Hay que abrirse a la oscuridad. Dejar que los ritmos grises y sombríos, pero de todas formas pulsantes, recorran la cabeza para encontrar una grieta que les permita entrar y regodearse. Balvanera, el dúo de Buenos Aires que se especializa en el darkwave y en particular la EBM (Electronic Body Music), conocen muy bien la importancia del ritmo, y en su segundo disco, Courses of Action, encuentran de nuevo cómo sacar lustre a lo que más se esconde.
Hay una rica complejidad en el sonido de la banda, un elemento que añade un florecimiento para nada aleatorio al caos de su música. El dúo explora el poder de lo robótico en canciones como “Gleams” al mantener una tensión siempre presente hasta volverse tenebrosa. El poder físico de su música también se manifiesta en otros temas como “Disarray”, un lento arrastre electrónico en el que la poca luz que se puede encontrar está en la voz de Agustina, una cantante poderosa en su estable frialdad. Incluso cuando toma una velocidad desenfrenada en canciones como “My Mind Against Me”, logra imprimir un sentido gótico al sonido, no solo con sus palabras sino con su voz que se mueve a su propio ritmo.
La sustancia que los llena, de todas formas, no es solamente esta mezcla de trance y baile: es su propio cuestionamiento acerca de las maneras de llegar a su audiencia. Durante el curso de Courses of Action, publicado en enero de este año a través del sello estadounidense DKA records, el dúo duda y reflexiona sobre la fragilidad del cuerpo. La pista de baile se convierte en un lugar traicionero, en el que la mente y el cuerpo (y su relación entre sí) se encontrarán en conflicto constante. La última canción hace la pregunta: “¿Cuánto resiste el cuerpo?” ¿Hasta cuánto puede sobrevivir lo físico al ser sometido por tantas preguntas y luchas, tanto personales como políticas? Indie Hoy habló con sus integrantes, Agustina y Lucas, para indagar más en su arte.
¿Por qué Balvanera? ¿De dónde viene ese nombre?
Agustina: Es bastante simple. Fue nuestro primer lugar de ensayo, donde empezamos a componer. Teníamos una temática enfocada en Buenos Aires y nos parecía bueno anclar lo que hacíamos en el mapa como un lugar específico. Pensamos en Balvanera como el centro geográfico de la ciudad, un barrio que contiene a la vez muchos barrios con distintas situaciones de vida. Nos parecía un nombre apropiado para enfocar lo que queríamos decir. Incluso por más que no seamos de Balvanera, es un lugar en el que nos sentíamos muy hermanados. No era un barrio cualquiera.
Lucas: También queríamos mostrar las raíces de dónde somos. Nos parecía que el nombre era lo más importante para tener esa conexión, ya que Balvanera tiene una reputación de ser un barrio gótico y eso es algo que nos llama.
¿Pueden hablar sobre el proceso compositivo? ¿Cuál es su estado de mente al hacer una canción?
Agustina: Somos partidarios de lo híbrido al extremo. Nos conocimos en recitales de hardcore punk y screamo, que no tiene nada que ver con lo que hacemos, en teoría. Sin embargo, siento que a veces sacamos mucho a nivel espiritual de esos géneros como, por ejemplo, el post punk.
Lucas: Ninguno de nosotros estudió música de manera formal o académica. Por lo cual, lo que hacemos se relaciona con una actitud de hacer algo que nos gusta y vivir probándolo, y no por tener un libro, por ejemplo, que te diga cómo hacer las cosas.
Agustina: Siento que cada vez que nos acercamos a hacer una canción o un disco, nuestra relación con el sonido es muy intuitiva. No somos de buscar qué sintetizadores usaba tal banda en los ochenta para sonar como ella. Nosotros nos limitamos a escuchar. Cualquier sintetizador que encontremos y que suene bien, es posible que lo usemos.
Su último disco fue influenciado por la artista corporal Liliana Maresca que, según cuentan en su Bandcamp, usaba su cuerpo en acción como expresión central para cuestionar el clima político de fines de los ochenta y principio de los noventa. ¿De qué manera ustedes piensan que, con su música, están añadiendo a esa conversación? ¿Qué dice su música sobre el cuerpo?
Agustina: Sentimos que, al menos en la forma literal, hacemos música para bailar. Sin siquiera pensar en el binomio de mente y cuerpo, que no están escindidos -pensamos que la mente es parte del cuerpo-, lo que hacemos es música que lo afecta. Para nosotros, la conexión con el cuerpo es central en nuestra experiencia. Además, nos movemos en una escena bastante underground y queer, aspectos que hacen que nos alineemos a una visión del cuerpo en términos de resistencia, que representa varias situaciones políticas. Muchas veces, incluso, nos hemos sentido perseguidos al hacer música electrónica, ya que no hay espacios en esta ciudad para que esta escena florezca. Por lo cual, lo que hacemos siempre está atravesado, aunque sin pensarnos como mártires, por esa noción de resistir a lo que trata de apagarnos.
Se nota que hay algo en la escena underground que ustedes quieren preservar…
Agustina: Sí, aunque tampoco necesitamos que nos den el espacio de forma abierta. No tenemos mucho interés en tocar en lugares masivos. Tenemos una especie de cultura de sótano y nos gusta estar en esa línea específica. Hemos estado operando así desde hace cinco años y funciona. Nos sentimos más cómodos tocando en el piso, al nivel de la gente. Gran parte de lo que hacemos tiene que ver con esa cercanía. Creamos nuestras propias fisuras.
Lucas: Creo que también eso se relaciona con la libertad que uno tiene cuando se maneja de forma más under, no en un ámbito como un festival en donde tocan veinte bandas. En el under hay una especie de comunidad. Conozco al que me va a ver, o quien me saca las fotos. Siento que, con los eventos más grandes, se genera una desconexión entre las personas, y lo que hacemos va más allá de eso mismo.
Su música, al tener un carácter físico, requiere un contacto con otros cuerpos. ¿Cómo piensan que eso se traduce al hacer este tipo de música, específicamente cuando no se puede tener esa experiencia física con otros cuerpos?
Agustina: Es difícil tener un disco nuevo y no poder tocarlo, en lo personal y en lo artístico. Sin embargo, sentíamos que no publicarlo hubiese sido algo extraño. Teníamos que seguir dejando por sentado que, para nosotros, esta es nuestra forma de estar en el mundo.
Lucas: Concuerdo con Agus. Es algo difícil, pero hay cosas que solamente la música te genera. Sentíamos que era un momento de seguir para las personas que les gusta lo que hacemos. Disfrutamos haciendo Courses of Action y si hubiésemos esperado demasiado para compartir lo que habíamos hecho habría sido algo que no correspondiera con el tiempo.
En su canción “Medium”, la línea principal es: “La memoria no es un instrumento para explorar el pasado, sino su propio medio”, una cita de Walter Benjamin. Al considerar la noción de la memoria en Argentina, ¿será que piensan a la memoria como un medio político?
Agustina: Es posible. Francamente, no lo pensamos de esa forma tan directa. Siempre tenemos la idea de unir mundos, como el mundo de la música con el mundo de lo gráfico y lo filosófico. Pero algo de eso hay. En Argentina, hay una tradición muy marcada de la relación entre la música y la memoria, que quizás es mucho más explícita de lo que nosotros hacemos, se hace de una forma más popular. Pero podría ser una forma de pensarlo.
¿Se consideran artistas pop?
Agustina: Hm… Yo creo que no.
Lucas: Yo también creo que no, pero no por algo pejorativo. Creo que la música pop se refiere a una especie de consumo que nosotros no creemos que alcancemos, por ser música de nicho. Quienes nos encuentran, creo yo, nos encuentran porque buscan algo muy específico, mientras que la música pop la encontrás sin buscarla, como un producto.
Agustina: Comparto lo que dice Lucas: hoy el pop pasa por un lugar de consumo y es ahí donde nos vemos fuera de eso. Somos influenciados por la música pop, pero nunca vamos a tener el mismo nivel de consumo que una banda como Miranda!. Incluso a nivel compositivo se nos escapa el pop, no construimos las estructuras de nuestras canciones en ese estilo. Tenemos otra forma de pensar la música y, por eso, nos pensamos más como una especie de paisaje sonoro.
Balvanera se presentará el 26 de agosto por streaming en la fiesta Anormal. Escuchá Courses of Action en plataformas de streaming (Bandcamp, Spotify, Apple Music).