En el último tiempo nuevas generaciones de músicos se sirvieron del soporte electrónico para llevar las raíces latinas a ciudades de todo el mundo. Con el desarrollo de sellos como ZZK, Fértil y Sonido Trópico, esa amplia gama de identidades comenzó a atraer públicos de todas partes del mundo, logrando que artistas latinos hagan su camino alrededor del planeta. Ese es el caso de Agustín Rivaldo, el músico y productor de folclore digital detrás del nombre Barrio Lindo, que acaba de sacar su tercer LP, Fulgor, mientras transita el verano europeo y se prepara para desembarcar este septiembre en Japón.
Todas esas millas acumuladas en la carrera musical del bonaerense se deben a la posibilidad de fusionar su musicalidad latina con estilos y géneros de espectro mundial, de poner el origen al servicio del mundo y el mundo al servicio del origen. Por citar algunos casos, así fue que Chancha Vía Circuito musicalizó Breaking Bad y Bad Bunny reventó el Madison Square Garden hace unos meses. Hay algo en nosotros que el mundo quiere recibir, y será tarea de cada uno, con sus herramientas, tiempo y visión, subirse a ese tren.
El sonido de Barrio Lindo absorbe su entorno sonoro, lo mezcla con los actos reflejos de su origen sudaca, y crea un todo coherente a partir de esa amalgama. El efecto remite al título de una selección de poemas del entrerriano Juan L. Ortiz, La danza profunda. Fulgor tiene algo extraño pero al mismo tiempo un machaque que es nuestro. Hay sintetizador, atmósfera y noche, pero también hay algo de murga, como tambores con eco de feria y música desde un auto que pasa lejos. Con este disco el folclore digital se encuentra con un borde y lo pasa con una fuerza a prueba de grietas. “Nosotros somos esto” pareció recordarnos el primer movimiento de folclore digital; “y más,” agrega Barrio Lindo. Para conocer más, conversamos con él mientras movía Fulgor desde París a Berlín.
En este disco adoptaste nuevas texturas que cambian el “envoltorio” de lo que presentás. ¿Qué te llevó a elegir esos sonidos?
El envoltorio vendría a ser las experiencias viviendo en Berlín y viajando a Latinoamérica y Japón durante el proceso de este disco. Tiene varias colaboraciones de artistas sudamericanos; algunos viviendo en Berlín, otros en Argentina y Ecuador. Siento que es un viaje más profundo con ciertos destellos de fulgor en lo oscuro. Trabajé mucho con sintetizadores y no con instrumentos acústicos y se nota que es más fuerte o agresivo para el sonido Barrio Lindo. Pero justamente por ahí va la búsqueda. Hay un cambio en cuanto a escuchar mi propia música en contexto más de club y festival, está marcado por eso, por cómo lo escucha la gente en ese momento y cómo me percibo yo en ese momento.
También se siente más mántrico el álbum, bailable pero profundo. ¿Pensabas que se podía dar de esta manera?
Sí, me parece que se va metiendo en las profundidades, sobre todo porque al planificarlo desde un comienzo en el formato vinilo, se separaban los dos temas en grupos, desde el 1 al 5 y desde el 5 en adelante. Entonces lo cuento como dos episodios, comienza más confuso, con un sonido bastante nuevo y esa colaboración con Weste [“Perfume”] que se inspira en los boleros, un género que me encantó. Luego con la colaboración de Andi Otto en [“Himmel Himmel Blao”], un tema que es más profundo pero le da una entidad muy interesante. En el segundo lado hay un tema con Huaira [“La luz”] que no tiene lenguaje como tal, solo usa la rítmica y la melodía de la palabra. Creo que este disco habla más de la experiencia de ser latino y vivir en un lugar como Berlín, que por más que sea cosmopolita es una capital importante para la música electrónica y me influenció mucho. Imagino a este álbum como bien listo y preparado para que se escuche en un ambiente nocturno, en cualquier casa, en cualquier lugar.
Fulgor se aleja de lo que se conoce como folclore digital. ¿Sentís que vas a profundizar esa dirección?
La escena de folclore digital está llegando a un punto en que los artistas tenemos que buscar otros caminos. Se ha producido muchísimo y hay muchos artistas en ambos lados del océano, pero se ha vuelto un poco repetitivo y por más que siga presente la esencia de la música electrónica me parece bueno usar influencias de la música latinoamericana. En este caso han sido música folclórica moderna, mestiza, del siglo XX. Me parece interesante abrir esos nuevos caminos.