Algodón llega a Argentina para presentarse este sábado 15 de febrero en La Tangente. En 2018, la banda uruguaya seleccionó las mejores canciones de sus primeros cuatro discos en el compilado titulado Algodón de colección. Esto sirvió de base para abrir las puertas a un nuevo sonido, reflejado en su disco Virtudes del mismo año. Algodón combina un pop psicodélico con una dramaturgia elegante, usando una llamativa paleta de colores pasteles para colorear su universo sonoro. Hablamos con su vocalista, Paul Edward Higgs, sobre el imaginario florecedor de la banda.
¿Cómo se preparan para su show junto a Los Siberianos?
Es un fechón, Algodón y Los Siberianos representan cierta autenticidad musical, tal vez intransigente, un montón de cuestiones complacientes que a veces la música tiene. Ambas bandas hemos hecho una carrera en base a hacer lo que nos antoja, teniendo así bastantes respuestas positivas en la región. Creo un poco más Algodón que Los Siberianos, ya que ellos hacen algo hermoso claro, pero son más Creedence Clearwater Revival y Algodón logra algo más cancionero, más abarcativo. Pero somos muy amigos además, existe la razón de que yo me encuentro grabando y produciéndolos también.
¿Sienten que cerraron una etapa con el compilado Algodón de colección?
Absolutamente, concluye cierto ciclo que fue de los primeros cuatro discos. Que a pesar de Algodón tener un universo conceptual, creativo, musical, de imaginario, muy certero, tal vez como grupo, no habíamos hecho lo que logramos hacer luego de ese cierre de etapa. Fue horizontalizar nuestras energías, para que el grupo pase a ser de quienes lo integramos por igual, digamos, y no sea como en los primeros cuatro discos en los que yo había grabado solo. Hacer el álbum de colección fue como darle una despedida y dejar todo listo para Virtudes, que es cómo funcionamos ahora, somos realmente un grupo que solo existe si estamos todos los integrantes alineados y tirando de la misma carroza.
¿Cómo caracterizarías el aspecto más conceptual de Virtudes?
Yo creo que Algodón tiene eso de que es como un canal de energía positiva para esta dimensión. Y eso no creo que lo perdamos. Solo que tal vez hay cierto grado de madurez que se ve reflejada en las canciones de ese álbum. Ya no es todo tan bordó brillante como las frambuesas que estoy mirando ahora mismo que tengo en mi heladera, sino que hay cierto grado de drama en el asunto. Sería algo así como que está el durazno sangrando y acá sería frambuesas sangrando, en vez de simplemente brillando o siendo un helado delicioso. Las canciones que ahora hagamos nos tienen que representar a todos por igual, antes era simplemente lo que se me pasaba por la cabeza y quería plasmar en un tema.
Siempre fueron una banda prolífica que sacó nuevo material en cada año. ¿Qué tienen planeado para este 2020?
Estamos preparando una canción nueva que se llama “Dos de paz”, queda a libre albedrío elegir qué significado o qué imagen desea uno darle. Te adelanto que la tapa son dos helados juntos que están hechos de azúcar que venden en Brasil. La fotografía la hizo una amiga nuestra, fue eso lo que ella refinó de lo que sentía. Para mí, “Dos de paz” era como “dame dos minutos de paz”, y para otras personas es el signo de paz que hacés con la mano. Lo grabamos en el estudio Fader de Mendoza cuando estuvimos de gira, y luego parte en Montevideo que también ya refleja una especie de madurez en especial ejecutiva de música de hacer exactamente lo que queremos hacer, con lo que hemos aprendido durante todos estos años. Por no decir una especie de música excelsa, porque está muy bien tocada, muy armoniosa. A mí me hace acordar un poco a los Traveling Wilburys, que son un súper grupo que hubo en los 90 en el cual participaban Bob Dylan, George Harrison, Jeff Lynne, Roy Orbison y Tom Petty. Tiene algo medio de eso, medio country, pero medio canción rioplatense. Está fino fino, hi-fi, yo estoy muy contento.
¿Qué elementos fuera de lo musical dirías que componen este imaginario de la banda?
Por ejemplo, acá yo encuentro un cable que tiene miles de cables juntos, tiene los colores amarillo, un verde perla muy bonito, violeta, un rojo y naranja pastel, un gris, azul, marrón, como una cosa cuasi arcoíris… Algodón tiene algo de eso, luminoso. Me gustan también las cosas del imaginario montevideano para representar al grupo. Siento que es como algo que dialoga con las personas que nos oyen en Montevideo, que son las personas que nos han hecho el aguante siempre. Siempre hay algo primaveral, o algo como calentito en invierno. Madera curada que está como pulida y le pasaron barniz. Me imagino el estudio de grabación donde grababa Dylan en el 83 en Nevada, Nebraska, Algodón también tiene algo de eso. Ahora hay armónicas también. Y tiene algo de esas lanchas con hélices que andan en los pantanos en Estados Unidos, tiene como un guiño a eso, que más que por la música no hemos tenido un acercamiento a ese imaginario del pantano. Los pétalos de rosa cayendo muy dramáticamente y en cámara lenta frente a nosotros en un recital. Siempre también algo muy lúdico hay en nuestra música, como un guiño de humor. Porque creo que ahí está la elegancia en la música que hacemos, que es, nunca tirarse del lado de hacer un chiste chiste, pero siempre hacer un guiño, como las canciones de George Harrison o Charly García que también lo ha hecho.
Hace un tiempo te viniste a vivir a Buenos Aires. ¿Cómo te trata la ciudad?
A mí me encanta, yo fui hecho para estar acá. En marzo va a ser un año que estoy acá. Estuve absorbiendo todo, desde lo dramática que es la gente acá, lo romántica, lo tanguera, que se pelean, se arreglan, se putean y está todo bien. Eso me sorprende, me cansa, formo parte y me desaparezco. Todo eso lo he absorbido bastante. Mucha música en primera fila que viviendo en otro lado no hubiera visto. El otro día fui a ver a Tomi Quevedo, muy lindo lo que hace, también tocó Galean, que es un amigo que hace una música hermosa. Un razonamiento que hacía el otro día era que no necesariamente las bandas que suenan mejor o tienen los shows más efervescentes, son lo que más me divierte a mí como audiencia. En Montevideo a veces me gusta ver al grupo de mi viejo que es un trío de blues de señores de 60 años, tocando en un lugar que no hay nadie, una cosa medio decadente y hasta morbosa, pero es eso lo que en realidad me gusta, tal vez ese sea mi tipo de espectáculo. He absorbido mucho de mis amigos pampeanos, tienen una pura cepa muy auténtica que es interesante. También El Príncipe Idiota con quien he estado trabajando últimamente, es muy bueno, le produje un tema, entonces lo vi trabajar en el estudio y es realmente especial. Candelaria Zamar, Karina Vismara, es muy profundo lo que hace, la percibo con un espíritu del bosque a pesar de estar acá en Buenos Aires. El otro día vi un grupo muy bueno de La Plata que se llama Mora y Los Metegoles en el Richards. También Pérez, otro clásico de La Plata. Lo que más me gusta hacer es ir a ver bandas.
¿Qué nos podés recomendar sobre la escena uruguaya?
Recomiendo a Santiago Imaginario que es un chico de 17 años y viene de un lugar que se llama Artigas, que es al norte de Uruguay límite con Brasil. Y el pibe este con su conexión a internet y su conexión a la nube creativa que nos nutre, ha grabado discos geniales. Y ahora se fue a vivir a Montevideo y creo que le va a hacer muy bien, vi que estaba tocando más. Después está Leandro Aquistapacie que es muy bueno, una vez una amiga se enojaba conmigo porque yo decía que Leandro era un erudito y ella me decía que no había que hablar más de la palabra erudito, pero yo decía que era “el último erudito” y para mí lo es. Tiene un coeficiente intelectual altísimo y graba una música como un soul rioplatense muy épico, toca el piano y canta, es como un veintidosañero viejo, le gustan las cosas de viejo como ir a pescar. También hay una chica que hace cosas muy interesantes que se llama Victoria Brion, que comparte mucho con otra chica que hace cosas muy buenas que se llama Alfonsina. Está sacando unos temas que están buenos y hacen un show muy interesante en vivo. También Los Hermanos Láser que es una bandaza, como Fede Graña y Los Prolijos, ellos me cambiaron la vida cuando yo tenía doce años.
Algodón se presenta el sábado 15 de febrero en La Tangente (Honduras 5317, CABA) junto a Los Siberianos, entradas disponibles a través de Ticket hoy.
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Foto principal: Coo Fotografía.