hacer un esfuerzo más consciente y más frontal en cuanto a las letras.”
Con tres discos solistas bajo el brazo desde el 2010 hasta el presente, el ex Teleradio Donoso ha ido tomando vuelo y haciéndose cada vez más conocido gracias a sus beats y melodías pop que conviven con poderosas letras capaces de conmover tanto por su sinceridad como por su contingencia. Este revoltijo fue celebrado en el lanzamiento de su último disco Amiga (2016, Nacional Records), show brindado en un Teatro Caupolicán lleno, cariñoso y ruidoso que recibió y despidió a Anwandter entre aplausos y bailes: “Fue súper bonito y súper emocionante. Ése concierto fue lo que empezó a cerrar todo un trabajo de años y un proceso artístico largo. Hacer un disco siempre tiene un trasfondo de por lo menos un par de años, entonces llegar a ese instante donde uno finalmente se empieza a comunicar con el público y puede sentir cómo y cuánto sienten ellos es muy importante. Sentir toda la energía que se devuelve es increíble, y tal vez puede sonar esotérico esto que te digo, pero quizá lo es. En los conciertos se completa el proceso. Yo no publico los discos para que se queden ahí; yo publico los discos para que se produzca un diálogo”. Con el mismo tono de voz agradecido y afectuoso, Alex no titubea cuando se le pregunta si extraña el estar tocando en una banda: “No me imagino nada en contra de ser solista (risas). Yo soy muy poco nostálgico, y lo pasé bien con Teleradio Donoso, pero se me hace casi una mala idea tener una banda, sobre todo por terminar haciendo arte en una onda como focus group cuando en realidad una sola persona puede ser el compositor. Se me hace algo que va como en detrimento de una identidad artística fuerte. Por ejemplo yo en Teleradio componía y producía todo, pero si a alguien no le gustaba, lo tenía que sacar. Se me hace medio absurdo”, sentencia.
En la misma línea de creación y recepción, el artista y productor ha tenido nuevas experiencias en las últimas semanas gracias al ida y vuelta entre él y los espectadores de su ópera prima Nunca vas a estar solo, film que se estrenará los próximos días en cines chilenos y que pronto llegará a salas argentinas y mexicanas: “Lo que más me ha gustado de todo –aparte de la experiencia misma de hacer la película y de conocer tanta gente haciéndola- es una instancia muy específica que se da para los directores, que es ir a los lugares y conversar con el público luego de las funciones. Esos diálogos se me han hecho muy interesantes. La película es un poco fuerte y trágica, y la gente sale bastante conmovida y sacudida. Muchas veces el público quiere contarme lo que sintió y contar sobre su propia realidad, y causar que algo se remueva en el público me parece un objetivo suficiente para el arte, mucho más que crear una obra maestra o algo perfecto. Con conmover y provocar reflexiones me parece que algo ya está logrado”, afirma.
Uno de los elementos que caracteriza el trabajo de Alex Anwandter es su discurso sociopolítico firme y su militancia feminista a través de la canción, militancia que amplía las esferas del pop mostrándole al mundo que el estilo de música más oreja de la historia no tiene por qué ser superfluo y que, al contrario de lo que generalmente se piensa, puede ayudar a construir una sociedad un poco más consciente: “Lo que yo me esfuerzo en lograr es aportar a un cambio en el clima moral, pero a través de reflexiones, no en decirle a la gente cómo deberían pensar o actuar o algo así. Obviamente tengo ideas y sentimientos fuertes con respecto a violencias de las cuales me gusta formar parte de su lucha en contra, llámese machismo y discriminación, que son las batallas que escogí, y con haber escogido eso tengo más que suficiente para el resto de la vida. En México, en Argentina y en Chile hay experiencias en común en relación a esos temas y hay muchas voces que sostienen esa violencia. Con cualquier artículo o comentario feminista que aparece en los medios, luego se viene una avalancha de ridiculización y de desvalorización o derechamente de violencia de vuelta, entonces ser parte de las voces que están a favor de eliminar esa violencia se me hace lo que tengo que hacer, nomás, como artista y como ciudadano”.
Así como Anwandter ha sido reconocido como una de las figuras públicas que más ha apoyado la causa contra la discriminación hacia la diversidad sexual y contra la violencia hacia la mujer, hay músicos de su misma generación que han sido catapultados en redes sociales a causa de dichos poco amigables hacia la causa feminista que se ha levantado fuertemente en el último año. A raíz de esto el compositor comenta: “Esos dichos los recibo como otra manifestación de la misma violencia, y la violencia siempre choca y duele, pero también es un motor para seguir en el trabajo de desmantelarla. Muchas veces me desayuno esas declaraciones de músicos –y a veces hasta mujeres músicos- que tratan de desvalorizar o pisar el movimiento y bueno, hay que levantarse y tratar de emprender nuevas estrategias para contrarrestar eso. Es un camino súper largo y muy frustrante, pero al final da lo mismo la frustración que uno pueda sentir, porque esa lucha es mucho más importante”.
La música de Alex Anwandter tiene alma y eso se siente. Anwandter va a cantar a las tomas de los colegios en señal de apoyo desde hace años y los estudiantes bailan sin importarles nada y al mismo tiempo, importándoles todo. No es punk, no es rock contestario, no es canción folk de protesta. Es pop puro y duro, hablador, sensible y luchador. Es pop feminista y es el nuevo capítulo que se abre en la canción social chilena y latinoamericana.