Diez años de silencio se transformaron en un grito de renacimiento para Ana Tijoux. Tras una década sin publicar nueva música, la artista franco-chilena volvió al ruedo en enero de 2024 con Vida, un álbum íntimo y revolucionario cargado de reflexiones sobre la vida, la muerte y la resistencia. Al mismo tiempo, convierte el duelo en arte a través de una lírica punzante y una musicalidad que fusiona ritmos tradicionales con toques vanguardistas. Vida marca un hito en la carrera de Tijoux y reafirma su compromiso con la justicia social y la búsqueda de la identidad.
Vida es el primer disco de estudio que Tijoux publica desde Vengo (2014). Ambas obras, que ella misma considera casi antagónicas, presentan un contraste simbólico evidente. “Podría decir que Vengo nació desde la vida, mientras que Vida, por el contrario, nació desde la muerte”, afirma la artista en conversación con Indie Hoy acerca del catalizador principal de su más reciente material, que presentará en vivo el próximo viernes 21 de febrero en Ciudad Cultural Konex.
Como menciona la cantautora, un hecho en particular tuvo una incidencia importante en la inspiración detrás del concepto de este álbum: la muerte de su hermana, Tania, quien recibe su propio homenaje en el disco con una canción que lleva su nombre. “Parecería que los humanos estamos preparados para muchas cosas, pero nunca para afrontar el fallecimiento de un ser querido. Es un tema tan tabú que rara vez logramos comprender del todo nuestra conexión con la ausencia”, reflexiona la artista de 47 años. “Me di cuenta de que el duelo tiene su propio tiempo y no siempre es lineal: es caótico, impredecible. Componer este disco me ayudó enormemente a comprender y atravesar todo ese proceso“.
En los diez años que separan un disco del otro, ocurrieron muchísimas cosas, pero, sobre todo, la industria musical cambió a un ritmo vertiginoso: nuevas plataformas, nuevas reglas y una dinámica de trabajo que le exige a los artistas mantenerse activos y publicitarse en plataformas. “Mi percepción del tiempo fue muy distinta de lo que dicta el negocio musical. En ese tiempo, he girado y trabajado intensamente, pero también me tocó maternar. Y eso tiene otra velocidad. Cuando volví al estudio, me sentí más relajada conmigo misma“, cuenta al respecto.
Además de servir como catarsis, el regreso a la sala de grabación también significó un nuevo desafío: mostrarse lo más auténtica, real y frágil posible, sin importar los resultados. “Por más que digamos que somos auténticos y humildes, al final, todos los artistas construimos un personaje que nos protege de nosotros mismos y de lo que implica este trabajo. Es un oficio hermoso, pero también conlleva una gran exposición”, dice. “Por eso me propuse hacer cosas que nunca me había atrevido a hacer, pero de la manera más natural posible. Estoy mayor, se ha muerto un montón de gente, voy a disfrutar las cosas de otra manera”, reconoce con una honestidad que define su trayectoria.
Sobre el proceso de producción, la cantautora trabajó nuevamente con Andrés Celis, con quien mantiene una relación creativa desde la infancia. Juntos, lograron plasmar el sentimiento de este disco en canciones que van desde la melancolía hasta la rabia y la celebración. En “Niñx“, por ejemplo, Tijoux le canta a su hija, pero también se envía un mensaje a sí misma en un mundo cada vez más hostil y polarizado: “Estamos todos sedados, como si tomáramos un ansiolítico colectivo, perdiendo la esperanza mientras los ricos son cada vez más ricos, los pobres cada vez más pobres y la violencia se multiplica hasta volverse hiperviolencia”, explica.
Otro punto fuerte del álbum es “Millonaria“, donde la artista critica la noción de riqueza impuesta por el capitalismo y le otorga un sentido más terrenal, conectado a los vínculos personales, los momentos valiosos y lo simple de la vida. Según dice, la verdadera abundancia está en la interacción con un otro: “Para mí, ser millonaria es tener una casa caliente, mi familia con salud y amigas de fierro que me avisen cuando me estoy volviendo pelotuda”.
Aún así, reconoce que existe una gran contradicción entre su crítica al sistema y la realidad de vivir dentro de él, pero insiste en que lo importante es no perder la capacidad de cuestionar. “Entre hablar de esto y aplicarlo hay una brecha enorme. Yo soy el eje de mi propia contradicción, porque me siento culpable en permanencia. La lucha siempre es conmigo misma: no sentirme culpable por hacer una fiesta o por entregarme al simple arte de la contemplación, que para el sistema es lo más improductivo que existe”.
La historia detrás de la participación de Estela de Carlotto
Uno de los momentos más conmovedores de Vida es la participación de Estela de Carlotto en “Busco“, el interludio que precede a “Busco mi nombre“, una canción inspirada en una historia sobre la exploración de la verdad y la identidad. “Son un estandarte de dignidad y nobleza, una lección para el mundo -especialmente para América Latina- sobre la lucha y la memoria“, dice Tijoux sobre las Abuelas de Plaza de Mayo. “Lo hermoso de ellas es que su legado trasciende Argentina, cruza la cordillera y llega a Chile. Como todo pueblo latinoamericano, compartimos, de alguna manera, una historia común, por lo que las Abuelas nos hablan y nos interpelan. Entendemos su dolor y su lucha porque también es la nuestra“.
Ana nació en Francia, hija de padres chilenos militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), quienes, durante la dictadura de Augusto Pinochet, se vieron obligados a exiliarse en el país europeo. Las Abuelas siempre fueron un tema de conversación en la mesa de su casa: “No me gusta la iconografía, porque sería como fijarlas en un solo lugar, hacerlas estáticas. Pero crecí en una familia donde observar a estas mujeres, su vitalidad y el dinamismo con el que luchan… fue un ejemplo clave del camino a seguir“, detalla.
La artista reveló que la inspiración para “Busco mi nombre” surgió durante una noche de conversación en Barcelona, compartiendo vino e historias con dos amigos argentinos, ambos hijos de desaparecidos y miembros de la agrupación H.I.J.O.S. “Nos quedamos hasta tarde hablando de historia y de cómo arreglar el mundo”, cuenta Tijoux. En aquella charla, sus amigos mencionaron a una compañera colombiana que había escrito un libro titulado Busco mi nombre, en honor a su padre desaparecido. Esa misma noche, la cantante volvió a casa y plasmó en palabras y música el sentimiento que la atravesaba.
El tema, cargado de emoción y compromiso, tomó un giro aún más significativo cuando Tijoux soñó con la posibilidad de que las Abuelas de Plaza de Mayo estuvieran presentes de alguna manera en la canción. Con esa idea en mente, le escribió a Estela de Carlotto, histórica referente de la organización, preguntándole si le gustaría participar en la introducción del tema. La respuesta no tardó en llegar. Carlotto envió un fragmento de audio que la cantante y su equipo decidieron incluir sin cortes ni ediciones, respetando cada palabra. “Así se dio esta colaboración con ella, de manera natural, desde el reconocimiento mutuo”, explicó Tijoux.
El hip hop como identidad
Para Ana Tijoux, la identidad nunca fue un concepto estático, sino un territorio en constante transformación, inclusive la propia. A pesar de criarse en un entorno donde la historia, la música y la resistencia se entrelazaban de forma natural, esa doble pertenencia le generó, desde pequeña, una sensación de desconexión que encontró en el hip hop un punto de unión. “El hip hop se convirtió en mi país, mi bandera y mi lenguaje“, explica Tijoux, recordando su infancia en Francia, donde conoció el género gracias a las familias inmigrantes que llegaban de África. Su madre, que trabajaba como educadora de calle, la llevaba con ella a los barrios donde jóvenes de origen senegalés, camerunés y marroquí improvisaban rimas y beats. Sin darse cuenta, absorbió ese universo sonoro y lo convirtió en su propio idioma.
El sentido de pertenencia que la música le otorgó en su juventud sigue presente en su obra hasta el día de hoy. Más allá de los escenarios y el estudio, Tijoux indagó aún más en el concepto de identidad a través de la escritura. En Sacar la voz (2023), su primer libro, profundiza en su historia personal y en la construcción de su voz artística de una forma más personal y detallada. “Sentía que las canciones se me quedaban cortas para abordar ciertas temáticas. Este libro me permitió volver a la primera persona, a Ana, y ahí volqué todo lo que sentía, para bien o para mal“, confiesa.
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Desde sus inicios, hace más de 27 años, Tijoux también fue testigo y protagonista de la evolución del rol de la mujer en la música. “Las mujeres han tenido que seguir ciertas normas en la industria. Normas que nunca seguí, ni cuando tenía 18 años ni ahora que tengo 47”, enfatiza. Sin embargo, también admite que, incluso con una postura crítica frente a esta rigidez sistemática, es difícil escapar completamente de sus estructuras. “El algoritmo, la presión de si lo que hacés funciona o no, las métricas, el equilibrio entre ser fiel a tu esencia y, a la vez, hacer algo que te permita vivir de ello… es abrumador”, concluye.
Más allá del desafío artístico, Tijoux también pone el foco en la precariedad que enfrentan hoy los músicos y artistas independientes en un ecosistema cada vez más saturado y regido por normas arbitrarias. “La industria está hipertrofiada; parece que todos son artistas y te hacen creer que, si haces música en tu casa, la vas a romper igual que los demás. Pero la realidad es que quienes realmente llegan son muy pocos, algo cada vez más evidente“, señala. Ana apuesta por la honestidad y el disfrute como brújulas creativas.
En un momento en el que la música contestataria y combativa es más necesaria que nunca, Tijoux regresa a Argentina para su primer show en el Konex con un disco que es, en partes iguales, una celebración y un manifiesto. Sobre su venidera presentación, Tijoux concluye: “Mi plan es bailar, y estamos preparando un show que esté en sintonía con eso. Me atrae mucho la idea de pensar y mover el cuerpo al mismo tiempo: bailar, gozar y disfrutar ese diálogo con las distintas salas y con lo que sucede en ese momento con el público”.
Ana Tijoux se presentará el viernes 21 de febrero a las 20 h en Ciudad Cultural Konex (Sarmiento 3131, CABA). Entradas disponibles a través de la web del lugar, con 20% de descuento para socios de la Comunidad Indie Hoy. Escuchá Vida en plataformas (YouTube, Spotify, Tidal).